Capítulo 9: Sr. Egocentrico

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BLUE

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BLUE

Al llegar a casa me doy cuenta de que la única persona que se encuentra es mi madre con la cabeza pegada al ordenador como siempre.

— Hola. —saludo por cortesía

Mi madre parece tener algo en su oído. Ah, su celular inalámbrico.

— Si, Josh. No, te dije mil veces que no pueden tomar la compañía. ¡Es estúpido! Dile que si... ¡Carajos, Josh! Yo soy tu jefa. Gracias —. Exclama mi madre furiosa.

— Ejem... —carraspeo mi garganta para que se dé cuenta de mi existencia y el de Drew quien parece estar incómodo. Aunque no es la primera vez que viene.

Mi madre alza la vista con indiferencia y saluda con su mano para luego regresar a lo suyo.

— Drew se queda dormir y...

— Si, Blue. Está bien, tienes a Andrew a tu disposición —. Dice mi madre agitando su mano para que deje de hablarle.

— Lindo tenerte de vuelta —. musito en voz baja y algo cansado.

Drew me lanza una mirada consoladora pero la ignoro. Odio la lastima, subo a mi habitación con Drew detrás de mí.

— Así que, ¿Jamie pasará a tu casa mañana?

Se me había olvidado. Supongo que siempre podré entretenerme con el cambio de humor de Jamie.

Asiento con una sonrisa forzada.

Hay un silencio desagradable y se puede sentir la tensión del momento. Drew tiene la mirada fija al Xbox y yo tengo la mirada fija en la pared. Seguro ni notaron el camaro amarillo estacionado en el garaje.

— ¡Blue! —exclama mi madre seguramente en el mismo lugar en el que la encontré. No respondo— ¡Blue! ¿¡De quién es el auto de afuera!?

Sigo sin responder. Me da flojera responder a su pregunta que sé que en el fondo, no le interesa, es como hablar con la pared que tiene boca... y solo habla de sus ladrillos.

— ¡Blue, te estoy hablando!

Drew me mira esperando a que haga algo pero sin embargo me dejo caer en mi amplia cama tamaño King y pongo la almohada en mi cara, sintiendo la suavidad de él y el calor que me proporciona.

La puerta se abre de golpe.

— ¿Está dormido? —pregunta mi madre.

— Lleva así varios minutos. Es probable que lo esté. —miente Drew. Siento como mi madre sigue parada a mi lado, de reojo puedo ver sus pies arreglados con sus uñas recién pintadas. Después de unos segundos se gira sobre sus talones y da un portazo. — Ya se fue. —avisa Drew.

— Lo sé. Pero estoy demasiado cómodo.

— ¿Te dormirás?

— Supongo.

Terriblemente Enamorado #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora