Dieciséis

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-Paul, realmente estás preocupándome. ¿Puedes ser totalmente sincero conmigo? ¿Hay algo por la que deba preocuparme ahora mismo? ¿Por qué continuamente me dices que llegue pronto a casa?

-No me hagas decirlo, James, solo llega pronto a tu casa. Estaré pronto ahí para vigilarte, ¿Comprendes?

-¿Qué demonios...? Paul, por favor, dime qué demonios está sucediendo...

-¡James! ¡James, responde! ¡Iré ahí en cinco minutos! ¡James, joder!

Mi teléfono salió volando cuando mi cabeza fue golpeada, provocando que cayera al suelo desorientado y con todos mis sentidos en alerta. Quiero levantarme, pero entonces alguien patea mi torso con bastante fuerza, sacándome el aire por completo y luego, me arrastran dentro de mi propia casa, lo sé porque comenzaba a recobrar mis sentidos y pude ver el rostro de mi abuelo dentro.

Suelto una risa sarcástica, recuperando el aire, levantándome tambaleante para enfrentarme a él, pero uno de sus hombres golpea mi rostro mientras otro deja caer los puñetazos contra mi vientre. Escupo sangre sin poder siquiera defenderme.

No podía hacerlo, porque ellos eran mucho más fuertes que yo, además de haberme tomado desprevenido. Caigo de rodillas al suelo, totalmente mareado por los golpes recibidos. Mis muñecas duelen cuando las atan con fuerza y mi boca es cubierta por una cinta. No me dejaban escapatoria alguna.

-Te dije que ibas a arrepentirte de todo esto, James. Nunca debiste haber ido a mi mansión, destruir mis pertenencias ni mucho menos haberme amenazado. Te lo advertí y tú simplemente te atreviste a enfrentarme.

Lo observo con la respiración entrecortada, viéndolo con odio. La sangre se deslizaba por mi lado, mi nariz también sangraba, la cabeza me palpitaba y mi cuerpo dolía muchísimo.

Trago saliva como puedo, sin desviar la mirada de él. Piensa que ha triunfado, que ha obtenido su victoria sólo porque estaba rendido ante él, pero las fuerzas ya no existían en mí, no cuando me atacaron.

-Mírate. A tu novio no le agradará verte de esta manera, menos si va a ser la última vez que te vea... Muerto. - Se ríe, quitándome la cinta de la boca, por lo que le escupo con sangre, y él me observa asqueado antes de golpear una vez más mi rostro. - Tú crees tenerlo todo controlado, ¿No es así? Pero mi querido James, esto es la vida real, no ciencia ficción ni algo que ves en las películas, ¿Entiendes?

-Eres un maldito cobarde. ¿Acaso no puedes pelear conmigo que tienes que traer a tus jodidos orangutanes, eh? - Su ceño se frunce al escucharme. Todavía piensa que puede destruirme, pero supongo que tendrá razón. Ni siquiera llevaba un arma conmigo para poder defenderme. - Ni siquiera te atreves a soltarme y enfrentarte a mí, ¿No crees? Hijo de puta.

-¿Eso crees? Bien, déjenlo libre y denle un arma. - Mis muñecas son liberadas y con ello un arma entregada. La observo con indiferencia antes de sujetará, cargarla y apuntar directamente a mi abuelo, levantándome tambaleante. Todos sus hombres dirigen sus armas en mi dirección, por lo qué sabía que un movimiento en falso, ellos iban a matarme. - Anda, inténtalo y veamos que sucederá con tu vida una vez te enfrentes a mí.

-Diles que se vayan. - Le ordenó con frialdad sin dar mi brazo a torcer. Se ríe, sin tener ni una pizca de miedo. Tampoco les dice absolutamente nada y yo ya no tenía mucho que decir. Mis oportunidades se estaban acabando. - ¡Diles que se vayan, joder!

-Debes estar tan acostumbrado a que todos obedezcan tus órdenes que piensas que mis hombres lo harán, pero no es así. Se acabó tu vida, James. Se destruyó por completo y todos caerán junto a ti.

-¡Cállate ya, mierda! - Suelto un Disparo hacia el techo, y todos cargan sus armas listos para matarme. Vuelvo a apuntar su cabeza sin vacilaciones. - Última vez que te lo advierto, que se vayan ya.

-Escucha, James...

-¿Qué no me entiendes? ¡Diles qué se vayan ya! ¿Crees qué no tengo la osadía de golpear a un anciano mayor? ¡Mira los cojones que tengo, maldito idiota!

Me acerco a él, soltando mi arma y dándole un puñetazo con toda la fuerza posible, ignorando mi dolor. Él cae al piso, quejándose sin dictar ninguna acción hacia ellos mientras lo golpeo, pero entonces el ruido de la puerta me hace levantarme y sujetar su arma contra él.

Limpio la sangre de mi boca con el dorso de mi mano, viéndolo fijamente.

-¡Bajen sus armas! - Grita Paul, entrando y apuntando. Dirijo mi mirada hacia él y mi corazón se contrae al ver a Jessy y Dante también con armas, dispuestos a matar a quién fuese, respaldando a mi mejor amigo. - ¡Todos, bajen sus armas ahora mismo!

-¡Disparen!

Eso desató el caos.

En cuanto disparé contra mi abuelo, dándole en su pierna, las balas no tardaron en llegar a mí. Mi pecho sangra, y yo Suelto mi arma, tambaleante. Tres balas en mi cuerpo, lo suficiente para matarme.

Caigo de rodillas al suelo, viendo hacia la nada, con mi mente en blanco y mis sentidos disminuyendo. Escucho a lo lejos el ruido de los disparos, por lo que doy una última mirada a mi abuelo, quién huía cojeando junto a uno de sus hombres, antes de caer por completo en el suelo.

Volteo suavemente, encontrándome con las miradas de mis tres amigos, antes de comenzar a cerrar mis ojos, sintiendo mi pulso caer abruptamente.

-¡Llama a una ambulancia! ¡Hazlo, rápido! - Le ordena Dante mientras él intentaba hacer RCP contra mí pecho, buscando el pulso. - ¡Dijiste que ibas a protegerme, maldito idiota! ¡No puedes dejarme ahora!

-Sigue sin pulso, ¡Jessy, la jodida ambulancia! ¡No hay tiempo, diles que no vengan! Lo sostendré mientras sigues haciendo reanimación, ¿Entendido?









Dante.












-¡James, por favor! - Las lágrimas no paraban de deslizarse por mis mejillas mientras intentaba lo mejor que podía para capturar un pulso. Cuento mentalmente mientras Paul conduce con rapidez hacia el hospital, y Jessy me avisaba si tenía pulso o no, y de momento, no tenía ningún pulso. Muerdo mi labio inferior, haciendo de mi mano un puño para directamente golpear su pecho y poder hacer latir su corazón. - ¡Responde, joder!

-¡Ah, tiene pulso! ¡Dante, lo tiene! - Chilla feliz Jessy justo a tiempo cuando hemos llegado al hospital. Unos enfermeros bajan a James del auto, y mientras mantienen con vida su cuerpo, nosotros debemos quedarnos en la sala de espera. Al menos sé que pude traerlo a la vida. - Bien hecho, Dante. Pensé que estabas loco cuando comenzaste a golpear su pecho con tu puño, pero pudiste capturar un pulso. Felicidades, pequeño hombrecito.

-No debemos estar felices. - Le aviso en voz baja, sentándome totalmente fuera de mí. Limpio mi rostro de las lágrimas y observo a Paul, pero él no mostraba ninguna expresión, solo se dedicaba a ver hacia el frente. - Paul...

-Si él muere, juro por mi vida y por la de él que mataré a ese hijo de puta. Créanme que lo haré.

-Solo debemos esperar.

Mi corazón se quiebra al pensar en todas las posibilidades de sobrevivir para James. Sabía que sí él sobrevive, ellos no se detendrán hasta verlo muerto sin esperanza de nada.

Pero ninguno de nosotros lo iba a permitir. Él no puede morir. No puede hacerme esto.

With You / Libro II ✔️Where stories live. Discover now