21. Las órdenes vienen de mí ahora

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Scarlett

Me senté de golpe en mi cama, sintiendo mi corazón latir desbocado dentro de mi caja torácica. Martilleaba con fuerzas, casi queriendo salirse de mi pecho. Una capa de sudor cubría mi frente y mi cuello, y tuve que tomar varias respiraciones profundas para poder calmarme.

Estaba de vuelta.

Yo estaba de vuelta.

Aparté las sábanas de mi cuerpo y me puse de pie, caminando lejos de mi cama. Los recuerdos de lo que hice siendo otra comenzaron a invadir mi mente. El ataque al abogado, a la secretaria, mi abuso de poder. El engaño a todos, aunque hubieran algunas partes que siguieran siendo una mancha negra en el interior de mi cabeza.

La culpa comenzó a invadir mi sistema, pero logré bloquearla para impedir que me controlase por completo. Miré a mi alrededor y pude notar la luz entrando por las cortinas de mi habitación. Estaba en casa.

¿Cómo había llegado hasta ahí?

Confundida, me alisté para salir, utilizando mi ropa normal. Pantalones vaqueros, una camisa negra con el logo de AC/DC en el centro y unas botas. Mi cabello lo recogí en una coleta y, finalmente, salí de la habitación, caminando con lentitud por los pasillos de la casa.

Escuchaba murmullos desde la planta baja, pero no podía descifrar con exactitud qué decían o cuáles eran las voces que estaban hablando. Bajé las escaleras haciendo el menor ruido posible y pude ver que en la planta baja se encontraban Allison, Payton y Scott hablando. Al notar mi presencia, se callaron de golpe y voltearon a verme.

— Scarlett, has despertado —dijo Payton.

Asentí con lentitud, obviamente confundida y cohibida al estar frente a ellos cuando recordaba todo lo que había hecho.

— Sí, eso creo —murmuré y trasladé mi mirada a mis dedos, comenzando a contarlos cuando Scott me detuvo.

— Realmente eres tú —me aseguró, ofreciéndome una sonrisa reconfortante—. Deaton logró hacer algo con Stiles y mientras el zorro en él esté envenenado, no podrá manipularte.

Dejé salir un suspiro de alivio. Me tranquilizaba de cierto modo que pudiera ser yo misma sin tener una voz dentro de mi cabeza.

— ¿Por qué estoy aquí? Pensé que estaba siendo incriminada de asesinato —comenté, estremeciéndome un poco.

— Mi papá dictaminó que solo estabas en el lugar incorrecto a la hora equivocada —dijo Scott.

Fruncí mi ceño.

— ¿Por qué McCall haría algo así? Me odia —murmuré, expresando mi confusión ante el tema. Desde mi posición pude ver cómo Payton se tensó, pero no dijo nada al respecto.

Nadie respondió mi pregunta, solo encogieron sus hombros para restarle importancia y me aseguraron que no tenía que preocuparme por el hecho de ser encarcelada. Solo debíamos enfocarnos en encontrar una forma de deshacernos del nogitsune de una vez y por todas.

— Tenemos que reunirnos con Deaton en unos minutos —anunció Scott—. ¿Quieres venir?

Lo pensé durante un segundo.

Realmente no me apetecía seguir en contacto con las personas cuando de una forma u otra les mentí, pero tampoco quería quedarme en casa. Así que opté por ir con ellos a ver a Deaton.

Unos minutos después nos encontrábamos en el interior de la clínica, esperando la llamada de Argent desde la cárcel. Él había estado ayudando a Deaton con los contactos para encontrar una cura para Stiles.

ENEMY DARK ▲ TEEN WOLF   ➃Where stories live. Discover now