Veintiún

123 10 1
                                    






Observo desde mi auto la entrada de la Universidad donde estudiaba Dante. Conocía sus horarios mejor que mi vida, y sabía que a esta hora, dejaba de tener clases. Quería verlo por última vez antes de que todo comenzará. Quería verlo al menos con una sonrisa diminuta, quería verlo ser feliz como fuese sin mí. Lo hago, yo sonrío viéndolo cuando Jaime, su otro amigo, le hace reír. Puedo ver sus ojos brillar levemente y suspiro, comenzando a conducir lejos de ahí antes de que se diera cuenta que me encontraba aquí.

Tampoco he hablado con Grace. No tengo la necesidad de hacerlo, porque probablemente ese mensaje fue hecho después de haber terminado con ella, tal vez entró a la habitación cuando estaba en el hospital y envió el mensaje. No lo sé y no me importaba. Tuvo que tener sus razones, pero de momento, ella me ha dejado en paz, ha dejado en paz a mis amigos y sobre todo, ha dejado en paz a Dante. Inclusive, él ha comenzado a tener más cercanía con varios compañeros y para mí era mucho mejor verlo de ese modo que conmigo.

Yo no tenía nada que ofrecerle. No tenía un trabajo, era un puto asesino, sentimientos inestables y una mente hecha mierda. Mi corazón ya no soportaba nada más, estaba lleno de heridas, y haber perdido a Dante, lo terminó por romper. Por supuesto, me dolía verlo sonreír otra vez, me dolía tenerlo lejos de mí, me dolía todo que tuviera que ver con Dante.

Él marcó un antes y un después en mi vida, lo quería mucho, claro, pero él no era el culpable de todo esto. Mi simple existencia lo arruinó todo, yo lo arruine. Hay personas cuya relación funciona después de tanto, que su amor no muere por más problemas que hubiesen entre ellos, pero en mi caso no funcionaba porque no sirvo para tener relaciones con alguien.

Lo veo cuando la única persona que se ha quedado a mi lado es Paul y es la misma a quién le estoy pidiendo que se vaya de mi vida una vez dada por terminada esta etapa en nuestras vidas. Y porque lo amaba, quería que él fuese feliz sin mí junto a Jessy.

Conduzco hacia la playa, con la mirada totalmente perdida, sin saber muy bien qué hacer o que sentir. Estaba tan agotado de todo esto, de vivir, de sentir, de tan siquiera respirar. Hasta eso me dolía en lo más profundo.

Nunca creí en eso de tener depresión, pensaba que eso se encontraba en las películas y libros, pero no, yo me sentía en una depresión profunda. Mis heridas me llevaron a ello, y la única razón por las que a veces olvidaba eso era por Paul, por Jessy, por Dante y por Grace, porque son los únicos que nunca me dejaron en el momento en que necesité a alguien. Pero ahora estaba solo con mis pensamientos.

Y eso era mucho peor que vivir rodeado de personas.

Suspiro cuando mi teléfono resuena. No quiero contestar, necesitaba estar solo conmigo mismo, preguntarme la razón por la que terminé de este modo. Si hablaba con alguien, terminaría regresando y yo necesitaba volver fuerte y seguro para cumplir con mis promesas.

"Vas a arrepentirte de no contestar. Tal vez sea Dante que quiera solucionar sus problemas" Murmura una voz en mi cabeza. Aprieto el volante, estacionando en la playa. Me quedo ahí, dentro de mi auto a instantes de volverme loco.

Bajo con mis llaves y mi teléfono, dejando el seguro puesto antes de caminar por la arena, con mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón. Me detengo en la orilla, sintiendo la suave brisa del mar chocar contra mi cuerpo.

-Donde sea que estén, familia, haré valer la pena la razón por la que vivo. Moriré cuando tenga que morir y viviré lo mejor que pueda. - Susurro, prometiendo a la nada, pero con un significado para mí. Se los prometí a mi familia y yo haría que se cumpliera. Mi teléfono vuelve a sonar. Y está vez, lo reviso.

Llamada entrante desconocida.

-¿Diga?

-Mi pequeño hombre, ¿Sabes con quién estás hablando? Ah, tan siquiera me atrevo a preguntarte cuando ya sabes la respuesta.

Aprieto mi teléfono contra mi oído, apretando mi mandíbula a la vez. El imbécil de mi abuelo.

-¿Qué quieres ahora?

-Quiero que me escuches muy bien, James... ¿Recuerdas que haría que tu novio te viera muerto? Pues ahora quiero que sea al revés. Este pequeño niño es realmente guapo, lástima que pronto morirá.

-¿Dónde estás?

-Mira, te los acercaré para que escuches a tu novio y a tus tontos amigos. - Frunzo el ceño, ahora con el corazón palpitando fuertemente contra mi pecho. No, no, no... Esto no era parte del plan. ¡No lo era! - ¡James, no vengas, es una trampa! ¡Van a matarte aquí!

-Paul... - Susurro su nombre. No, él no debía morir. No ahora, ni nunca. No tiene que suceder. - ¿Qué quieres de mí? ¡Déjalos libres jodido imbécil! Juro que como te encuentre voy a matarte, maldito idiota. ¡Juro que lo haré!

-Tendrás tres días para encontrarlos, así que, no te preocupes, mi querido James. Pero tu último plazo será el último día a las nueve de la noche. Encuéntranos.

-¡Maldito hijo de puta! - Grito cuando él finaliza la llamada. Lanzó mi teléfono a la mierda, gritando a la nada antes de correr hacia mi auto, procesando todos los lugares posibles para encontrar a ese idiota. Golpeó el volante una y otra vez con rabia, con la impotencia recorriendo mis venas. - ¡Ah, jodido cabrón!

Enciendo rápidamente el auto antes de comenzar a conducir al doble de la velocidad que usualmente lo hago. Sin Paul, no sabía como dar con ellos. No conocía tantos lugares y ahora debía estar más que preparado.

Estaciono frente a mí casa, bajando con rapidez para ir a vestirme como lo había planeado junto a mi mejor amigo. Abrocho el cinturón, guardando mi arma y la navaja dentro del bolsillo de mi chaqueta. Me coloco un gorro negro que cubría mi rostro y mis guantes de látex.

Guardo todo el armamento posible en mi auto, con la única intención de buscar a ese maldito imbécil y matarlo. Pero en mi auto, estaba Grace dentro de éste, viéndome fríamente.

-¿Qué quieres? Tengo un asunto que resolver, Grace. Bájate de mi auto ahora mismo.

-Voy a ayudarte, ya no tengo nada que perder, como tú, acabo de perder a mi abuelo.

No le respondo a ello. La ignoro, subiendo a mi auto para comenzar a manejar. Supongo que Grace pasó tiempo junto a Paul, porque me ha ayudado a localizar donde pudiesen estar, mientras yo le explicó como utilizar un arma en caso que sea de defensa personal para ella. Estaba acostumbrado a esto, pero ella no y a pesar de todo, no quiero que salga lastimada por mi culpa.

Nos detenemos en un lugar que no conozco. Coloco el seguro de mi arma, bajando del auto y protejo a Grace, colocándola detrás de mí mientras ella sostenía el arma con nervios. Reviso el lugar, sin obtener algún rastro de alguna persona.

Pateo la puerta, abriéndola bruscamente y de inmediato apuntando. Pero no había nadie, todo estaba en perfecto estado y eso me alteró.

-¡Joder, maldito idiota! - Golpeó la mesa con rabia. Grave suspira, viendo el computador, viendo la localización de mis amigos. Me entrega un auricular de modo que podamos comunicarnos si nos separábamos. - Grace, ¿Dónde están ahora?

-Están en un lugar fuera de la ciudad. Apenas puedo rastrear su ubicación... ¡Ah di con él!

-Andando.

Asiente, por lo que ambos corremos hacia el auto y sin esperar, comienzo a conducir con las indicaciones de Grace.

Solo esperaba no encontrarme con un panorama tan malo.





Últimos capítulos ❤️

With You / Libro II ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora