¿Me creerías si te dijera que hasta el chico más frío podría enamorarse? Porque yo no lo creía, toda mi vida vivi siendo independiente y a vivir con cierto estilo de vida. Ella era lo que necesitaba para vivir, mi luz, mi guía, mi tanque de oxigeno...
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JAMIE
Disfrutaré esto, de verdad que sí. Por todas las veces en las que Blue no me dejo en paz y decidió humillarme con su soberbia y odiable inteligencia. Al entrar al comedor veo a un Blue del futuro, pero con diferente tono de ojos y diferente nariz; aunque tiene la misma sonrisa coqueta y seductora, la misma mirada prepotente y su cabello es negro con un poco de gris.
Está sentado con un periódico abierto alzando la mirada hacia mí con esa sonrisa que se nota que es hereditaria.
— Hola, Blue. —saluda su padre con un leve asentimiento con la cabeza. Blue asiente en forma de saludo y toma asiento en la mesa. ¿Es todo? No se han visto en quien sabe cuánto tiempo... y ¿así se saludan?
— Pa, ella es Jamie Collins. Una compañera en la escuela. —dice Blue de mala gana y claro que por compromiso. Su padre me mira alzando una ceja y de la nada me siento transparente, sus ojos color miel analizando mis movimientos.
— Un... Gusto, señor Russell —tartamudeo de los nervios. El señor me intimida, su porte afirma confianza.
— Joey Russell. —saluda estrechando la mano por encima de la mesa. La acepto y le doy un buen apretón queriendo transmitir confianza. Él sonríe— Buena mano, Jamie.
Sonrío nerviosamente pero siento que he logrado algo, no sé qué es pero me hace feliz. Tomo asiento a un lado de Blue, es extraño tenerlo a mi lado, lo miro de reojo y tiene los codos recargados en la mesa, su cabello castaño alborotado que cae por la posición en que está, sus brazos permanecen fuertes mientras recarga su cabeza en sus manos. Su mirada color aguamarina fijamente en la mesa, parece tan inocente y lindo. Sacudo mi cabeza ante mis pensamientos y me doy cuenta de que su padre me mira. ¿Se dio cuenta de que estaba viendo a Blue? Siento un vacío en el pecho y un revoloteo en mi estómago.
Andrew quien es un mayordomo de aproximadamente cincuenta y tantos años de edad, coloca un plato delante de mí. Un corte argentino termino medio con ravioles de espinacas en crema de cuatro quesos. Se ve delicioso, en cuanto sirve todos los platos, termina sirviendo un vaso de cristal con vino tinto. Blue mira a su plato y toma un tenedor de plata que está a un costado. Corta un poco de la carne y se lo mete a la boca, puedo ver como la carne masajea su mejilla, sus ojos clavados en su padre.
— Me contaron que no entraste en el equipo de fútbol... —habla su padre mirando a su hijo mientras bebe su vino.
— De hecho, no me presente. —dice como si nada.
La tensión es notable. Su padre lo mira alzando ambas cejas, parece ofendido.
— ¿Por qué no? Yo fui el capitán del equipo a tu edad.
— ¿A caso te importaría si yo fuera el capitán del equipo? —pregunta sin esperar una respuesta— Al menos, ¿sabes cuándo cumplo?
