¿Me creerías si te dijera que hasta el chico más frío podría enamorarse? Porque yo no lo creía, toda mi vida vivi siendo independiente y a vivir con cierto estilo de vida. Ella era lo que necesitaba para vivir, mi luz, mi guía, mi tanque de oxigeno...
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JAMIE
Pero que creído. ¿Quién se cree para llamarme "cariño"? Ni siquiera mi papá me llama así.
Maldito egocéntrico, vanidoso, idiota, patán, estúpido... ¡Agh! Me desespera de una sobrenatural que me dan ganas de golpear su bella y probablemente plástica nariz de silicona.
— Si tomamos esta ecuación y la multiplicamos por dos. La respuesta será incorrecta, debido a la formula —habla la profesora Well.
Soy una chica lista, eso lo sé pero no soy la típica nerd. El álgebra simplemente no se me da.
— Iré por orden aleatorio para que pasen al pizarrón a resolver la ecuación. Cada respuesta correcta es un punto adicional.
El joven de ojos miel alza la mano, su cabello castaño me resulta familiar.
— ¿Si, Drew? —pregunta la profesora con cansancio. Apuesto a que este chico siempre está levantando la mano.
— ¿Y si no lo resolvemos?
— Un punto menos. ¿Alguien más?
Estoy casi segura de que pude haberme atragantado con mi propia saliva. ¿Un punto menos? ¡¿Y en álgebra?! No, no, no puedo permitirme eso ahora.
— Yo creo que deberías dejar que la nueva pase a resolver la ecuación, solo para ver qué tan avanzada está. ¿No lo lo cree, profesora? —esa voz... voz de niño mimado que estoy empezando a odiar.
— Buena idea, Blue —responde la profesora. ¿Qué? ¡No es buena idea!
Miro a mis alrededores y me doy cuenta de que el idiota de Blue está en la misma clase. Me mira con una sonrisa burlona, entrecierro los ojos y paso mi saliva; esto es guerra, Barbie boy.
Necesito demostrarle que yo puedo. Por mi orgullo, necesito hacerlo.
— Jamie Collins. —me indica la profesora.
Demonios. Me levanto del asiento y camino sintiendo mis piernas como palitos de espagueti. Llego al pizarrón y tomo el plumón que la profesora me ofrece, miro las letras y números; no entiendo nada de esto. Siento las miradas de todos, pero sobre todo siento la mirada de Blue esperando a que falle.
— No esta vez. —me digo a mi misma en un susurro.
Resuelvo la ecuación orgullosa y dejo el plumón en el escritorio de la profesora.
Tomo asiento y miro al Barbie Boy. Le enseño la lengua con toda madurez y noto un brillo de diversión sus ojos. ¿Qué es tan divertido?
— Punto menos, Collins. —dice la profesora.
Meto mi lengua y pongo los ojos como platos. Estoy segura de que la risa de Blue se puede escuchar hasta el otro lado del mundo.
Al final, solo una persona pudo resolver esa maldita ecuación correctamente y ese alguien fue Blue.
