Error in the Maze | Newt | Ac. Lentas

Capítulo I

    Al cruzar la puerta endeble, la luz solar la sosegó por unos instantes. Su vista se acostumbró de inmediato y miró a su alrededor. Zonas verdes y grandes murallas tétricas, es lo único que pudo distinguir. Observó a Newt que se encontraba con la postura relajada y los brazos cruzados, después volvió a fijar la vista hacia las murallas. Tenía ganas de preguntar, pero con tan solo ver el gesto serio de su compañero prefirió guardarse las dudas hasta el final.

Newt le hizo una señal para continuar con el recorrido. Con la cabeza gacha, caminó junto a él. Podía sentir las miradas de sus futuros compañeros. Los murmullos se transformaron en palabras silenciosas que parecían más sonidos guturales que frases concretas.

Recorrieron los jardines donde se cultivaban la comida. Newt le había repetido que el huerto ya se encontraba cuando ellos llegaron, al igual que la pequeña cabaña en la que se encontraba hace unas horas antes. Se dieron la vuelta y volvió a ver las murallas que finalizaban en una esquina y seguía en otra dirección: estaban encerrados.

—Por tu ceño fruncido puedo concluir de que tienes dudas. —Ella asintió—. Créeme que yo también las tengo, al igual que todos.

Había sido un golpe bajo para ella. Él tampoco sabía por qué estaban encerrados. Es obvio, llegaron junto contigo hace una semana, no tendrán la respuesta de inmediato, pensó. Cruzaron al otro lado del sector deteniéndose frente a una especie de entrada hacia un lugar carente de alegría y buenas energías. Por ahora era la única parte donde la muralla generaba un corte dejando ver más allá. Un extenso pasillo cubierto de enredaderas que al final —gracias a la luz del día—, pudo distinguir una continuación por los lados. Ella se acercó, pero no se atrevió a cruzarlo. Una mano se posó en su hombro y ella giró la cabeza.

—No querrás entrar ahí, no ahora.

—¿Haz leído mi mente? —él levantó ambas manos junto a una sonrisa traviesa. Lanzó un suspiro y negó con la cabeza—. No tengo ganas de entrar, no por ahora. Aún así, ¿por qué crees que no querré entrar ahí?

—Lo sabrás esta noche. Es algo que nosotros aún no podemos entender.

Ella giró la cabeza nuevamente para echarle el último vistazo.

El resto del día fue recorrer lo que quedaba de los rincones hasta que finalmente el sol comenzó a descender.

El corro se presentó en el centro del sector para dar la bienvenida a la cena. Ella había logrado conocer algunos de sus compañeros que, lamentablemente, sus nombres se fueron desvaneciendo en su mente, sólo podía distinguirlos por sus facciones. Otros no alcanzó a conocerlos, por lo cual, estar rodeada de gente que aún faltaba por presentarse la hacía sentir nerviosa, incómoda y con miedo de retener más información de lo que retuvo en todo el día, ya que podría afectarla generándole un mareo en ella.

Un chico con ojos rasgados, y un poco fornido se acercó a ella que se encontraba junto a Alby y Newt, las únicas personas la cual recordaba su nombre.

—Así que esta es la famosa chica que descansó toda una semana —dijo el niño de no más de quince años, con una sonrisa ladeada—. Todos los días escuchaba rumores de que no ibas a despertar, pero eso eran, rumores.

—Los rumores corren en boca de tontos —contestó ella con una pequeña sonrisa para dejar en claro que su intención no era ofender.

—Buena esa. Soy Minho.—Extendió su mano. Ella aceptó el gesto correspondiéndole el apretón—.¿Tu nombre es...?—Ella negó con la cabeza y bajó la mirada—. Ah, aún no lo recuerdas —dijo en voz baja—. No te preocupes, luego lo harás, y nosotros estaremos aquí para felicitarte por haber recordado algo de tu pasado.