Capitulo II: El Travestí de Instituto

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Una chica tiene un dilema: ya sea porque la escuela es la única que ofrece los cursos o la carrera que desea, por algún deseo de un familiar moribundo o para escapar de un enorme riesgo para su vida, la protagonista se ve obligada a cortarse el cabello, vestirse en ropas masculinas y hacerse pasar por un chico.

Otros puntos clave que pueden ocurrir es que se vuelva inesperadamente popular, ya sea vía hazañas intelectuales o atléticas, y eventualmente llegue a atraer la atención del chico más popular y apuesto del instituto, y este empieza a cuestionar su propia sexualidad al sentirse de verdad atraído por alguien que cree ser de su mismo sexo.

Es bastante común en la fauna del Wattpadistán; me gusta llamarle al género "Travesti de Instituto". Decir que todas esas historias son clones las unas de las otras sería quizá simplificar las cosas demasiado; se han convertido en un sub-género propio por la cantidad en números con las que se encuentran.

Primero hay que tomar en cuenta que la abrumadora mayoría de las protagonistas son, por definición de los tropos y convenciones que se encuentran en las historias, adolescentes. Casi nunca se ven mujeres adultas poniéndose en esa posición. Jóvenes en edad escolar, quizá de secundaria o bachillerato es parte del perfil “promedio”. Edad en la que comienza el despertar sexual y se plantean algunas preguntas interesantes; no es raro que niños y niñas, a sus cortas edades consideren al sexo opuesto como “desagradable”, refiriéndose de manera poco halagadora en muchos casos (“¡Eso es cosa de niñas!” o “¡Los niños son muy sucios!”).

Pero con la llegada de la pubertad llega el despertar sexual, y se plantean preguntas interesantes, no sólo acerca de la atracción nueva que comienzan a sentir, sino de los roles de género y su orden esperado en la sociedad; comienza el “gran rechazo” a muchas cosas que se disfrutaban en la infancia, tales como digamos, las películas de Disney o cosas que a esa edad se consideran demasiado “infantiles” o “femeninas”.

Para nadie es un secreto que inclusive en tiempos modernos, con todos los progresos que se han hecho en materia social, se sigue viviendo discriminación o sexismo en mayor o menor medida; las mujeres siguen siendo en muchos casos el género “subordinado” en nuestras sociedades androcentricas. El hombre posee cierto privilegio social por el simple hecho de haber nacido con un cromosoma Y. Las mujeres por supuesto desean la igualdad, y se han conseguido muchos avances en tal materia, pero se sigue estando lejos de un estado de equilibrio completo.

Hay que revisar bien algunas de estas historias entonces; en la pelicula “Yentl”, de 1983 (pero que se desarrolla a principios del siglo XX), una joven judía de Polonia se viste como hombre para poder estudiar en una escuela de rabinos y recibir educación talmúdica, de la cual a las mujeres se les relegaba; la protagonista hace lo que hace porque se le niega una posición de ser dueña de su destino y de poder dentro de su propia vida por haber nacido mujer, y el único modo en que puede sortear sus circunstancias es hacerse pasar como alguien del sexo contrario, los cuáles sí poseen el visto bueno social para perseguir empresas a su gusto.

Entonces, no es tanto que la protagonista promedio de estas historias quiera realmente ser hombre (si bien en algunos casos es una “tomboy”, nunca se ve un desprecio hacia su sexo) sino que se envidie el poder que le es negado; la capacidad de elegir o no, y ve no en el sexo, sino en su estatus, algo que se le ha negado.

Por lo tanto, no es sorprendente que en un comienzo estas historias eran “de época”; es decir,  se desarrollaba en algún punto del pasado; conforme los avances sociales empezaron a aparecer, el usar el recurso perdió un poco de su "innovación" inicial si se usaba en un tiempo moderno. Pero sigue apareciendo, y de un modo más o menos frecuente.

Quizá una parte se deba a poder, pero otra puede tener una respuesta más sencilla, y un tanto más visceral.

Fetichismo.

Una tendencia que marca un salto generacional respecto a las que son chicas hoy en día respecto a quienes estuvieron antes de, es la desmitificación de un gusto por leer o ver historias y/o imagenes de jovenes atractivos en relaciones homoeroticas. Sabemos que un fetiche  común en la pornografía orientada a los hombres es la de ver mujeres en relaciones con otras mujeres, ¿no es entonces normal que el género femenino entonces tenga un gusto similar por hombres con otros hombres? En Japón, dependiendo de lo explicito de estas historias, se le llama "Yaoi" o "Shonen-Ai" ("Amor de muchachos").

Desafortunadamente, existe un doble estándar, en el que el fetiche masculino con el lesbianismo es considerado como algo normal pero el de una mujer por el homoerotismo se ve como "enfermo" o "pervertido", lo cual viene siendo sólo otra extensión de la reprobación moral y tradicional hacia las expresiones de sexualidad femenina. Pero muchas de las historias son escapismo como ya se ha mencionado, así que poner historias de verdaderas relaciones homosexuales no es tan atractivo como la de una chica que se viste de hombre, se ve como hombre y aparentemente despierta deseos homoeroticos en un joven atractivo. Es como lo mejor de ambos mundos: es "Yaoi", pero no lo es.

Tenemos entonces una mezcla dónde una joven tiene el poder que no ha tenido combinado con una fantasía romántica/: el resultado son historias sumamente atractivas para el público meta que las lee y las digiere con devoción.

Puede al final, ser una mezcla de ambos factores; por otro lado, si fuera sólo fetichismo, habría historias que sean contraparte: chicos que se tienen que vestir de chicas, pero aunque existen, son menores en número, y casi siempre orientadas a la comedia qué a un sentido más dramatico que el común de las historias de "Travesti de Instituto". ¿Eso se puede interpretar como el hecho que el hombre, al estar en una posición dominante, fuera de las fantasías sexuales, no ve punto en explorar el punto de vista del sexo opuesto, confirmando que siente privilegio y poder por default y no envidía la subordinación social?

No repruebo estas historias, partiendo del hecho que creo que ningún género o sub-género de literatura es malo por naturaleza, y que todo depende de la habilidad del escritor. Tampoco pretendo dar una explicación objetiva de algo que, por la propia naturaleza de la disciplina, está abierto a interpretaciones. Pero si deseba deconstruirlo y examinar más de cerca la popularidad de estas historias. ¿Están de acuerdo o no? ¿Son populares por el escapismo y el deseo de poder? ¿Por ser una fantasía de romance y/o erotismo? ¿O sólo estoy analizando de más algo que no debería? La zona de comentarios abrió su temporada.

Shalom camaradas.

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