Capítulo 48

4.2K 326 94
                                    


Benjamín

-Por fin se durmieron.-susurró Anastasia.

Teddy está encima de mi con su cabecita recostada en mi pecho y Will duerme profundamente al lado de mi esposa. Desde esta mañana salimos de paseo al zoológico y luego los llevamos a un pequeño parque de diversiones. Todo el día estuvieron de un lado a otro que quedaron exhaustos. Al regresar a casa Ana les dio un baño y ellos quisieron dormir con nosotros.

-Se ven muy tiernos.-deje un beso en la frente de nuestro hijo y acaricié su cabello castaño. Nuestro pequeño Will estaba de lado y Ana dejaba leves caricias en su espalda.

-Los tres son tiernos.

-¿Te parezco una persona tierna?

-Solo con nuestros hijos y conmigo. Con los demás eres un poco gruñón.

-¿Un poco?-pregunte entre risas y alzando una ceja.

-Mucho pare ser honesta, señor T.

-Eres tan ocurrente, señora T.

Ella soltó una risa traviesa que me hizo sonreír. Esta mujer siempre encuentra una forma distinta de enamorarme cada día. Anastasia es capaz de convertir mis días grises en días cálidos, llenos de amor y alegría.

Esta mañana estaba un poco indeciso en ir con toda mi familia al zoológico. Ayer había investigado un poco y me enteré que la entrada de discapacitados no estaba realmente adaptada. Al ver eso pensé en utilizar el exoesqueleto, pero de igual forma no era muy recomendable. El recorrido era extenso lo que provocaría que a mitad de nuestro paseo yo me cansaría demasiado. Eso sin contar que estaríamos fuera de casa más de cuatro horas y yo necesito cuidados a cada cierto tiempo y los baños públicos no son lo más adecuado debido a mi condición.

Muy desanimado tome la decisión de quedarme en casa y trabajar un poco para distraerme. Anastasia no estaba nada contenta y después de estar pensativa durante unos minutos armó un pequeño plan para que fuera con ellos. Me animé a correr el riesgo, aunque no negare que encontramos dificultades, con su ayuda me tranquilice, adapté y logré disfrutar del día con mi familia.

Al regresar a casa estaba cansado de la silla  que fui el primero en bajar del auto, vine directo a la habitación, me duche y me puse muy cómodo en mi cama. Ana les dio un baño a los pequeños y ellos insistieron en dormir con nosotros. Tome los antiespasmódicos para no despertar a los niños cuando los movimientos involuntarios en mis piernas me traicionarán.

Estoy cansado, pero a la vez muy feliz por disfrutar de estas actividades con mis campeones aunque en el parque de diversiones me negué a subir a la montaña rusa, estaba tentado en subir, pero mis problemas cardíacos no me lo permiten.

-Un dolar por tus pensamientos, hermoso.

-Solo pensaba en nuestro día. Ha sido increíble, nena.

-Y no querías ir.

-Temía entorpecer su paseo.

-Eso jamás lo harás, mi amor.-Con cuidado se acercó a mí y dejó un beso en mi mejilla.-Te amo.

-Yo más, nena.

Sonrió y volvió a acomodarse en su lugar, tomo dos sábanas y nos cubrió a los cuatro.

-¿Esta mañana por qué discutías con mis dos pequeños amores?

-No era una discusión-respondí entre risas.-Los campeones me estaban exigiendo que cumpliera con una parte importante de un trato que hicimos.

-¿Tiene que ver con esa dichosa investigación que fueron hacer?

-¿Te lo dijeron?

-Una parte, no todo.

Amanecer Contigo Where stories live. Discover now