Capitulo VI: Ludismo, Ambientalismo, Racismo y Zombismo

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Cuándo uno revisa algunos de los títulos de moda en series, películas y literatura, no es tardado notar que hay dos monstruos que parecen estar en voga: los primeros, los vampiros, y los segundos, y enfoque de este artículo, los zombis.

Es curioso el enorme foco en el cual estas criaturas han recibido en los últimos tiempos, después de todo, existen filmes, historietas y series de ellos durante ya algunas décadas. ¿Qué significa que este sub-género haya explotado? Y no sólo eso, sino que se vaya dividiendo en algunas variaciones más allá de la clásica peli de terror. Hay suspenso, y supervivencia, comedia e inclusive, por más bizarro que parezca, algunos filmes (como “Zombieland”) han sido llamados “comedias románticas” (aunque sin duda, de haber habido sangre y tripas en al menos la mitad de las pelis de Jennifer Aniston la harían una actriz más interesante).

Pero analicemos algunos de los tropos y recursos más usados en este tipo de historias; no siempre se explica pero a menudo la calamidad comienza por un descuido de origen humano, siendo la justificación más dada, un virus desarrollado por algún gobierno/compañía/empresa u otra entidad. Es curioso porque, los zombis, como criatura mitológica, son de origen sobre-natural, pero hay un elemento innevitable de “miedo” respecto a la ciencia y la tecnología; es un experimento o una invención la que desata el horror, y nunca resuelve el problema que causó en primer lugar.

No acuso al género de ser intrinsicamente “ludita” (o anti-avance tecnológico), pero si vamos inclusive a las historias originales, dónde un muerto era revivido por un médico brujo, con un poco de gimnasia mental uno puede interpretar esos cuentos como anti-avance a su modo y en su contexto cultural, y francamente, vivimos en tiempos de cierta incertidumbre comparativamente con lo que vimos antes; si uno revisa historias de ciencia ficción de antaño, no siempre era así pero muchas tenían una especie de “optimismo” o “idealismo”: la humanidad dejaría atrás los tiempos de conflictos y separaciones, se resolvería el hambre, conquistaríamos el espacio, tendríamos autos voladores...y nada de eso ha pasado.

Sí, han existido avances en muchas otras áreas: si estás leyendo esto, estás usando justo ahora una de las tecnologías más revolucionarías de la historia humana y que apenas estamos empezando a explotar su potencial. Hemos curado enfermedades que antes eran una sentencia de muerte, y disfrutamos en general de un nivel de vida mucho más elevado de lo que nuestros ancestros pudieron soñar, pero no hemos descubierto ese gran avance que sea la solución a todos los retos de la humanidad. En todo caso, parece que cada nueva tecnología resuelve algunas cosas pero trae a su vez toda una nueva serie de problemas y complicaciones que no teníamos contemplado, y al final de cuentos eso parece ser un tema recurrente en el género zombi.

Podemos ir más allá y pensar que no es sólo el avance, sino el consumo desmedido (que generalmente, van de la mano): los zombis son criaturas inconscientes y sin raciocinio que no pueden ser detenidas y consumen todo a su paso al grado de poner en riesgo a nuestra especie, y el excesivo consumismo es un problema real que nuestras sociedades enfrentan porque, muchos de nuestros recursos son finitos.

¿Entonces, también hay una alegoría ambientalista en este tipo de historias? ¿El miedo a que simplemente nos acabemos todo por inconsciencia y desconsideración? Después de todo, cualquiera que haya estado cerca de una tienda departamental o un centro comercial en temporada alta de compras y ve esos mares de gente peleando por las últimas ofertas o conseguir el artículo novedoso, es...difícil para algunos no hacer ese salto mental para compararlos con una horda de seres sin voluntad propia.

También hay que considerar que los héroes de estas historias casi siempre sobreviven con relativamente pocas cosas: armas, agua, alimentos, un refugio y...es todo. Es probable que algunos autores agreguen un vehículo o un aparato de comunicaciones, pero el primero estará limitado para situaciones dónde el desplazamiento es una necesidad urgente (escapar de los zombis, tratar de buscar un nuevo refugio) y el segundo quizá no tenga utilidad real pero se mantiene en el caso de que alguien, casi siempre un gobierno, de una señal o instrucciones a sus ciudadanos, que serían modos de actuar no muy distintos a los de una situación critica más realista, como...un potencial desastre ambiental.

Pero quizá haya algo más universalista que es lo que hace tan apetecibles este tipo de historias para muchos: la idea de ser de los pocos conscientes en un mundo dónde todos parecen ser meros títeres; ser el único, o al menos de los pocos que cuestiona las razones de ser de diversas cosas. Todos, especialmente los adolescentes, a menudo tenemos esa sensación. Ser el heroe de una historia de zombis otorga una proyección a esa fantasía: que los seres pensantes pueden ser rebasados en número por aquellos que no lo son, pero a pesar del daño que puedan hacer y de las vidas que puedan tomar, finalmente pueden ser derrotados (al menos, un grupo de ellos, dado que en realidad, muy pocas historias zombi tienen un final que pueda llamarse “feliz”).

Aunque si uno piensa mal, y fuerza la mente un poco hacia lo desconfiado, también puede encontrar ciertas interpretaciones poco...afortunadas.

Como el fenómeno de la inmigración; este siempre ha existido durante toda la historia pero en los últimas décadas se ha acentuado. Latinos buscando una vida mejor en los EEUU, africanos que arriesgan sus vidas para llegar a las costas de España o Italia, refugiados de países consumidos por las guerras y la violencia que buscan estadía en Canadá, o en Suecia, o en Australia. Las naciones que antes eran más homogéneas ahora tienen mayor diversidad cultural, pero no es extraño oír historias de algunas personas que usan una retorica muy hostil hacia los nuevos habitantes de sus naciones. Se sienten amenazados por estas nuevas personas, de idiomas incomprensibles para ellos, que van (de acuerdo a ellos) “consumiendo” los recursos de su país huésped en forma de seguridad social, educación o servicios médicos gratuitos o seguros de desempleo. Algunos incluso han advertido que estos inmigrantes se “reproducen” a tal grado que en algunos años podrían de hecho convertirse en la mayoría y transformar por completo la esencia de sus nuevos hogares.

Pero después de todo, realmente pueden ser sólo historias divertidas que nos ayudan a desquitar un poco de frustración, y aunque ninguna de mis interpretaciones (o de las suyas) sean certeras o atinadas, todo género con limites definidos y distintos a otros está abierto a, pues, a eso: ser interpretado.

¿Qué piensan? ¿Estas historias son sólo simple disfrute sin sentido o en realidad pueden decirnos algo de nuestros miedos a los cambios demasiado rápidos? Voten y comenten, que no puedo hacerlo yo (va...sí puedo, pero sería nada elegante).

Shalom camaradas.

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