Emily, después de la muerte de su padre, decide ir a vivir con sus abuelos a Nome, Alaska. Deja a su madre, a sus amigos y a su escuela atrás con el pensamiento de que algo bueno le espera en esa fría ciudad. Lo que ella no sabe, es que Nome, la rec...
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Keegan me dejó en casa y esa misma noche me dio una fiebre que prácticamente me impidió mover cada músculo de mi cuerpo. A pesar que mi abuela cuidó mi sueño, no pude levantarme para ir a la escuela. Me quedé en cama toda la mañana, y al descansar así, los efectos del resfriado solo se podían notar en mis estornudos.
Me sentía mucho mejor, pero cansada, muy cansada.
De nuevo había soñado con Bernadette, el mismo sueño dentro de la escuela, ella, nítida frente a mí. No quería recordarlo, pero cada día era más intensa la sensación de desesperación que desprendía mi amiga muerta, estaba tratando de decirme algo, algo que yo no podía entender.
Me quedé en cama mirando videos sobre cosas paranormales en mi celular, tratando de entender un poco más de todo.
Mi puerta se abrió sin previo aviso, y vi a Verónica entrar con una gran sonrisa, estaba sola.
—¿Cómo estás? —preguntó acercándose, le sonreí—. Ya que no fuiste a la escuela, te vine a hacer compañía, los chicos tenían práctica y me pude escapar con un permiso especial del profesor Conelly. Ah, te envía saludos, él también parecía resfriado.
Me soné la nariz recordando las veces que estornudé dentro de su auto, posiblemente le había pegado el resfrío.
—¿No tienes miedo de enfermarte?
—Aunque me estornudaras en la cara, no me resfriaría, mi sistema inmunológico es eficiente—respondió recostándose a mi lado—. Estaba enojada porque no habías llamado, pero luego que me enteré de que estabas enferma, me sentí mal, perdón—dijo apoyando su cabeza sobre mi hombro—. ¿Descubriste algo?
—Sí, que eres rencorosa y debo tener cuidado contigo—bromeé haciéndola reír, pero era una risa ansiosa, suspiré—. La señora no contó mucho, solo que Alex, el hermano del director, había matado a Tanya. —Verónica se enderezó de golpe y me miró sorprendida.
—¡¿Qué?!
—Lo que escuchaste, dijo que él la había matado y luego huyó. —expliqué suspirando. Verónica me tocó el hombro.
—Eso quiere decir que él pudo haber matado a Bernadette y Tina—chilló emocionada, pero a la vez preocupada—. Tal vez volvió para vengarse, debe ser eso.
¿Cómo le explicaba que Alex ya estaba muerto? ¿Pero si la policía había llegado a la misma conclusión? Era preocupante, porque estarían siguiendo una pista que no tenía una conclusión. Al parecer nadie sabía de la muerte del chico.
—No lo sé, ¿qué conexión podrían tener ellas con Tanya? No le veo mucho sentido. Pero la verdad, es que sentí que la abuela de Anna no habló mucho porque yo estaba allí, estoy segura de aquello.
—Omitió información, que novedad en este pueblo—dijo con ironía—. Pero sí encontraste buena información, lo único seguro es que Tanya no se suicidó, sino que murió de la misma manera que Berni.
