Capítulo diesciseis

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Lunael se sentó en el suelo y colocó su espalda en el lizo tronco de aquel árbol. Era uno de los arboles más extraños de todo el continente, solo quedaban cinco de ellos. Los retoños habían sido quemados. Otros habían sido talados y le habían sacado hasta las raíces. Se creía que esos árboles eran sinónimo de seres mágicos. Los mismos que se alimentaban de los humanos.

Suspiró y sonrió. Su mente se encontraba bastante ocupada. El sol estaba en el cielo, hace poco había vuelto de donde Blake por el cadáver de aquel ser que había llegado a la ciudad a causar problemas. Debía entender todavía lo que le había dicho el dragón de la luz. Había pasado una semana, pero seguían sin haber noticias sobre los dos pilares. Cada uno de los colgantes tenía la localización de donde se encontraban, pero estos se habían roto. ¿Estaban vivos? ¿Muertos? ¿Cómo era posible que un ser parecido a él había secuestrado a los dos pilares más fuertes?

Cerró los ojos durante unos segundos, su mente divagaba en demasiadas cosas. Se levantó, caminó hasta uno de los muñecos algo desgastados. Era de la misma altura que él. Lunael agarró la espada del suelo, levantándola con su pie, para luego lanzar un rápido corte hacia el pecho. Fue entonces cuando el muñeco movió su brazo para frenar la espada. Fuerza del alma, Hus kha, magia antigua que solo los protectores originales podían usar, junto a algunos seres mágicos. El entrenamiento de la orden siempre había tenido estos muñecos autómatas que se defendían cada que alguien los atacaba, el material de su espada de madera cambiaba dependiendo contra que espada luchaba.

Lunael lo supo, cientos de ojos sobre su espalda. Muchos de los chicos nuevos estaban viendo como aquel pilar danzaba con el sol de mediodía. El muñeco de madera cada que luchaba contra alguien de alto nivel cambia de forma y hace sonidos totalmente diferentes. Se habían contado historias que los cuatro pilares de la orden habían hecho que los muñecos caminaran e hicieran movimientos que solo los humanos hacen. El muñeco se movía y respondía ante aquellos movimientos del capitán. Knox danzaba con la espada y golpeaba en sitios donde al muñeco le costaba responder. Sabía que movimientos debía hacer, pero su mente se encontraba casi que en otro lado. Parecía que su cuerpo se encontrara en modo automático.

Paz, menos muertes, seres mágicos. Eso era lo que su mente buscaba. Su anhelo, su meta de vida era esa. Ellos cuatro habían descubierto cosas que van en contra de toda la historia del reino de Txard. Suspiró, movió su espada y la chocó con la del muñeco, hizo un movimiento en forma circular, movimiento rápido de muñeca, e hizo que la espada del muñeco de prueba saliera disparada. Este último alzó las manos. Caminó, agarró la espada y se congeló nuevamente en su punto inicial. En ese instante fue cuando Lunael notó la cantidad de personas que estaba a su alrededor. Sabía que había varios allí, pero los chicos que habían regresado de su primera misión, que todos regresaron vivos de alguna forma, comenzaron a aplaudir al ver como el pilar venció a un muñeco de entrenamiento.

Ese acto, inconsciente, hizo que muchos chicos se sintieran animados y agarraron espadas y se pusieron a practicar entre ellos o contra esos objetos. Muchos se le acercaron a preguntarle que tanto debían practicar para llegar a ser la mitad de buenos, otros simplemente a pedir consejos. Allí estuvo hasta que no dio más y se fue a darse un baño. Estaba sudado y sentía que el olor a sangre se hacía más fuerte.

Mientras caminaba la duda comenzó a crecerle, ¿será que la segunda facción los traicionó? Había recibido un mensaje hace poco de Dutla de cómo había tenido que someter al dragón de la oscuridad por culpa de este mismo. No podía creerlo, las llaves estaban cerca de él. Solo necesitaba al elegido, necesitaba al portador de la Reina del olvido para cumplir su sueño de paz entre demonios, humanos y Mharfoz... Al fin y al cabo, él era eso, un hijo de ellos. Un mestizo entre humanos y aquellos demonios.

El dragón de la luz | TERMINADA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora