Capítulo LI

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—¡Les voy a romper la cara! —exclama Minho luego de escupir al suelo.

La voz del corredor retumba dentro de esas cuatro paredes. Algunas interrogantes aparecieron en las bocas de los habitantes, incluso Newt comentó que los Penitentes volverían a activarse para venir a buscarlos, lo cuál no fue una idea absurda y muchos estaban de acuerdo.

Indira no suelta su mano del brazo de Newt, mantiene su vista enfocada en los ventanales dónde esas personas vestidas con batas están analizando y anotando algunas cosas. ¿Será alguna especie de prueba? ¿Nos están evaluando? ¿Nos harán algo?, son algunas de las preguntas que abundan en la mente de ella. El palpitar de su corazón se acelera sintiendo una incomodidad subir por su pecho para enfocarse en el nudo de su garganta. Está frente a las personas que hicieron su estadía en el área fuese un martirio. Aquellos desmayos, dolores de cabezas, los controles mentales provenientes quizás de esas máquinas, fueron provocados por ellos e Indira está cara a cara.

La exasperación abunda en el interior de su cuerpo, quiere hacer algo contra ellos, pero su mente la mantiene al margen, la controla, le recomienda a su cuerpo que no debe cometer una locura al tomar una decisión que puede perjudicarla, de alejarla del grupo, de distanciarla para siempre de Jung, Chuck y sobretodo de Newt.

Un silbido flemático y a su vez enérgico, se presenta en la habitación haciéndose escuchar por cada rincón del lugar. Como acto reflejo, varios habitantes cubren sus oídos con sus manos frunciendo el ceño ante aquel molestoso sonido.

—¿Y ahora qué? —pregunta el pequeño Chuck preocupado sujetando la blusa de Indira.

Ante esa pregunta que muchos se cuestionaban en su cabeza, giran su rostro de manera automática en dirección de Thomas en búsqueda de una respuesta. Él se hunde en sus hombros al no saber que es lo que viene, al parecer, esta parte crucial no está en sus recuerdos. El resto comienza a buscar con su mirada el origen del ruido agudo, pero nada ha cambiado. Un leve sonido se presenta cerca de unos habitantes llamando la atención generando un efecto cadena hasta que todos fijaron sus ojos en una de las puertas que dan inicio a una apertura.

El sonido llega a su fin dando inicio a un silencio sepulcral. Varios tragaron hondo generando que aquel sonido se replicara un par de veces en la habitación. Dos personas cruzan la puerta.

La primera es una mujer adulta vestida con pantalones negros y una camisa blanca con botones en el cuello junto con un logo bordado en el pecho con la palabra CRUEL escrita con letras mayúsculas y de un color azul. Su pelo café cae hasta los hombros, su cara es delgada con ojos oscuros. Se acerca al grupo con un gesto inexpresivo observando a los habitantes uno por uno, de un lado a otro. A su lado, se encuentra lo que parece ser un chico, vestido con una sudadera grande, con una capucha tapándole la cara, este no decía nada.

—Bienvenidos. Más de dos años y tan pocos muertos —comenta la mujer manteniendo su expresión.

Aquella frase fue como un balde de agua fría para Indira quien no pudo controlar su expresión de desconcierto. ¿Pocos muertos? ¿Eso había dicho? ¿Cuántos sobrevivientes esperaban? ¿Dos? ¿Tres? ¿Cinco? Habían perdido más de la mitad de los habitantes. Primero uno por uno cuando mandaron a los Penitentes a cazarlos a mitad de la noche, otros que perdieron su vida antes de la llegada de Thomas, y ahora... la mitad de grupo se había reducido en menos de media hora desde que salieron del área, para ella no es poco, para todos... eso es bastante.

—¿Perdón? —exclama Newt con el ceño fruncido.

—Todo salió de acuerdo con lo planeado, señor Newton. Aunque suponíamos que algunos más se rendirían en el camino... ¿O me equivoco, Indira? —cuestiona la mujer fijando su mirada en la chica que era cubierta por un brazo de Newt—. Debo admitir que tu resistencia sigue siendo sorprendente e intacta. Incluso, creo que se ha incrementado, ¿o no?

Error in the Maze | Newt | Ac. LentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora