Capítulo 16

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Durante los dos siguientes días, lo único que hice fue quedarme acostada escuchando música, sin ganas de nada. ¿Cómo había logrado convencer a mis padres de no ir a la escuela? Pues mentí diciendo que no había clases por fumigación. Probablemente en algún momento descubrirían que en realidad nunca hubo que fumigar, y ahí tendría problemas. Pero, ¿Qué más daba? No había exámenes, y no tenía ningún motivo para ir. Kate me odiaba, y Mark debía desaparecer de mi vida.

El otro motivo por el que había decidido encerrarme en mi habitación, era que de esa manera, podía apartarme de EstúpidoAcosador.  Sabía que no iba a poder estar para siempre encerrada, pero necesitaba este tiempo.

Poder pensar, lejos de todos, lejos de los problemas. Tenía que buscar la manera de conseguir respuestas, de tener aunque sea alguna pista de quien era esta persona, como detenerla, y como hacer que esto se detuviera. Porque yo no podía seguir con mi vida así, no podía tener miedo de hablar con las personas porque si no saldrían lastimadas. Solo que no se me ocurría nada más que las cámaras de seguridad. Y considerando que cada vez que hablaba con alguien corría peligro, nada me garantizaba que al hablar con Genaro no le pasara algo a él también.

Así que aquí estaba, encerrada, con las cortinas cerradas para que nadie pudiera verme, las puertas aseguradas con llave. De esta manera, EstúpidoAcosador no podía llegar a mí. Y estaba funcionando. Desde que había llegado del hospital, y estrellado mi celular (al que por cierto extrañaba mucho) contra la pared  hace dos días, EstúpidoAcosador no había dado señales de vida. Era un alivio, realmente lo era. Aunque estaba deprimida, sentía calma. Porque según Xavier, Mark ya estaba bien. E iba a seguir bien. EstúpidoAcosador nunca volvería a hacerle daño. Mientras yo no me acercara a Mark, él iba a  estar bien.

Pero lo extrañaba, extrañaba a mi mejor amigo. Y a Kate, también la extrañaba, a pesar de que últimamente estuviera siendo una perra. Extrañaba pasar las tardes en el parque con ellos. Los consejos de moda de Kate, los abrazos y chistes de Mark. Los extrañaba demasiado.

Por eso, mañana, viernes, iba a volver a la escuela. Era el último día de clases antes de las vacaciones de invierno. Solo quería ver a Mark bien desde la distancia. Aunque no pudiera hablarle, verlo era suficiente. Y también iba porque mañana eran las audiciones para la obra de teatro. Si bien me inquietaba que el tema de la obra se pareciera tanto a lo que ocurría en mi vida, el teatro era mi debilidad.

Cuando actuaba no era yo. Era el personaje que me tocaba. Y me olvidaba de todos mis problemas. Por eso quería actuar en esta obra. Aunque solo actuara de árbol sería suficiente para mí.

La tarde del jueves se pasó volando. Cuando mis padres llegaron, subieron hasta mi habitación para preguntarme, por milésima vez, si estaba bien. Yo contestaba con un leve asentimiento de cabeza. También me suplicaron que por favor bajara a cenar, a lo que yo me negué.  Por lo general, cuando me deprimía, no comía. No tenía apetito, y la sola idea de comer me repugnaba. Aun así, lo que adelgazaba cuando estaba deprimida, lo aumentaba cuando mi humor mejoraba, ya que comenzaba a comer todo lo que estaba a mi alcance.

Pero ahora... yo no creía que mi humor fuera a mejorar en un futuro muy cercano. No iba a estar bien hasta que se solucionara todo, y no parecía como si eso fuera a pasar pronto.

Al menos adelgazaras tu enorme potus.

A la mañana siguiente tuve ganas de estrellar el despertador contra la pared cuando comenzó a sonar, pero me contuve. Mis padres ya se habían enojado demasiado cuando les dije que mi celular "accidentalmente" había caído al suelo, si rompía algo mas iban a sospechar.

Hablando de mis padres, ellos se alegraron al verme bajar vestida para ir a la escuela.

—Veo que has decidido levantarte, pequeña perezosa. — Murmuró mi padre.

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