Llega al final.

1.3K 100 93
                                    

Ni mil palabras o mil imágenes que pueda yo hablar o dibujar, se comparan a esta tristeza que guardo en mi interior. Es que no sé ni cómo describirlo... quizá es como un vacío que sientes que jamás se llenará.

-No morirás, Athan-Me recuesto en su pecho llorando intensamente-. Iremos a un hospital y te ayudarán.

-¿Y cómo les explicaras que el simple corte de una espada me está quemando por dentro?

-No puedo dejarte ir-Le digo.

-Sí, sí puedes-Se queja e intento presionar con un trozo de su chaqueta la herida para detener el flujo de sangre. Se queja de nuevo para tomar algo de su bolsillo para poner en mi mano.

Miro las pastillas que ya había visto antes.

-No me obligues a hacer esto, por favor-Me niego a tomarlas.

-Prometeme que lo harás-Lloro y niego con la cabeza. Con poca fuerza toma mis manos cerradas entre las suyas. Ahogo un grito-. Prometelo.

-No encuentro razón suficiente para olvidarme de ti, Athan.

-Si tuviera fuerzas te diría miles-Se queja de nuevo.

-Athan, no-Digo en un hilo de voz, al ver que su respiración y latidos se vuelven irregulares y su piel se vuelve aún más pálida mientras se torna helada, siento que pierdo fuerzas-Por favor.

-Siempre nos vamos a tener el uno al otro-Su mano intenta posarse en mi mejilla, pero no puede hacerlo.

Pensé que aunque estas pastillas lograrían borrarlo de mi mente jamás lograrían borrarlo de mi corazón.

Y entendí que tal vez es lo mejor para que pueda continuar con mi vida ignorando el agujero consumiendo cada parte de mi ser.

Aunque ¿a quién quiero mentir? Lo único que quiero olvidar de esta experiencia es ver cómo la luz de la vida de Athan se está apagando cada segundo.

-No, no, no-Sollozo apretando su mano con fuerza, intentando de una manera cósmica transmitirle mi aliento, mi fuerza vital y energía para que pueda seguir viviendo.

Sus ojos están cerrados, y su cuerpo inerte en la grama húmeda. Aún puedo sentir sus palpitaciones en un eco lejano, pero intento recordar la frecuencia de cada uno de ellos, para tatuarlo en mi mente el tiempo que lo necesite.

-Athan-Mis lágrimas caen en su rostro sudoroso y comienzo a acariciar su cabello.

¿De qué sirve la inmortalidad si de igual manera estoy viéndolo morir?

Sus latidos están siendo desacelerados y siento como mi corazón se aprieta con fuerzas ante el dolor. Casi odio que mi corazón palpite así mientras el suyo está apagado.

-Te quiero-Sostengo su rostro y le hablo. Aunque estoy segura de que ya no hay manera en que pueda oirme-. Te quiero-Me recuesto en su pecho y sigo contando sus latidos.

Uno, dos.

Uno, dos, tres.

Uno, dos.

Uno, dos aún más lento.

Uno, dos.

Hasta que sentía que ya cada signo de sus recuerdos y el amor que creyó no haber sentido por mí murió cuando su corazón se silenció.

Inframundo Where stories live. Discover now