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-¡Bree, has estado realmente bien hoy!- me dijo de un modo tan encantador que era hasta empalagoso. Es especial porque yo sabía que no me había hecho ningún caso, pero me pude controlar antes de echárselo en cara.

-Gracias, Lizzie. Aunque estoy convencida de que te darán a ti el papel de Lucy, otra vez. Lo has hecho mucho mejor que yo.-

-¡Oh, no te creas! Has estado muy bien, justo lo comentaba con Henry y él también lo piensa.-

<<Sí, claro...>> No me iba a creer sus buenas palabras, estaba segura de que yo era lo último de lo que habían estado hablando.

-Siempre he pensado que tú eres mucho mejor actriz que yo.- continuó ella. Yo no entendía a qué venían tantos halagos, pero me mantuve alerta.- Por eso te dan el papel de Mona y a mí el de Lucy.-

<<¿Qué historia me está contando?>>

-Pero... si Lucy es la protagonista...-

-¡Yo no sabría cómo hacer de Mona, querida! Por eso me presento para Lucy cada año. El papel de Mona es mucho más difícil...-

Elizabeth sonaba bastante sincera y sus palabras no hacían más que confundirme.

-Mona solo dice tres frases y después se muere.- le recordé.

-¡Exacto! ¡La muerte de Mona! Yo sería incapaz de interpretar eso ¿Qué cara pones al morir? ¡No tengo ni idea! Estoy segura de que lo haría fatal. Pero tú siempre lo has hecho tan bien.- Me miró fijamente y sin un atisbo de dudas en sus palabras.- Es en esas escenas tan complicadas donde se ve de verdad el talento de una actriz.-

¿Mi talento como actriz? Cuando Elizabeth me hablaba de ese modo era cuando más la despreciaba. Yo no podía evitar que me cayera mal ¿Por qué tenía que ser tan amable conmigo? A veces me sentía culpable por ello. Y porque nada de lo que me molestaba de ella lo hacía intencionadamente. Ella era así de perfecta sin proponérselo y le gustaba a Henry sin hacer nada para conseguirlo.

Quería odiarla pero la verdad es que no tenía motivos para hacerlo. La condenada conseguía hacerme sentir mala persona sin proponérselo tampoco.

Por esa razón intentaba evitar hablar con ella.

-Gracias, Elizabeth.-

Volví a sentir el frío de la habitación así que fui a recuperar mi capa y por desgracia, ella me siguió. Mientras me echaba la prenda por encima de los hombros, me percaté de que Henry nos seguía con la mirada. Elizabeth también lo vio, pero entonces él apartó la vista.

-Henry te estaba mirando- me dijo ella con una sonrisilla de complicidad que no teníamos en realidad ¿Sería posible que fuera tan tonta?

-No me miraba a mí- le dije con fastidio. Estaba a punto de mandarla a tomar vientos cuando se me ocurrió que quizás podía usar ese repentino interés que demostraba por ser mi amiga para sonsacarla algo sobre Henry.- Oye Lizzie... ¿Tú qué opinas sobre él?-

Se encogió de hombros como si nada.

-Es un chico agradable-

-¿O sea que... te gusta?-

-Supongo que sí- admitió la muy puñetera.- Aunque no del mismo modo que a ti.-

Esta vez fui yo la que actuó como si no entendiera.

-¿Y qué modo es ese?- pregunté.- Henry y yo solo somos amigos. Lo somos desde hace muchos años.-

-Pero tú le amas ¡Es obvio!- reveló Elizabeth con sencillez.- Aunque no para él, claro.- Fruncí el ceño un poco nerviosa. ¿Era tan obvio? Bueno, debía serlo si la ingenua de Elizabeth lo había descubierto.- El resto de la gente sí se ha dado cuenta.-

29 de Febrero: El Día del NigromanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora