Capitulo III: Deconstrucción (o "Como Desmantelar Un Género a Martillazos")

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Deconstrucción; en ficción, es probable que alguno o alguna de ustedes haya escuchado el término en un libro, un ensayo, una reseña, pero quizá no sepan con exactitud lo que significa.

“Deconstruir”, puede definirse como “desmantelar las piezas de un todo”. En el contexto de creación de historias, se refiere a tomar una trama, un arquetipo, un cliché o inclusive un género o sub-género entero y aplicar la lógica del mundo real a ellas para demostrar que las acciones que se ven en esas historias tienen consecuencias.

Voy a dar dos ejemplos un tanto hiper-simplificados para probar mi punto.

En las historias de superheroes, vemos a estos personajes privilegiados con poderes sobre-humanos salvar el día, vencer a los villanos, y llevar la justicia y la libertad a las victimas que tanto lo demandaban; en los cuentos de hadas de princesas, una chica conoce a su principe encantador, se enamoran en un día (o menos), se casan y viven felices para siempre. Esperamos eso de esos géneros, ¿pero cómo se aplicaría la deconstrucción?

Luego vemos que los superheroes no son siempre moralmente rectos; a veces pueden actuar por egoísmo. No siempre serán valientes; en ocasiones son los que tienen más miedo. Y sus luchas por detener al villano pueden causar gran daño colateral: la ciudad que defienden puede quedar destruida en gran parte, algunas vidas pueden perderse incluso, y esas acciones les ganan el odio, resentimiento o temor de la sociedad.

También podemos ver que la joven que se casó con el príncipe no tiene nada que hacer en su vida de Palacio, dónde es vista como poco menos que un “trofeo”: un objeto de exhibición que sólo sirve para ponerse vestidos bonitos y sonreír en las fiestas pero sin voz ni voto. Eso sin mencionar que mientras ella vive en un mundo de privilegios, el resto de su gente sufre hambre y pobreza, sin esperanza de que eso llegue a cambiar.

Se aplicó la lógica del mundo real, y vemos que las fantasías de ambos géneros son, precisamente eso: fantasías, sueños imposibles, cosas que no funcionarían realmente. Una deconstrucción puede venir en practicamente cualquier area de la ficción: literatura, cine, comics, televisión, inclusive música.

¿Pero por qué surgen las deconstrucciones en primer lugar? ¿Cuál es el impulso detrás de demostrar lo irreal de una fantasía? ¿Cinismo? ¿Juicio critico? En parte, pero por sobre todas las cosas: hartazgo. Los blancos de las deconstrucciones casi siempre son géneros o tropos que se han explotado al punto de lo absurdo y que se convirtieron en clichés. Irónicamente, casi siempre fans; los que crecieron con los comics, o con los cuentos de hadas y eventualmente se preguntaron las razones de ser de ambos hasta que los llevaron a sus conclusiones lógicas.

Por su propia naturaleza, uno podría pensar que todas las deconstrucciones son cínicas o sombrías; después de todo, es, metafóricamente hablando, “romper una burbuja”, una ilusión de un medio, pero no es necesariamente el caso. En los 90 y a principios de los 2000, después del llamado “Renacimiento de Disney”, que nos legó películas como “La Bella y la Bestia” o “El Rey León”, se puso de moda el “Anti-Cuento” de hadas, mejor representado por nadie (al menos en el sentido de ser el ejemplo más famoso), en Shrek; el Principe es un patán que de encantador no tiene nada y quiere casarse como medida politica, el ogro es el verdadero héroe (aún si su comportamiento es difícil de sobrellevar), la princesa no es indefensa en realidad y sufre las consecuencias de lo esperado en los cuentos (ser rescatada para romper una maldición). Como ven, se deconstruyen los arquetipos y clichés propios del género, pero con humor, con burla. Así pues, una deconstrucción puede ser también una parodia (exagerar los rasgos y caracteristicas de una serie o género para fines de comicidad) pero no significa que toda parodia sea una deconstrucción (ni viceversa).

También es curioso como una deconstrucción puede, con el tiempo, volverse un cliché; examinando de nueva cuenta el ejemplo de los superheroes, el estereotipo del heroe infalible a la Superman fue retado por los superheroes de generaciones posteriores: los X-Men, Spiderman, Hulk, todos ellos mostraban un lado más realista, a veces incluso deprimente de las implicaciones de seres existiendo así en el mundo real, pero eventualmente pasaron de ser “transgresores” a ser parte del “establisment” (por decirlo de algún modo), en ocasiones cayendo en algunos excesos que tanto criticaban; luego vino OTRA generación de series, como Watchmen, para desmantelar a su vez los tropos de la segunda generación de héroes.

Lo mismo sucedió con Disney; es difícil creerlo, pero Ariel, de “La Sirenita”, de hecho fue considerada un modelo progresista respecto a lo que se esperaba de una historia de princesas. El critico estadounidense Roger Ebert de hecho avaló al personaje declarando que no es una princesa “tradicional” que espera ser rescatada, sino que es ella la que busca la acción, la que busca a su príncipe (proporcionó su reseña en el enlace, alrededor del minuto 3:55). Claro, la sociedad avanza, y aquello que nos parece avanzado en primer lugar al paso de algún tiempo puede parecernos retrograda. Ahora hay una nueva generación de heroínas disneyescas, como Merida o Tiana, que son aún más proactivas, pero que si analizamos los antecedentes, es muy probable que ellas mismas sean consideradas demasiado “anticuadas” eventualmente por los niños del futuro. Es innevitable, pasa con los valores, pasa con las actitudes, y pasa con el entretenimiento.

Y las deconstrucciones, ¿acaso no se vuelven cliché por cuenta propia? ¿No es que este mismo proceso puede despertar el sentido critico de muchos fans? ¿Dónde está la diversión de crear ficción entonces si vamos a demoler todo escapismo? Bueno, es verdad, y es que en realidad, la deconstrucción es sólo el primer paso en un ciclo que bien podría remontarse hasta las primeras creaciones de ficción de la humanidad, intercalándose una fase tras otra conforme un género nace y se vuelve viejo.

En el próximo capitulo, hablaremos de la contra-parte: la reconstrucción.

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