Capitulo veintiseis

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Daniel llegó a altas horas de la noche a Quebroks, sabía que a esa hora no iba a encontrar a nadie así que pidió una recomendación de alguna posada para pasar la noche sin ningún problema, una que le diera la suficiente comodidad para remplazar los días que durmió incómodo y, de los cuales, no logró descansar suficiente. Lo bueno es que a él esos días no le había pasado nada. Realmente no sabía si fue suerte o que. Pero lo disfrutó de una manera única.

Al llegar a la posada "Sol y espada", lo atendieron de la mejor forma posible. Aunque al inicio lo habían mirado feo, por lo sucio que estaba, cuando sacó la bolsa de dinero y colocó las monedas suficientes para dos días con las tres comidas y bebidas, lo comenzaron a tratar como un gran invitado. Él lo sabía, su padre desde pequeño le había enseñado, todo el mundo se mueve por dinero y eso es algo que nadie puede detener.

Le dieron la llave de su habitación, una bastante amplía donde tenía incluso un baño personal, subió las escaleras sin decir ninguna palabra. No mencionó nada sobre los sonidos y el olor que desprendía el pasillo, solo llegó a su cuarto, entró y cerro, y se tiró con todo y ropa a la cama. Su cuerpo no podía pensar en nada, nada más que dormir.

El chico se levantó al día siguiente sin más. Se estiró, se dirigió al baño personal e hizo todo lo que debía. Su cabeza le estaba matando, no había dormido nada, sentía como si un martillo le estuviera pegando, pero no se quejó. Se puso una muda de ropa limpia, lo hacía lucir como un noble por los colores y los bordados de la familia de su maestra. Tomó la espada, bajó las escaleras y pidió un desayuno. Sentía que ese día muchas cosas iban a pasar y algunas que él no podía controlar de ninguna manera. Llevaba ese presentimiento ya dos días seguidos. Lo único que debía hacer era encontrarse al gran capitán Lunael, darle la carta de su maestra y esperar a ver como se iban a solucionar las cosas.

Estuvo toda la mañana rondando por la ciudad, caminando como un fantasma entre las personas. No solo porque sus pasos eran silenciosos, sino su tez de piel era bastante diferente a las personas que caminaban por las calles. Además, su cabello dorado hacia que muchos se voltearan a verlo. Se dice que incluso es Gbares es algo complicado crear dicho color para el cabello, y los que nacían con ese color natural eran bastantes escasos, pero bastantes lindos. Y Daniel, efectivamente, era uno de ellos.

Caminando por la ciudad, el olor de pan caliente le golpeó en todo el rostro. El aroma era lo suficiente bueno para hacer que su boca se hiciera agua. Se sentía que estaban recién salidos del horno. Su estómago gruñó y maldijo por lo bajo, entró a la tienda sin más.

—Muy buenas, ¿en que lo podemos ayudar? —Una chica le preguntó a Daniel sin ningún tipo de acento. A él le asombró eso, pero no dijo nada.

—Dame un pan del mejor que tengas, junto con un jugo. Te dejo la elección a ti.

—Sí señor, no hay ningún problema. —La chica sonrió—. Siéntese y en un momento se lo entrego.

El portador hizo caso. Se sentó en una silla de madera que había en una mesa vacía. Se quedó mirando como las personas entraban y salían con bolsas de panes. Se sorprendió, no recordaba que hubiera una panadería tan buena en la ciudad. Aunque habían pasado muchos años... Realmente no estaba seguro de eso.

A los minutos la chica se acercó con una canasta de paja, era rectangular y bastante pequeña –para dos panes–, con un pan, ovalado con varios círculos, junto un vaso con jugo. El chico agarró el pan y sintió que había algo dentro. Lo abrió con las dos manos y se sorprendió. El pan crujió, el humo salió, y un líquido negro salió del pan. El olor, ese delicioso y dulce aroma, inundó su sentido del olfato, sabía que era, pero realmente no daba para creer lo que iba a comer. Mordió uno de los pedazos, y el sabor llenó su lengua. El chocolate, con aquella masa cálida y crujiente, hicieron que comenzara a devorar el pan. Fue tanto, que no notó cuando terminó de comer ambos pedazos del pan. En ese momento sonrió. El sabor le era algo nuevo, pero al tiempo familiar.

El dragón de la luz | TERMINADA |Where stories live. Discover now