Capítulo 27

35K 2K 664
                                    

Miré al bóxer que tenía en mis manos, y luego al chico que estaba frente a mí. Era alto, demasiado. Debía medir al menos dos metros, y aunque su cuerpo era el de un hombre, se notaba en su rostro de rasgos suaves, y en sus ojos aniñados que no debía tener más años que yo. Era como si hubieran cortado partes de una revista y con ello formado su aspecto, pues su pelo, color castaño oscuro, largo y enrulado, tampoco encajaba con el rostro, ni el cuerpo.

Le observé fijamente antes de darme cuenta de la situación: Estaba agarrando su ropa interior.

Rápidamente la solté y bajé la mirada hacia el suelo.

—¿Y bien? ¿Me dirás que haces en mi habitación? —. Preguntó, haciendo énfasis en "mi".

—Yo...—Pensé en una excusa para decir. Quería que me tragara la tierra, o salir corriendo sin mirar hacia atrás, pero sabía que ninguna de las opciones era posible. — Buscaba....— Ahora era el momento en el que alguien tenía que abrir la puerta e interrumpir la conversación, así yo podría irme a casa, y encerrarme por el próximo siglo, pues esto era una vergüenza.

Él se recostó contra la pared y se cruzó de brazos.

—Espero una respuesta. —Insistió. — Y recoge ese bóxer, mi madre se enoja cuando desordeno. — Abrí la boca en estado de shock.

—¿Quién eres tú para darme ordenes? — Nunca en mi vida le había visto, pero ya comenzaba  a irritarme.

—¿Quién eres tú para tirar mi ropa interior al suelo? — Replicó y sonrió con arrogancia. — Vamos, levántala.

—Ni pienses que haré eso.

—De hecho, eso es precisamente lo que estabas haciendo hace aproximadamente cinco segundos.

Bien, tenía un punto.

—No. — Contesté. — Yo...— Me interrumpí, pues sabía que tenía razón.

—Recógelo. — Repitió. — O al menos contesta mi pregunta, antes de que salga corriendo a pedir ayuda porque una loca está en mi casa oliendo lo que uso en mis partes intimas.—  ¿Oliendo? Era una exageración. De todas formas, no pude evitar ruborizarme.

Debía pensar en algo que no me hiciera parecer una loca psicópata. Luego de respirar hondo junte valor y respondí.

—Primero y principal: No recogeré esa cosa asquerosa porque no soy tu sirvienta. Segundo: Estoy aquí porque...

—Ni se te ocurra mentir. — Agregó.

—Porque mi madre me pidió que averiguara tu talle de ropa interior. — Continué, ignorando su comentario.

Era la excusa más  pobre que había dado en mi vida, pero pareció descolocarlo por unos segundos.

—Tu... ¿madre? —Se irguió derecho. — ¿Quien es ella y por que querría saber eso?

—Pues es que... Pasarán la Navidad con mi familia. — Ya estaba, había metido la pata.

—¿Por qué querríamos pasar las navidades con ustedes? — Parecía confundido. Se acercó a mí. —Tú me asustas, tienes cara de psicópata.

¿Acaso acababa de escuchar bien? ¿Psicópata? Este chico comenzaba a sacarme de mis casillas.

Sonrió al ver como mis puños se apretaban.

—    ¿Perdón?

Se acercó aun más a mí y luego cruzó sus brazos.

—Sí, perdón es lo que deberías pedirme por entrar a mi habitación sin permiso. Nadie entra aquí sin que yo lo autorice.

STALKER LOVEWhere stories live. Discover now