Capítulo 9 Posibilidades imposibles

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Estaba segura de que estaba acabada, quería morir en ese mismo instante, cada toque era como si me estuviera quemando. No quería vivir esto, no otra vez.

La puerta se azotó contra la pared, Claire empujó a Michael y este no dijo nada, sólo agarró su camisa y salió.

-¿Estas bien? –me tocó levemente el hombro desnudo. Encogí mis piernas y oculté mi rostro en ellas.- Te llevaré a casa, salgamos.

Me ofreció su chaqueta para ocultar la camisa rota y bajamos por las escaleras llena de gente que me empujaba accidentalmente. No podía decir nada, no podía reaccionar ante la situación, estaba hundida en mis pensamientos de lo que el tipo me había podido hacer si no llegaba Claire, sabía que esta idea de la fiesta no iba a terminar bien, pero nunca creí que de esa menara. Levante la mirada y entre la gente pude ver a Liam volteando a todas direcciones, me vio y sacó todo el aire que tenía dentro.

-¿Estas todo bien? –Se acercó a mí- ¿Por qué estabas llorando? –secó las lágrimas cuidadosamente con sus pulgares.

-Ha tenido un problema con un chico, suerte que llegué a tiempo.

Si hubiera llegado “a tiempo” el chico nunca se me hubiera acercando y nada de esto estaría pasando, pero no podía culpar de mis desdichas a nadie más ni siquiera a Claire que solo trataba que pasara un buen rato, la única culpable soy yo.

Liam abrazó a Claire y le agradeció, miré a otra parte, eso me lastimaba más y no comprendía porqué. Me tomó del hombro y salimos hasta su auto, no dijo nada hasta que estuvimos adentro.

-Sé que no te gusta que se metan en tu vida –suspiró- solo quiero ayudarte, ___. ¿Qué pasó allá dentro? Con el chico quiero decir.

Me mordí el labio inferior para contener las lágrimas, sabía que si hablaba iba a estallar en llanto. Ya me había cansado de eso, ya me había cansado de parecer fuerte ante la peor situación y yo más que nadie sabía que no era así, esto me afectaba y mucho. Todos los días desde hace 2 años viví en una continua guerra en mi jodida mente, lo único que traía como consecuencia era mi autodestrucción. Exploté en ese instante frente a esa persona que conocía apenas hace unas semanas y que era la persona más cercana que tenía en este lugar. Estaba a punto de hablar enseguida, las lágrimas caían a mares impidiéndome completar por lo menos una palabra. Dio marcha al auto.

 

-No me dejes sola… -dije apenas audible. Trataba de impedir que me dejara en mi sala acostada sola, me sentía tan terrible que dejarme sola era pensar más en todo lo que pasó y en el desentierro de mi pasado, era algo en lo que me negaba pensar pero lo hacía.

Se sentó al otro extremo del sillón sin más que decir, levanto mis piernas y las puso en su regazo para que las pudiera estirar e inclinó la cabeza para atrás. Me quedé admirando ese perfecto perfil, un sinfín de posibilidades pasaron por mi mente: levantarme y abrazarlo, pedirle disculpas, decirle que ha despertado algo en mí… posibilidades imposibles, tenía novia y mejor decidí centrarme en esa pequeña mesa de centro un poco vieja, tenía encima un retrato de cuando yo era pequeña junto a mí padre. Mi padre era un hombre alto y delgado, tez blanca y cabello cenizo, sus ojos eran mil; recuerdo que un día llegué a casa cuando tenía 8 años, estaba muy furiosa porque una compañera de clase había estropeado mi dibujo al propósito, mi padre habló de que no todas las personas eran amables, que existía en todos nosotros un porcentaje distinto de maldad, el mío dijo que era bastante bajó y que esa compañera mía solo tenía celos de que dibujara mejor que ella, los dos sabíamos que dibujaba del asco pero no impidió que me sintiera mejor. Era lo único que recordaba de él.

-Li… -me detuve al instante que lo vi dormido.

No le quise despertar. Extendía la manta para que nos cubriéramos los dos, era casi las 4 de la mañana, rápidamente caí en una oleada de sueño.

Horas más tarde me desperté, volteé a ver el reloj de pared: 2:10 p.m. Me volví al sofá, Liam no estaba, imaginé que se había ido ya hace un rato. Subí a mi habitación por ropa y fui al baño para ducharme. Al abrir la puerta di un pequeño saltó. –Lo siento- dije al instante y cerré de nuevo la puerta. Liam estaba en el lavabo sin playera lavándose la cara. Al poco rato salió, con suerte ya tenía encima su playera.

-Lo siento, no pensé que siguieras acá.

-Solo quise refrescarme un poco, no quise despertarte. No tienes de que preocuparte.

-¿Quieres quedarte a desayunar? o mejor dicho a comer… -Sabía que me rechazaría, no me importó y lo intenté. Sentí como la sangre se acumulaba en mis mejillas.

-No debí dormir aquí, ya me habría tenido que ir desde hace un par de horas ya.

-Yo fui la que te dije que te quedaras… -más roja no podía estar- Haré espagueti. –sonreí

No pudo evitar la sonrisa y asintió. El baño lo dejé para después de que se fuera a casa. Empecé a servir el espagueti después de demorar un rato cocinándolo puesto que no encontraba la salsa de tomate en la alacena.

-¿No te dicen nada en tu casa de que no vas a dormir? He de imaginar que no es la primera vez.

-Solo un par de veces. ¿Tu madre te deja ir a fiestas a altas horas de la noche? Me imagino que no es la primera vez.

-De hecho sí –lo fulminé con la mirada- No uses lo mismo que yo –sonreí por lo bajo.

-Me he quedado preocupado por lo que te pudo haber pasado hace unas horas en la fiesta de April. ¿Puedo saber qué es lo que ha provocado tu llanto?

Suspiré. –Un tipo se me acercó, al parecer estaba tomado, me llevó a una de las habitaciones del segundo piso y quiso… ya sabes. –Me daba tanta vergüenza que no quería seguir.

-De haber sabido cómo iba a terminar aquello nunca le habría dicho a Claire que te llevara.

Él le dijo a Claire que me llevara, sabía que no me gustaba salir, él estaba demasiado molesto conmigo. ¿Y si todo eso lo había planeado él? ¿Él quería darme el susto de mi vida? Tal vez sí, estaba casi segura de eso. Sabía que no debía confiar en nadie, que todo esto era demasiado bueno para ser verdad.

 

¿Qué? –Dije apenas.

Tristeza teñida de rojo |Liam & ___(TN)|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora