Capítulo 3 Paraíso de tulipanes

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-Esto que está pasando es por tu culpa. Tú eres la causa de todos estos problemas. ¿Cómo crees que me siento yo cuando lo único que hago es estar a tu lado? –dijo mientras se llevaba las manos a la cabeza.

Lo único que estaba logrando hacer es sentirme culpable. Tal vez tenga razón, soy yo la culpable de que esto no funcione ¿Qué es lo que estoy haciendo mal?

Fui a regañadientes a tomar una ducha. No necesitaba ni una alarma ni los rayos del sol para despertarme, con las pesadillas de todos los días era más que suficiente.

Me puse unos jeans un poco viejos y holgados, una sudadera algo grande y mis converse azules viejos.  Este tipo de ropa es con lo que me sentía más cómoda así la gente no sabría lo tan subida de peso que estoy.

Aunque quería exponerme en público lo menos posible, tenía que ir a la Universidad para comprobar que vivo cerca de la zona, era un requisito, no podía recorrer el océano atlántico todo los días; tenía que registrarme formalmente y demás.. Papeleo y papeleo.

Antes de salir desayune un tazón de leche con cereal y una manzana. En el autobús me topé de nuevo con Geoff.

-Bueno días, señor Geoff. –se sentó a mi lado.

-Buenos días, ___. Vamos, solo dime Geoff. –Sonreí levemente- Voy de camino a mi trabajo en los bomberos.

-Que bien –dediqué una gran sonrisa.- Yo solo voy a ver unos asuntos de la universidad.

-Eres demasiado callada –tal vez eso era malo ya que el intentaba hacerme la plática- me agrada –sonrió.

-Lo siento, es que no se me ocurren las palabras indicadas.

-Me agradas –repitió- Mi esposa tiene planeado llevarte un estofado como bienvenida.

-Que amables. Estaré en casa a las 8 de la noche.

Se bajó en su parada dedicándome una sonrisa. Era un señor agradable, no pretendía nada más que ser amable, aparte habla de su familia lo que me hace sentir confianza.

-Dentro de un mes iniciará, señorita Walliams.

Solo sonreí y empecé a caminar hacia la salida guardando los papeles en mi bolso pero choqué con alguien, me agaché inmediatamente a recogerlos.

-Lo siento –dijo mientras me ayudaba a recoger mis papeles.

No respondí. Al darme mis papeles entrecerró sus ojos.

-¿Eres la de la pijama de batman? –mostró una media sonrisa.

-Liam ¿cierto? –no le di mucha importancia.

-¿Vas a entrar a esta Universidad?

-Emm si ¿tú también? –añadí para no ser tan grosera.

-Yo voy 2 años más adelante. Tengo 20 ¿y tú?

-18… -no quería seguir con la conversación, de nuevo estaban ahí las manos sudorosas y las pierna temblorosas. –Me tengo que ir- trate de no tropezar al caminar.

-¿Quieres que te acompañe? –se dirigió rápidamente a mí.

No quería que siguiera teniendo lastima por mí. Ese tipo no me agradaba en lo absoluto. Lo último que quería hacer es que él me llevará y sobre todo al lugar donde iba a ir, no quería que me viera comer, pensaría: ¡Dios! Debería de comer menos para como esta de peso.

-¡Oh! No gracias –sonreí- creo que tienes cosas importantes que hacer, no quiero ser ninguna molestia.

-¿Dónde vas?

-A un lugar donde comer.

-Es justamente donde yo iba. Vamos –tomé mi brazo- Te llevaré al mejor lugar de la ciudad.

Cuando reaccioné ya estaba en su auto dirigiéndome a donde comerías… ¡Qué bien…!

-No has comido nada… Tal vez no soy tan bueno eligiendo lugares de comida.

Me había traído a un restaurant de comida mexicana, no era muy fanática a la comida mexicana, ¡que bah!  No soy fanática a la comida. Liam había pedido por los dos un pozole, apenas había probado un par de cucharadas pero no podía más, pareciese que el plato no tenía fondo, no había pasado mucho tiempo desde mi desayuno y esto, solo 3 horas, todavía no tenía ganas de comer pero Liam se veía muy insistente.

-No… no es eso. Es solo que ya me llené –dije apenas audible.

-No te preocupes, igual es muy temprano. ¿A qué otra parte quieres ir? –su vista seguía en el camino.

-No sé. –Baje la mirada- A mi casa… -dije casi audible dejando que las palabras volaran en la atmosfera tan vergonzosa en la que estaba.

Tomó una desviación, el camino se tornó repentinamente desértico, con pocos árboles y la yerba quemada por el sol, al parecer éramos los únicos que habían tomado ese camino.

-¿A dónde vamos?

-Me gustaría que conocieras una parte de Nottingham que muy pocos conocen antes que la ciudad.

Aparco en las faldas de una colina, empezamos a subir, el calor era insoportable, estaba a punto de parar hasta de el hombre que me trajo hasta aquí agarró mi mano y me ayudó a seguir, mis mejillas se empezaron a quemar, hace mucho tiempo que no tomaba a un hombre de la mano. Subimos unos metros más y ahí estaba, un gran prado lleno de tulipanes rojo y amarillos, se veía hermoso, casi podría haber jurado que mi mandíbula tocó el pasto –que estaba muy verde en esa zona-

-Es… es hermoso. –dije sin más.

-Lo descubrí un día que mi estábamos de paso mi familia y yo, tenía 12 años, el auto se había descompuesto al pie de esta colina, estaba tan aburrido que empecé a subir y subir hasta que llegué acá. No quise decirle a nadie sobre este lugar, y aun no lo saben. Son pocas las personas a las que les he confiado el secreto de mi pequeño paraíso. –me miró directamente a los ojos y sonrío.

Me sentí alagada por ser una de esas personas a las que Liam les había confiado su pedazo de paraíso, tal vez se sintió mal por lo de la comida.

Saber que estábamos rodeados de gente, el justo en frete de mi viéndome fijamente cada movimiento que hago para comer me hacía sentir culpable. Las lágrimas estaban amenazando en salir. Liam se dio cuenta de mi estado y pidió la cuenta.

No quise que me fuera dejar hasta mi casa, por lo que solo me dejó en la parada. Me sentí culpable por la manera en la que me comporte con él, pero me estaba obligando a comportarme de esa manera. Estoy cansada de hacer sentir lastima. Tiene 20 años, es muy atractivo y va en una buena Universidad, seguro tendría una lista sin fin de chicas que lo cortejan.

8:45pm ¡asombroso! Perdí todo mi día con él… Que pérdida de tiempo. 

Tristeza teñida de rojo |Liam & ___(TN)|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora