Capítulo 43.

33.4K 1.3K 186
                                    

Narra ___:

Desperté sobre el pecho de Louis, quién dormía en una posición incómoda. Luego de haber leído la noticia en su iPhone, él me consoló hasta que caí dormida. Sí. Había quedado dormida llorando, y el estuvo ahí para mi.

Esto era un desastre.

En la madrugada había despertado y tomé mi celular para revisar las redes sociales. Era todo un caos. Todos hablaban de One direction, en especial, las directioners. Lágrimas cayeron de mis ojos al ver como sus corazones se habían roto, pero pude dormir después de eso.

Tenía que solucionarlo.

Me levanté con mucho cuidado del sofá en el que pasamos la incómoda noche. Al asegurarme de que no despertó, me puse mis zapatos en silencio, agarré el bolso que llevaba conmigo y caminé lo más sigilosa a la puerta. Sabía que si le decía a Louis a dónde iría el insistiría en ir, pero necesitaba hablar con Simon. A solas.

Miré el reloj, 7:23 am. Tuve qué tomar un taxi -El cuál gracias a Dios no me reconoció-, pues mi auto estaba en cada y tomar su auto no era una opción. Esta vez vería a Simon directamente en su casa. Sólo esperaba que me deje entrar sin ningún problema, ya que no le había avisado que iría a hablar con él.

-Gracias- Le dije al taxista luego de pagar y que me dejara frente a la gran mansión.

Había tomado algo de tiempo llegar hasta acá, pues la gran mansión de Simon quedaba algo alejada de la ciudad. Su casa era algo así como el triple -tal vez más- de mi casa. Tenía un gran portón, del cual entre sus rejas se podía observar el gran jardín y la puerta principal a su hogar. Caminé hacia el aparato de metal, lujoso, en el portón y presioné el botón para llamar al timbre.

-Residencia Cowell, ¿Con quién hablo?- Respondió una de las sirvientas de Simon.

-Buenos días, soy ____. Necesito hablar con él urgentemente- Respondí, no era necesario decir mi nombre completo, pues ellos conocían perfectamente las personas con las que Simon trabaja y produce.

-Un momento- Dijo y sonó un timbre, y el portón se abrió automáticamente.

Caminé dentro del lugar al cuál ya había venido un par de veces antes. Si la casa era lujosa por fuera, imaginen como es por dentro. Hermosa. Alguien abrió la puerta y supongo que fue con la misma persona que me permitió entrar.

-Ya le avisé al Sr. Cowell, la espera en su oficina- Dijo y asentí agradeciendo con una pequeña, poco notable, sonrisa.

Si, Simon tenía una "oficina" en casa para asuntos como estos. Ya saben, siendo conocido como "El magnate de la música" tenía que atender a varias personas en su casa. Sólo había estado una vez en esa oficina, las veces anteriores nos había atendido en su sala de entretenimiento donde los chicos empezaron a jugar con la consola Wii.

Tomé un largo respiro antes de entrar y abrí la puerta. Una sala color azul oscuro me recibió. Simon estaba sentado tras un escritorio marrón, dándole la espalda a un ventanal, el cual iluminaba la oscura pintura. Varios libros en repisas y muchos papeles en el escritorio pero magníficamente ordenado.

Su cara seria intimidaba, de verdad lo hacía.

-Toma asiento- Me dijo y susurré un 'gracias' como una niña que acababa de ser regañada por su mamá. -Muy bien, a qué viniste- No era una pregunta ni una opción responder, era una obligación.

-Y-yo vine a disculparme- Bajé la mirada hacia mis dedos, con los cuales jugaba nerviosa. -Se que estuve muy mal y lo siento tanto, nunca quise arruinar nada. Yo tan sólo estaba enojada y ... Y- Los nervios me atacaron, pero no subí la mirada, no quería parecer un pequeño cachorro asustado frente a un pitbull. -Tal vez podamos llegar a un trato.

¿Una chica en One Direction...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora