Capitulo diecisiete

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El día había sido largo y tedioso. Primero tuvo que cerrar un contrato con la panadería donde venden el extraño pan de chocolate y el té frío. Para él, Shiom, seguía siendo una comida única y muy difícil de recrear por el precio del chocolate. Después de haber vendido su receta, se había dirigido a la posada a trabajar un rato y fue cuando se enteró que el dragón de la oscuridad había despertado, es decir, usó el poder de la bendición de la oscuridad. A los momentos, un Mharfoz murió justo en la puerta de la posada en manos de Blake y ahora, que era de noche, se encontraba en su cama mirando el techo sin hacer nada.

Ellos podían usar con facilidad el control de sus "obsequios", pero él no. Sabía de primera mano qué si intentaba usar algo tan básico como lo que había dicho antes, posiblemente moriría o el dragón se comería su alma. No entendía por qué ellos sí y él no. ¿Cuál era la razón de fondo? ¿Había algún motivo en especial el cual el dragón de la luz no podía usar sus habilidades? A Shiom realmente no le interesaba usar el poder del dragón, pero... ¿Qué tal si algo realmente sucedía? Se levantó de la cama, la noche era calurosa, como lo eran todas del mes Kerter, así que tenía la ventana abierta y estaba sin camisa, sudando.

Se levantó y agarró el bolso que aquella señora de Kertez. Sacó una hoja y una pluma, luego un libro. Encendió la linterna y se sentó a anotar todo lo que sabía sobre el dragón de la luz; y en realidad era mucho. Ya llevaba cinco o seis años con la compañía de ese ser en su cabeza, puede que más o puede que menos... Soltó el instrumento y se llevó las manos a la cara, ¿por qué no podía recordar eso? ¿Por qué se le había olvidado algo tan simple como cuando obtuvo la maldición del dragón?

No, eso no era lo importante. Lo importante era saber lo otro. Debía comenzar a anotar todo lo posible sobre el dragón en aquel libro que había comprado en el mercado. Debía... debía hacerlo por su bien. ¿Habrá cosas que estarán escondidas allí a su simple vista y él las olvidó? Se levantó de la silla y comenzó a caminar por la habitación. ¿Por qué le entró esa duda justo en este momento?

Se sentó, agarró la pluma, y comenzó a escribir con algo de furia antes de que se le olvidaran las cosas. Su letra era un desastre, su madre le enseñó cada letra del abecedario, pero eso nunca había impedido a que su caligrafía fuera un desastre completo. A veces le costaba trabajo leerse así mismo. No se detuvo hasta que llenó la primera página.

Soltó aquel objeto y comenzó a leer lo que había escrito. No estaba seguro si aquello era algo que él sabía, o era la influencia de los pensamientos de las personas sobre sí mismo. Dudo, pero era cierto. Debía enfrentar el miedo de su conocimiento, era ahora o nunca.

—El dragón de la luz en algún momento fue un humano. Un ser que vivía en lo que ahora es Gbares. Trabajaba para los reyes de esa tierra: Furlith y Korus. Sirvió para ellos desde su nacimiento. Cuando llegó a la edad de los quince, entendió por qué el pueblo quería sacar a ambos gobernantes de su puesto: Llevaban siglos. Eran inmortales gracias a la gran diosa Skapeyen. —El chico paró de leer en voz alta. Esos dos nombres le sonaban de algo, además de todos los sueños que había tenido, pero no sabía de dónde.

Pero... Eso es todo lo que sabe. Juraba ante los tres dioses que él sabía mucho más. ¿Por qué no daba para escribir más cosas? ¡Le faltaba cómo...! Espera, ¿cómo qué? Era algo importante, él lo sabía, pero todo desapareció de su mente. Intento tratar de escribir más, pero no dio. Todo lo que sabía sobre el dragón de la luz desapareció de su memoria sin dejar algún rastro.

Se colocó una camisa holgada blanca, agarró la espada y salió del cuarto luego de haber apagado la lámpara. Sacó el reloj de su bolsillo, aún faltaban dos horas para que la taberna se cerrara —en venta de bebidas y comida—. Bajó las escaleras a paso suave. Los preparativos para la semana del ojo ya habían comenzado. Shiom no tenía ni la menor idea de que era esa celebración, dado que sus padres nunca se animaron a hacerla en la posada. Entendía lo básico: Tomar alcohol hasta emborracharse. Pero, no comprendía a que se referían con llamarla "del ojo".

El dragón de la luz | TERMINADA |Where stories live. Discover now