2. Normalidad inalcanzable

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Terminé de alistarme para la escuela, todavía pensando en las palabras de Stiles. ¿Cómo podía tener yo sus pesadillas? Sonaba completamente imposible y de locos para más decir. Los sueños eran de uno propio, no eran reales y, definitivamente, no debían afectar a tus amigos. Todo ese asunto de la oscuridad alrededor de nuestro corazón no me estaba agradando mucho.

Con un suspiro, agarré mi mochila y salí de mi habitación solo para toparme con mi madre en el medio del pasillo. Rodé mis ojos con molestia porque esto llevaba sucediendo bastante desde que decidió salir de su cuarto. Me estaba hastiando su constante acoso hacia mí.

— Tenemos que hablar —dijo.

— No tenemos nada de qué hablar —mascullé, dirigiéndome hacia la puerta de Payton.

— No me hables de ese modo, Scarlett.

Mi madre me agarró del brazo para hacerme girar. Sin poder evitarlo, el calor se concentró en esa zona de mi piel, quemándola. No había estado en mí hacerlo, solo había sucedido. Era como si el control se hubiese ido de mi cuerpo, aunque mi realidad era que llevaba semanas sin siquiera poder encender una vela. Hasta había llegado a pensar que morir me había arrebatado mis poderes.

Por más sorprendida que me encontrase, mantuve mi expresión impasible. Mi madre se encontraba mirándome con los ojos abiertos como platos, al mismo tiempo que sostenía su mano herida contra su pecho. Casi pude apreciar una chispa de terror en su mirada.

— Como dije, no tenemos nada de qué hablar —repetí.

Giré sobre mis talones y continué mi camino hacia la habitación de Payton. Toqué la puerta con mis nudillos y esperé que ella saliese. En unos cuantos segundos, mi prima salió, de modo que ambas pudimos salir de la casa juntas para dirigirnos a la escuela.

— Sigo un poco perturbada con lo que sucedió anoche —comentó Payton una vez nos encontrábamos en el auto.

La miré de reojo y volví mi vista a la carretera.

— ¿Te refieres a todo el asunto de Stiles entrando a tu habitación por la ventana? —cuestioné.

Payton asintió.

— Sí. Créeme que lo menos que quería era que él me viera de ese modo —aseguró.

Reprimí una carcajada, y entonces Payton desapareció, y yo dejé de estar en el auto. Me encontraba rodeada por llamas de fuego y todo a mi alrededor se estaba quemando. Mi respiración comenzó a acelerarse considerablemente.

¡Siempre lo arruinas todo!

— No puedo creer que me sacrifiqué por alguien que no lleva ni mi sangre.

— ¡Asesina!

— Debiste haber muerto en el campo de lacrosse.

— ¡Todo es tu culpa!

Sacudí mi cabeza, intentando de frenar las voces que me estaban atacando en medio del fuego. Eran las voces de mis padres y de Payton. Y me dolía.

— No fue mi intención —susurré.

Intenté salir de las llamas y me topé de nuevo con el Stiles de mis pesadillas. Aquel ojeroso, pálido y que tenía la mirada oscura y malvada.

— Debiste cerrar la puerta, Scarlett —me dijo, mientras se acercaba a mí—. ¡No debiste dejarme entrar!

Un grito salió de mi garganta, quemándola y fue cuando las llamas desaparecieron y pude ver que me encontraba en la escuela, siendo zarandeada por Payton. En sus ojos cafés se podía ver la preocupación.

ENEMY DARK ▲ TEEN WOLF   ➃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora