Capítulo 35: Maldita suerte.

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Puedo jurar que he perdido la cuenta de las veces en las que le he preguntado a Dios por qué me dio esta mala suerte. He perdido la cuenta de las veces en las que he pensado que mi yo de otra época cometió tantas barbaridades, que ahora soy yo la que tiene que pagar por todo que hice en mi vida pasada.

Y en este mismo instante me estoy preguntando lo mismo, aquí, en mi lugar. Viendo el reencuentro de una adorable chica perdida que ha encontrado a su hermano.

Y maldita sea, tenía que ser él.

Carla y Harry chocan en un abrazo apenas se ven, mientras que yo me quedo quieta en mi lugar, observándolos.

—Harry, perdóname, no quise decir que te odio. Sólo estaba enojada, perdóname—Carla se disculpa con sus manos todavía sujetas al cuello de Harry.

—Yo también siento lo que te dije. No debí ser tan duro contigo, tenías razón—la voz profunda de Harry vacila y mi corazón se estruja con dolor al escucharlo—. Tengo que avanzar...

Ambos se sueltan y entonces yo me giro silenciosamente sobre mis talones a medida que comienzo a largarme bien a la mierda de ahí.

La chica se va con la canción de la Pantera Rosa sonando en su cabeza...

—Oye, espera—siento la voz de Carla atrás de mis espaldas. Mierda, mierda, mierda—. Gracias —dice y me tranquilizo.

—Eh...—Enronquezco mi voz tosiendo—. Uh, de nada, me voy—me apresuro a decir mientras avanzo con velocidad.

— ¡Espera!—me grita y me detengo—. Harry, ella me acompañó mientras te buscaba. ¿La puedes llevar a casa? Estaba tomando el autobús cuando la traje conmigo—la escucho decir a mis espaldas y quiero hacerla callar.

Di que no puedes, di que no puedes, di que no puedes...repito en mi mente este mantra, esperando que se haga realidad.

—Claro, no tengo problema con eso—Harry habla y sé que lo dice en mi dirección. Mil demonios.

—Sin cuidado. Puedo tomar un taxi—miento. No tengo dinero para un taxi y el viaje de aquí a mi casa seria carísimo. Además de que me dan miedo los taxis.

—Vamos, Evan—Carla me llama.

Joder.

— ¿Evan?—Harry repite el nombre con sorpresa.

MIERDA, MIERDA, MIERDA, MIERDA.

Cálmate. Tienes el cabello corto. Estás de espaldas. No puede reconocerte aún. Ahora corre, mierda, ¡CORRE!

Comienzo a caminar con más determinación y rapidez. Hasta que me detienen.

—No huyas, ven—siento una mano aferrarse a mi muñeca, haciendo que me tropiece con mis propios pies cuando me jala hacia atrás.

Alcanzo a estabilizarme, pero cuando mi mirada sube, los ojos de Harry están sobre los míos, y en su rostro no puedo ver más que una expresión asombrada y sobresaltada, mientras que yo quiero poner un muro de tres metros en frente de él y yo.

Esto no puede estar pasándome justo ahora, ¿verdad?

—Vamos, te llevaremos a tu casa —la chica me guía hasta el auto de Harry. Él detrás de nosotros siguiéndonos.

Harry desbloquea las puertas del auto. Primero abre la puerta del copiloto para su hermana y luego va hacia atrás para abrir la puerta para mí. Me siento incomoda con su cercanía y trato de hacer lo posible por no mirarlo. Sé que si nuestras miradas se encuentran de nuevo voy a desmoronarme. Agacho la cabeza y paso hasta adentrarme en el auto. Apenas respiro el aire dentro del automóvil el perfume de Harry saluda nuevamente a mis fosas nasales. Su olor es tan malditamente bueno...

𝐁𝐎𝐎𝐊𝐒: Como si me leyeras ☕︎︎ 𝐡.𝐬Where stories live. Discover now