Capítulo 7

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Christian

-Vamos, hijo. Tú puedes.-me alienta Taylor.

-¡Joder! ya no puedo más.-digo dejándome caer en la alfombra.

Jason quería que hiciera al menos 10 intentos en sentarme pero para eso necesito mis dos brazos en buena forma y en mi caso uno no ayuda en nada.

Ni siquiera pude hacer cinco intentos, Taylor se sienta al lado mío mientras yo jadeo en el suelo. Él ya no insiste así que me da la vuelta para que quede boca abajo y empieza con los ejercicios en mis piernas.

Así pasa por los siguientes 45 minutos sin descansar y la verdad ya estoy harto de esto llevo tres horas en el gimnasio y ya no lo soporto, el dolor en mi espalda y el cuello me están matando.

Lo único que quiero es estar acostado en mi cama sin que nadie me moleste.
Pero Jason se empeña con seguir con los ejercicios de mierda que no ayudan en nada.

-Ya déjame.

-Aun no hemos terminado.- dice sin importarle y me levanta para ponerme en una camilla donde me realiza otro tipo de terapia en las piernas y en los pies.

-Te dije que ya no quiero estar aquí.-digo levantando un poco la voz.

-No hemos terminado así que te aguantas ¿o pretendes desarrollar una atrofia muscular?

-¡Maldita sea! ya te di una orden o quieres que te despida porque te recuerdo que sigues siendo mi empleado.-le grito y veo el dolor en su rostro por mis palabras.

Me importa una mierda.

-¿Que mierda te pasa?-me cuestiona.

-Eso te pregunto yo a ti.

-Sabes qué ya me harte de esto, se que las noticias que recibiste no son favorables pero no es mi puto problema, yo solo quiero lo mejor para ti pero si tú no quieres está bien.-dice y deja de ejercitar mis piernas.

Vaya forma de decir las cosas cuando ellos me obligaron hace unos días a una serie de exámenes nuevos en una clínica en Zurich que estaba probando un tratamiento en fase experimental para tratar de curar lesiones en la columna vertebral.

Me sometí a exámenes de sangre, a resonancias magnéticas, a un electrocardiograma y otras pruebas más y encima de eso me metieron una aguja en mi columna de casi 30 cm solo para que al final del día me dijeran que no era apto para el tratamiento por mis problemas cardíacos. Yo pude haberles dado ese diagnóstico sin la necesidad que me picaran con agujas por todos lados.

Y lo único que todos en esta casa son capaces de decir es que al menos lo intente.

Yo les dije que no quería ir pero como les vale una mierda mi palabra, hicieron lo que se les dio la gana.

-Si ya estás harto de mi puedes tomar tus cosas e irte.

-No quise decir eso, hijo.

-Pero ya lo dijiste, no hace falta que me lo digas. Yo se que ya todos están cansados de mi.

Taylor me llevo a mi habitación sin decir ya ninguno de los dos nada solo se limita a ayudarme a duchar y cambiar, luego me pasa a la cama.

Me da dos pastillas para el dolor y se retira.

Trato de calmar mi enojo mientras observo por la ventana de la habitación el inmenso campo  que rodea la propiedad. Raymond decidió que comprará esta casa por su gran tamaño y porque es de doble planta. En total tiene 15 habitaciones, 10 baños, tres salas de estar y una principal, el cuarto de cine y juegos, 4 estudios, la biblioteca, una cocina enorme y un gran comedor, el CCTV, el gimnasio y por último la piscina techada. Todas las áreas de la casa están adaptadas para mí al igual que el jardín aunque no puedo explorar el resto de la propiedad a menos que lo haga en auto ya que son más de 30 hectáreas de terreno que rodean la casa y los únicos que la custodian son los perros de Alex aunque ninguno es agresivo a pesar de su raza, nadie se atrevería a ingresar a la propiedad porque creen que esos animales son un peligro. Por lo que se también todos los cercos son eléctricos y hay cientos de cámaras que están para mayor seguridad.

Amanecer Contigo Where stories live. Discover now