#35: Aeropuerto

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ORIANA POV:

Me había resignado a saber que él no vendría por mí. Era de esperar que jamás iba a volver a saber de él, pero por otra parte tenía la esperanza de que entablaríamos una conversación antes de abandonar Londres.

Toqué la puerta mientras una brisa fría me recorría de pies a cabeza provocándome un escalofrío. Suspiré intentando buscar calor. Venir de noche no fue una buena idea, pero no iba a tener otra oportunidad.

Sus ojos claros se aparecieron detrás de la puerta. Era él.

-¿Oriana?- su voz con sorpresa me hizo sonreír levemente. Sentí mis ojos húmedos al verlo.

-Me voy mañana.

Me senté en su sofá y él me dio una taza de café amablemente. Tenía tanto que decirle. Su mano aterrizó en mi cabello y lo acarició con suavidad, haciéndome sentir lástima de mí misma. Lo miré a los ojos dejando la taza de café sobre la mesa y hablé.

-¿Qué pasó con Emma?

Álvaro me observó con dolor. Presentía que su intento de conquistarla había acabado en la historia. Suspiró pasando una mano por su cabello y una sonrisa triste se asomó por su rostro fugazmente.

-Solamente todo terminó- respondió. Asentí-. ¿Qué pasó con Julian?

Tomé aire ante la mención de su nombre, jamás quise que me afectara así pero parecía que era algo inevitable. Acomodé un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

-Solamente todo terminó.

Y de una manera horrible. Todavía recordaba sus palabras cargadas de dolor, cuando me había dicho que me quería a pesar de que le había mentido durante todo este tiempo. ¿Por qué había hecho todo esto? ¿Venganza? ¿Revancha? Cubrí mi rostro entre mis manos. No quería recordar todo eso.

-¿Te irás mañana?- me preguntó regresándome a la realidad. Asentí.

-No tengo otra opción. Renuncié a mi carrera, dejé todo acerca de lo de ser modelo... Pero el boleto de avión es para mañana en la mañana. Me venía a despedir de ti.

Me sonrió, y me dio un abrazo. Me hacía falta aquel abrazo. Álvaro era mi mejor amigo, él, la única persona que siempre  me había apoyado sin importar qué. No había razón para mentirle, no había razón para mostrarle mi otra manera de ser. Podía ser yo en todo momento y creo que no había tomado eso en cuenta hasta entonces.

Suspiré profundizando el abrazo y sintiendo mi corazón quebrarse en mil pedazos. Me iba a ir.

¿Por qué?

***

Mi cabeza empezaba a caerse hacia adelante cuando desperté de golpe.

Eran algo así como las nueve de la mañana, no la gran cosa. Sin embargo, viéndolo desde otro punto de vista, no había podido dormir el día anterior. Me había quedado hasta las cuatro de la madrugada dando vueltas por la cama y no había podido recobrar el sueño. Había sido terrible e irritante, y ahora me hallaba en el aeropuerto rogando por tener una cama y más tiempo para descansar.

Maldito insomnio.

-Despierta, Oriana, el avión llegará al rededor de una hora- la voz de Mateo se escuchó. Asentí sin dirigirle la palabra. Mi madre no me había vuelto a hablar, y con razón, y Dalton andaba en otro mundo, no sabía por qué.

Revisé mi reloj y revisé mi celular. No había ningún cambio. Sólo el hecho de que ahora no quedaba una hora, sino 59 minutos, y el que una notificación de Twitter me había llegado, avisándome que tenía unas cuantas más. Dejé descansar mi cabeza en el respaldo del asiento. 

Volando alto (VCLN2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora