-¿Qué has dicho? - Su voz se ha vuelto oscura de nuevo. Doy un paso inconsciente hacia atrás. Mi boca se reseca y las palabras no quieren salir. Parece que él se da cuenta sacando otro cigarro. Me mira mientras lo enciende. Abro la boca por un segundo pero la vuelvo a cerrar sin responder - Estoy esperando... Y tengo poca paciencia - El humo sale de su boca al hablar.
-He dicho que...
-Hola jovencita - Me giro para ver bajar a mi vecino. Doy gracias a que ha aparecido. Le sonrío y él responde a mi gesto. Toca mi hombro mientras baja - Hola joven.
Dave asiente sin mirarle mientras tira las cenizas del cigarro al suelo. Edmund se aleja poco a poco soportando su peso en un bastón.
-Ni se te ocurra volver a decir algo así de mi, ¿Entendido? No sabes con quien hablas - Lo miro y elevo una ceja. Tarareo con mis dedos la barandilla.
-Quiero saber donde está mi hermano.
-Está trabajando, ¿Estás sorda o que? - Da otra calada. Mi vista viaja a su nuez, que sube y baja mientras fuma.
-¿Dónde?
-Eso no te incumbe.
-Quiero saberlo - Él suelta una pequeña risa y me señala, con el cigarro entre dos de sus dedos. Sus ojos parecen oscurecerse mientras su mandíbula se aprieta.
-Mejor que no quieras hacerlo.
-¿Por qué actuais intentando dar miedo?
-¿Te doy miedo? - ¿Ha acertado? Sí. Pero no le daré la satisfacción de admitirlo.
-No he dicho eso Dave, no eres tan importante como para tenertelo...
-Pues sería mejor que sí lo tuvieras, no sabes de lo que soy capaz - Sus ojos se clavan en los míos pareciendo capturarme. Su tono de voz es bajo. Un escalofrío recorre mi columna.
-Ya me has dicho que mi hermano no vendrá hoy - Mi voz suena rasgada. Miro hacia otro lado, para ver acercarse al señor. Mi contacto vuelve a Dave, que me observa con las manos en los bolsillos - Adiós.
Necesito cortar el contacto visual. Me giro y subo las escaleras lo más rápido que puedo. Mis manos tiemblan al agarrar la barandilla del pasillo de la planta superior. Cierro los ojos negando.
Al abrirlos, automáticamente reviso la planta inferior. Veo su coche negro. Él me observa desde dentro. Uno mis dientes con fuerza, mientras mis manos se agarran a la barandilla. El coche empieza a rugir y observo como aparta la mirada, con una pequeña sonrisa en su boca.
No puedo evitarlo. Cuando estoy nerviosa, no puedo evitar mi risa. Me giro antes de que él pueda siquiera observarla. Sólo es una risa a causa de los nervios.
-Brooke - Miro a mi hermano, que bosteza asomado a la puerta. Camino hasta él y me agacho abrazándolo.
-¿Te encuentras bien? - Lo miro. Él asiente aunque sus mejillas están bastante rojas. Su temperatura ha aumentado. Lo cojo como puedo y entro a la casa.
-¿Dónde está Chris? - Él apoya su cabeza en mi hombro mientras lo llevo a su habitación. Acaricio su espalda. Está completamente sudando.
-Vendrá más tarde - Le miento. Suspiro dejándolo sobre la cama. Hago que levante los brazos para quitar la camiseta húmeda y ponerle otra - Te voy a dar un poco del jarabe del médico, para que te sientas bien y puedas dormir, ¿Vale?
Él asiente. Busco en la caja dónde guardamos la bebida que le recetó su médico la última vez que fuimos. Voy a la cocina a por una cuchara.
Al volver, lo veo tapado con su manta. Tirita del frío. Suspiro acomodándome a su lado y él, en respuesta, abre la boca. Traga el líquido y lo dejo sobre la mesilla. Acaricio su pelo. Sí que tiene fiebre.
