Capítulo 18

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La noche había caído y me había duchado, lista para ir a la cama. Llamaron a la puerta y fui a atender. Cerré inmediatamente cuando vi a Liam del otro lado.

-¿Qué sucede, __? -grito desde afuera.

-¡Largo, no quiero verte!

Me dirigí a las escaleras sin escuchar más ruidos, al parecer se había rendido. Entré al pequeño baño a lavarme los dientes, vi mi reflejo y atrás de mí estaba Liam. Me gire y lo empecé a golpear y gritándole que se saliera. Se me olvidaba que él tenía un duplicado de las llaves.

-¡No me iré hasta que me digas qué pasa! -bloqueo la puerta.

-Pues yo no quiero hablar contigo. Ahora, déjame salir.

Me agarró de la cintura y me alejó de la entrada, después como pudo en el pequeño espacio se dio media vuelta cerrando la puerta con llave.

-Ninguno de los dos saldrá hasta que hayamos aclarado esto -se recargo en el lavabo.

Lo fulminé con la mirada, me crucé de brazos y me recargué en la pared de azulejos azules y verde agua.

-¿No me vas a hablar? -lo ignoré- Bien, creo que nos quedaremos toda la noche aquí.

Me estaba irritando y de ningún modo iba a hablarle. No quería escuchar más mentiras, ya no confiaba en él.

-Vamos, ___. ¿Por qué estas enojada conmigo?

Lo mire entrecerrando los ojos y luego me senté en el piso. Después de unas horas el sueño me estaba matando y al parecer Liam se había quedado dormido ya todavía recargado sobre el lavabo. Me paré cuidadosamente y empecé inspeccionarlo para saber dónde tenía las llaves. Llevé lentamente mi mano por el bolsillo delantero de su pantalón. Estaba a punto de sacarlas hasta que sus manos me rodearon por la cintura y me acercaron bruscamente a él. Podía jurar que podía sentir mi corazón acelerado por el susto.

-¿No estabas dormido?

-¿No qué no me ibas a hablar? -desvié la mirada y me solté de su agarré.

-Pensé que te gustaba -retrocedí lentamente a la puerta- A mí me gustas, pero no logró comprenderte, estábamos bien y luego...

Lo interrumpí -Vienes, me besas cuando aún tienes novia, haces tus actos de celos, te enojas, llevas a una cena, me haces sentir tan... -no pude terminar, el nudo en la garganta era tan grande y mis ojos estaban inundados de lágrimas.

-Y te hago sentir tan... como si fueras diferente y hermosa. ¿Por qué no lo puedes ver? Tu eres hermosa y la chica que todos quisieran tener a lado.

-¿y me vas a negar que cuando me besaste tenías novia?

-No, pero...

-Yo me equivoqué creyendo que eras diferente. Creyendo que de verdad me querías...

Chocó sus manos a la puerta acorralándome, inclinó un poco la cabeza hacia mí y me miro con el ceño levemente fruncido que hizo que me estremeciera y temiera.

Me di cuenta que todos los hombres pueden provocar ese miedo cuando quieran. No quería volver a estar en esa situación, no podía darle otra oportunidad.

-Yo te quiero, nunca dudes de eso -dijo con un tono ronco y profundo.

El ambiente quedo en un total silencio. Su labios estaban a punto de chocar con los míos. Con la llave que sí pude agarrar sin que se diera cuenta logre abrir y salir corriendo por el pasillo hasta mi habitación y encerrarme.

-¡Ahora no tienes llaves, vete ya!

Esperaba que en verdad no se quedara en el pasillo hasta que saliera o tal vez sí.

A la mañana siguiente abrí lentamente la puerta de mi habitación y nada. El pasillo estaba vacío, pero qué quería, nadie tiene suficiente paciencia para soportar todo lo que le hice, ni yo misma; solo estaba muy lastimada por su traición.

Después de desayunar vino Connor, no teníamos planes ni nada por el estilo, simplemente nos sentamos en el patio trasero a hacer nada. Eso era lo mejor, podíamos estar juntos haciendo nada y no sentirnos solos o que demasiado silencio fuera incómodo.

Lamentablemente eso no podía durar hasta la noche, él tenía que trabajar y hacer sus cosas, yo simplemente tenía que hacer nada, por lo menos hasta que inicien las clases.

Los acompañé hasta su casa para que pudiera prepararse y luego me dejaría en el centro para comprar unas cosas que yo necesitaba.

Esperé en sus silenciosas y rustica sala, Adeleine no estaba. Me sentía un poco incomoda en esa habitación ajena sin nada que hacer por lo que empecé a jugar con los dedos.

-¿Incomoda? -volteé a verlo, tenía su media sonrisa.

-Un poco, no siento que pueda ser bien vista en esta casa sobre todo que tu mamá...

-Al final no tendrá más que aceptarlo.

Me paré enfrente de él -¿Aceptar nuestra amistad? -Dije con un tono de diversión- Porque yo recuerdo que no me has pedido nada. -Pase mis brazos por su cuello poniéndome de puntitas para poderle alcanzar.

Él sonrió levemente y puso sus manos sobre mi cintura, me sorprendí al no sentirme incomoda cuando toco esa parte de mi cuerpo. Nuestros labios se juntaron en un profundo beso pero delicado. No separamos rápidamente por el azoté de la puerta contra la pared. Adeleine estaba dirigiéndose a mí con furia reflejada en sus ojos y después el ardor de mi mejilla por el contacto de la palma de su mano.

Tristeza teñida de rojo |Liam & ___(TN)|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora