No confíes en nadie

1.2K 122 44
                                    

Día 29.

-Dios mío, pero que aburrido-Arroja la almohada a mi rostro y lo miro mal. Detestaba cuando se comportaba como un niño pequeño.

Últimamente lo estaba haciendo muy seguido.

-Deja de hablar-Le pido mientras continúo limando mis uñas.

-¿Podemos hacer algo?

-No soy un juguete para tu entretenimiento-Le digo y jalo los vellos de su pierna. Se queja-. Anda a ver si le fastidias la vida a otro.

-Es más divertido fastidiartela a ti-Confiesa y hay un deje de lamentarse en esa frase.

No era como si quisiera victimizarlo, pero era la persona más solitaria que conozco.

Recuerdo que Adonis comentó que no había nadie como él. Además con ese prólogo de su trato a las mujeres sin duda su vida social debía ser un fracaso.

-No lo sé.

-Oh, vamos-Se sienta y me toma de la barbilla para mirarlo directo a sus ojos oscuros-Juguemos algo.

Me rindo ante sus quejidos y le presto atención, resignada junto a un mohín-¿A qué quieres jugar?

Mira al vacío, pensando-No sé de juegos, pero podríamos besarnos y ya-Alza sus cejas como si fuera la mejor idea que alguna vez haya tenido.

Cuando se acerca aplasto mi palma contra sus labios estirados para alejarlo.

-Eso es lo peor que he oído.

Levanta su manos en son de paz-Entonces di algo tú, genia.

Ruedo los ojos y comienzo a pensar en algo que lo entretenga y al mismo tiempo no implique mucho esfuerzo de mi parte, seguía sin sentirme del todo animada.

-Bueno puedes irte y ver si el gallo puso.

-¿Qué?-Reflexiona y me ve molesto, sonrío-Eres una mala persona.

-Pues soy la única que te aguanta-No quería decir eso, lo supe en cuanto salió de mi boca. él me mira sorprendido y busco maneras de evadir lo que acabo de decir-Podemos jugar yo nunca, nunca-Digo y sonrío otra vez, esta vez más forzada.

Se quita la tensión y baja los hombros-¿Qué es eso?-Tiene que mover su cabeza para sacar quién sabe qué pensamientos volando en su mente.

-Tienes que decir algo que nunca has hecho y sí yo lo hice, pues...-Siempre había jugado esto con shots así que no sé que hacer en el modo sobrio.

-Me das un beso-Completa.

-Ok-Accedo-. Y lo mismo conmigo, solo que si lo hiciste deberás...-Lo pienso unos segundos-conseguirme un chocolate-Lo que quería decir era que cada vez que él hubiera hecho algo fuera un minuto viendo afuera con su espejo mítico, pero él se negaría rotundamente y eso provocaría un momento incomodo del que no podría escapar.

Prefería la ignorante paz que la dolorosa indiferencia.

-Terminaremos jugando lo que yo propuse porque no he hecho nada comparado con lo que tú has hecho-Le hago mofa haciéndolo reír.

-Cualquiera que te oyera creería que soy una loca que andaba en la calle todo el tiempo.

-¿No lo eras, fiera?-Resalta el apodo y le abofeteo el brazo-Ya, empieza.

Dolorosamente sabía que tenía razón en cuanto a que había pocas cosas que yo hice y él no, era un juego injusto si recordabas que creció literalmente bajo tierra y yo era una italiana viviendo en un país liberal.

Inframundo Where stories live. Discover now