Capitulo XXVI: Disneyando (La Princesa y el Sapo)

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Entramos al nuevo milenio, y el nombre del juego había cambiado: Disney se vio desplazada por un nuevo estilo de película de animación. Shrek, de Dreamworks, fue una brutal parodia (y deconstrucción) de todos los tropos, clichés y recursos narrativos tipicos del cuento de hadas clásico y había conquistado críticos y fans por igual.

Tampoco servía que los imitadores habían gastado el tema: Anastasia, de la Fox o la Búsqueda de Camelot, de la WB entre otros intentaban querer sumarse al musical fantasioso disneyesco y terminaron sólo saturando más al publico hasta hartar su gusto por ese estilo.

La Disney sufrió una especie de crisis de identidad; Pixar y Dreamworks triunfaban pero el estudio principal intentó experimentar y probar con rumbos diferentes: en ocasiones, con algo de éxito (Lilo y Stich, las Locuras del Emperador) y en otras...no demasiado (Vacas Vaqueras, el Planeta del Tesoro).

Pero todo se mueve en ciclos, incluyendo los gustos del publico, y el estilo de “parodia” con abundantes referencias a la cultura pop y un sentido del humor acudo también llegó a gastarse hacía final de los 2000. Shrek había sacada más secuelas de las que muchos estaban dispuestos a ver, y otros estudios parecían querer sacar su parodia, el problema es que el subgénero que parodiaban había quedado una década atrás, y ahora esos filmes ERAN los blancos de otras parodias.

Y la nostalgia por los filmes de la era del Renacimiento entró en pleno; muchos que eramos niños cuando la Bella y la Bestia o Aladdin se estrenaron eramos ya adolescentes mayores o adultos para ese punto, y el prospecto de una historia romántica y mágica pareció extrañamente atractivo. Debido al desgaste, aquello que fue cliché en primer lugar de pronto se volvió novedad, y aquello que fue novedad, se volvió cliché.

La Princesa y el Sapo representa más que un filme animado; se trata de una reconstrucción. En episodios anteriores de Ficcionando ya he tocado el tema; consiste en tomar los elementos de un género que han sido desmantelados y volverlos a poner juntos, está vez tratando de corregir algunas inconsistencias y detalles que no funcionan con tal de que se mejore y se vuelva más creíble. La propia Disney pareció entender que aún si se deseaba revivir un género del pasado, no se podía revivir exactamente igual, del mismo modo en que los filmes del Renacimiento aunque estilisticamente eran parecidos a las películas de antaño, tenían notables diferencias.

Tiana es notable por un número de razones diferentes: hablamos, haciendo caso del elefante del cuarto, de la primera heroína de raza negra. Curioso como la Disney no pareció tener problemas en tener una princesa nativa americana, una asiática o una del Medio Oriente, pero que tuvo que ser hasta después de la entrada del nuevo milenio en ver una afrodescendiente.

Pero más allá de cuestiones de apariencia, hay otro detalle que considerar; Tiana, a diferencia de otras heroínas del pasado, tiene una meta muy especifica, y es una que no está relacionada con cuestiones románticas: poner su propio negocio.

Hay ciertas voces que pueden decir que a pesar del modo en que puede sonar, no es tan progresista o avanzado como se podría considerar, dado que al final de cuentas, el negocio que Tiana quiere poner es un restaurante: la cocina es una actividad tradicionalmente vista como femenina, pero también hay que sobrepesar al hecho que en el contexto del filme (Nueva Orleans en los años 20), que una joven mujer desee tener un negocio, de cualquier tipo, es algo inusual, pero creíble.

Y también que hay una discrepancia respecto al modo en que se ve la cocina: la cocina competitiva y profesional, la de chefs y restauranteros, todavía en nuestros tiempos es una industria dominada por los hombres. Así que aún si no lo parece, Tiana está intentado romper una barrera que aún hoy no está de todo superada.

La personalidad de Tiana es más adulta en muchos sentidos: centrada, realista, enfocada, con una fuerte ética laboral al grado de cansarse hasta caerse de sueño con tal de perseguir su sueño. Ella se siente como una mujer trabajadora del aquí y del ahora, pero al mismo tiempo tampoco llega al extremo de sentirse demasiado como un ejemplo a seguir y no tanto como un personaje memorable y divertido, aún si ella misma quizá no lo sea tanto.

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