Capítulo XXXVII

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¡Hola! Lamento no publicar la semana pasada. Hace poco salí de vacaciones y ando un poco perdida con los días. Iba a subir dentro de la semana, incluso pensaba en subir el capítulo en el día de Navidad, pero he tenido los días tan ocupados que no pude escribir.

Aprovecho de decirles Feliz navidad, espero que lo hayan pasado increíble junto a su familia <3. Y también agradezco sus comentarios en la historia, no he podido responderlos y lo haré pronto. También agradezco a la gente que preguntan como se encuentran mis manos, y debo decirles que no he podido recuperarme, ya llevo cuatro semanas, y no he podido hacerme los exámenes.

Ahora sí, les dejo el capítulo, y para calmar las pasiones, les aviso que queda menos para el momento esperado por todos ustedes... mucho menos :).

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—Newt, ¿qué está pasando? —susurró Indira sin quitar la vista del cielo grisáceo.

—Pasa que mi plan nuevamente fracasó, pequeña —dijo con pesar.

—Eso no, idiota —soltó con una risa incómoda—. Que el cielo esté gris no significa que tu plan haya fracasado, aún nos podemos encontrar en la noche. Me refiero si sabes lo que sucede con el cielo.

—Ah, en ese caso, pequeña... —guardó silencio—. No, no tengo idea que está pasando. Es como si estuviese roto.

Fijó su mirada en Indira quien observaba a Thomas, que recién se incorporaba al grupo con el resto.

—Newt, vamos —escucharon la voz grave de Alby—. Hay que ver que sucede, e intentar de encontrar alguna solución.

—¿Esta noche? —susurró Newt a Indira. Ella asintió.

—¡Newt! —gritó Alby.

—¡Ya voy! —volvió a dirigirse a Indira—: Este idiota no me dejará tranquilo en todo el día —bufó—. Nos vemos, pequeñita —finalizó con un guiño.

Indira miró por última vez el cielo grisáceo que los cubría, bajando la mirada hasta encontrarse con Thomas y Minho adentrándose al laberinto. Y si... No, no debo ponerme paranoica como Alby, pensó.

Ingresó a la cocina y comenzó a desmontar las sillas que se encontraban sobre las mesas. Se dirigió al mesón y empezó a sacar los platos para servir los alimentos para el desayuno. Según el reloj, marcaba la hora de finalización del desayuno, pero con el caos que se formó a primera hora de la mañana, nadie ha ingresado a sus trabajos. La puerta se abrió, y con un paso pesado distinguió a Frypan quien tenía la mirada gacha, ambas manos se encontraban dentro de los bolsillos de su pantalón holgado, y su rostro brillaba con algunas gotas de transpiración.

—Fry... ¿Todo bien? —preguntó con suavidad.

—No —soltó de inmediato—. Ay, Indi... —suspiró con pesar—, ninguno de estos larchos quiso trabajar hoy en la cocina. Nos toca trabajo doble.

—¿Es eso, u otra cosa? —volvió a preguntar poco convencida.

—A ti no se te puede mentir, chica —rió—. Siento que está llegando nuestra hora.

Tomó una silla y se sentó desparramándose en ella. Cruzó sus brazos sobre su torso, y no retiró la mirada del suelo de madera. Yo igual, Frypan, pensó. Yo también pienso que todo esto está llegando a su fin... Desde que llegó Thomas... Desde que llegó Teresa. Indira pasó su mano en du cabello, luego refregó su mano por su rostro lanzando un suspiro. Agarró una silla y la colocó frente a la de Frypan. Se sentó en ella, apoyó ambos codos sobre sus piernas y entrelazó sus manos.

Error in the Maze | Newt | Ac. LentasWhere stories live. Discover now