13. Media naranja

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Xian


Me quedo inmóvil. Creo que oí mal, pero por su expresión sé que no es así.

—¿Qué?

Es una hipócrita.

Sus manos se hacen puños y las oculta en los bolsillos de su abrigo al apartar la mirada, avergonzada.

Es una mentirosa.

Vuelvo sobre mis pasos y freno a solo uno de ella. Busco sus ojos con enojo.

Hipócrita. Mentirosa. Hipócrita.

De repente me siento solo. Cada cosa que le conté debería habérmela guardado. Duele confiarle a una persona algo muy personal, sea pequeño o grande, de tu pasado, presente o futuro, genere felicidad, tristeza o vergüenza, y que lo ignore. Sin embargo, contárselo y que finja entenderte o que mienta al decir que lo lamenta, duele más.

Pensé que estábamos haciendo frente a la infidelidad juntos. Creí que compartíamos los mismos sentimientos, pero ella se suma a la lista de personas que me ocultó algo. Me irrita más que Brooke en el sentido de que se suponía que estábamos sufriendo a la vez porque las personas que queríamos nos habían traicionaron, pero ella es igual a Brells Quimmers.

—¿Podemos...? —pregunta, y es la primera vez que noto inseguridad en su voz desde que la conozco.

Hace un ademán al ascensor, pidiendo que la acompañe. No quiero hacerlo.

—Confié en ti a pesar de mis dudas. Te escuché criticarlos de la peor manera y te consolé a mi forma mientras llorabas... ¿Con qué derecho eres capaz de juzgarlos cuando tú fuiste infiel incluso antes que ellos? ¿Con qué derecho lloras, Preswen? 

—Xian, por favor, solo métete en el elevador.

Sus ojos se cristalizan. Sé que mis palabras la lastiman, pero la cólera va más allá de mí, y la desilusión me hace querer ahogarme en una piscina olímpica de tequila o alguna bebida alcohólica con una graduación que no me permita ni recordar mi estúpido nombre.

Trata de alcanzarme y niego con la cabeza. Doy un paso atrás.

—Terminaré con Brooke y ya no me importa lo que quieras hacer. Está de más decir que no te ayudaré otra vez y que espero no volverte a ver.

Estoy de camino a la entrada cuando recuerdo algo más. Vuelvo a mirarla y me odio un poco por sentirme mal por ella cuando no debería.

—Ojalá que te quedes con Wells después de todo. Son el uno para el otro.

 Son el uno para el otro

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El elevador de Central ParkWhere stories live. Discover now