#32: Alguien mejor

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Me secaron el cabello y luego de eso fueron por la ropa que me tendría que poner en el desfile.

Faltaba poco para que iniciara. Había intentado convencerme de que Julian jamás me iba a llamar, pero la esperanza es lo último que se pierde y digamos que me la pasé otra hora más con el teléfono entre las manos.

Desbloqueé la pantalla una vez más y revisé si tenía alguna llamada perdida, pero nada, absolutamente nada de Julian, solamente llamadas anteriores pero ninguna perdida reciente.

Me tiraría de la pasarela a este paso si es que no me llamaba.

-Cariño, suelta ese teléfono- gruñó mi mamá quitándome mi celular de las manos.

-¡No!- chillé estirando los brazos-. Lo necesito.

-No es verdad.

-Es parte de mí.

-Solamente quieres saber si él te va a llamar- resopló-. Déjalo. Si te llama, tú lo llamarás de regreso con esa excusa. Pero ahora tienes que prepararte para desfilar.

-Gruñona- mascullé.

-¿Qué dijiste?- me miró molesta.

-Que de acuerdo- mentí volcando los ojos. Ella me sonrió satisfecha y guardó mi celular en su bolso, dejándome sin oportunidad de saber si Julian me iría a llamar o no. Aunque a ese paso, era un claro y triste "no".

No quería estar tan preocupada, pero no me había llamado y de verdad empezaba a creer cosas que, estaba segura de que Julian jamás haría. Quizá solamente estaba paranoica y necesitaba relajarme, pero era complicado, más aún si tomábamos en cuenta que después de esto probablemente jamás lo volvería a ver.

-Cinco minutos para empezar- anunció una chica con una libreta en las manos.

Me levanté de mi asiento al igual que las otras modelos y me dirigí adónde me esperaba mi ropa correspondiente. Me vestí. No me sentía nerviosa, ya que yo ya había hecho todo esto antes y también por el hecho de que mi cabeza estaba en otra parte (no literalmente, eso habría sido aterrador).

Revisaron mi atuendo y me pusieron a la fila formada de modelos. El desfile ya daba inicio, y cómo no, era un inicio bastante dramático, con luces, música y por supuesto bastante exageración y unas pocas voces del público. La primera chica salió y pasaron unos segundos hasta que la segunda saliera detrás de ella. Yo era la quinta, no tardaría tanto en hacer mi entrada.

Tomé una bocanada de aire mientras me preparaba para salir. Solamente me había pasado una vez pero podía pasarme de nuevo: tropezarme en la pasarela. Era bastante vergonzoso y la verdad es que no tenía ánimos de que me ocurriera, sería un total horror y era más que obvio que mi madre y Dalton me regañarían por el resto de sus vidas si esa falla pasaba.

De todas formas dudaba mucho de esa opción, después de todo, la vez anterior había sido debido a que todavía no sabía cómo andar muy bien con tacones, para ese entonces, ya sabía perfectamente cómo hacerlo. Y era un horror, porque me había jurado cuando era pequeña que jamás en la vida utilizaría esas tortuosas máquinas de dolor de pies que mi madre usaba cada día.

La ironía de la vida.

La cuarta chica salió y comprendí que cuando dieran la señal, esta vez me tocaría a mí salir a la pasarela. Sabía que había bastante gente, nunca como para llenar un gigante estadio, pero sabía que las personas eran varias y al salir me daría cuenta de eso. Tomé un poco de aire y me dieron la señal.

Salí de detrás de las cortinas por las que habían salido anteriormente las otras modelos y vi que la cuarta chica estaba en la punta de la pasarela, dando media vuelta para regresar. Yo seguí hacia adelante. La música seguía y mis pasos iban al ritmo correcto, para no parecer apresurada o que andaba con demasiada lentitud.

Volando alto (VCLN2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora