#33: Jamás podré olvidarte

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No sabía cómo explicar la manera en que me sentía. Era como si... me hubiera caído un balde de agua fría en la cabeza, una manada de animales hubiera pasado sobre mí y un rayo me hubiera golpeado encima. En otras palabras, me sentía terrible, y lo único que quería era morir.

Julian se había ido del desfile y según lo que me habían dicho, también se fue su madre. Seguramente él le contaría todo a ella, yo quedaría como una maldita bastarda y ahí, definitivamente, todo el mundo me odiaría por lo que yo era y por lo que había hecho. No era tan sorprendente, no era tan inesperado, era algo que la verdad, ya veía venirse en mi camino.

No volví a la pasarela. Me quedé en mi asiento, tomando un vaso de agua y al parecer, con todos los periodistas que se presentaron por ser el increíble desfile de modas en Inglaterra, muchos me preguntarían luego qué me había pasado y por qué no salí a desfilar otra vez. 

Tenía el celular enfrente, encima del tocador donde nos maquillaban para salir a la pasarela. El show seguía y no tardaría tanto en acabar. Miraba el celular como si esperara una llamada, pero sabía que jamás llegaría, porque Julian no me volvería a hablar, y era mejor así, porque yo era una mierda y él era increíble, y era mucho mejor que se mantuviera alejado de mí. Encontraría a alguien mejor, encontraría a alguien que lo hiciera feliz. Era cosa de tiempo, paciencia y olvidar. No era tan difícil.

-Serás la primera en la conferencia de prensa- una voz dura y fría me habló. Volteé mi cabeza y no me sorprendí al ver que era Dalton.

-Vale- acepté. De todas formas no podía negarme a eso, si Dalton lo decía, tenía que ser así, y ni siquiera el gran Zeus podía contradecirlo.

Me vestí con ropa más casual y tan pronto el desfile terminó, me dirigí a la pequeña entrevista. Habían varios periodistas. Nadie que me importara en ese instante, sólo rostros sin expresión. Les daría la noticia de sus vidas, si es que Lady Gaga no se me adelantaba diciendo su retiro de la carrera.

Me puse frente a todos y me sentí segura de lo que estaba por decir. Acabaría todo de una vez por todas, y jamás volvería a tener que sufrir nada de esto, no más cámaras y nada de aparecer en ninguna revista. Miré a Dalton una vez más antes de dirigir mi boca al micrófono y soltar lo que tenía por decir.

-Renuncio a mi carrera de modelo- dije, recibiendo varias miradas interesadas de los periodistas y varias preguntas-. Gracias, eso fue todo.

Me levanté de mi asiento y pasé al lado de Dalton sin siquiera atreverme a ver su cara. Claramente estaría sacándose el cabello de la rabia, y yo no quería verlo así. Se enfadaría conmigo luego, sí, me gritaría, me odiaría, me regañaría, sería un infierno, pero no me interesaba, porque a eso me arriesgaba desde un principio y lo sabía.

Lo que me dolió fue ver a mi madre igual o más enfadada de lo que me imaginaba que estaría Dalton.

-¿Qué hiciste?- espetó.

-Renunciar- suspiré encogiéndome de hombros-. ¿Qué hay con eso?

-Tienes un contrato. Lo firmaste y tienes que hacerte responsable de ello, Oriana. Ya estás mayor para estas tonterías. ¿Qué le diremos a la prensa para explicarle que no te retirarás?

-Te lo pondré fácil, mamá: no le digas nada a nadie. Renuncié y punto, fin de la historia. No volveré a ser modelo y es mejor así- le dije pasando por su lado para dirigirme a la salida.

-¡No puedes hacer eso! Creí que te encantaba ser modelo- suspiró.

-¡Pues adivina qué!- le grité de regreso-. No me gusta. Es horrible, apesta, odio estos jodidos tacones- exclamé, sacándome los malditos zapatos que lo único que me provocaban era dolor de pies-, y detesto la pasarela. Yo quería ir a la universidad y todo se arruinó cuando conociste a Dalton, así que prefiero renunciar a todo esto que seguir viviendo de esta manera tan irritante y creer que ya no hay vuelta atrás y debo seguir así.

-¿Y qué harás? ¿Ir a la universidad en Nueva York?- dijo sarcástica-.  Oriana Gabriela Sabatini, regresa en este mismo instante a la entrevista. Tú seguirás en la carrera, lo quieras o no, te comprometiste con ello.

-Deberías apoyarme- dije incrédula-. Eres mi madre.

-Y hago algo mejor: te ayudo.

-Me voy de aquí- resoplé al escucharla. No me apoyaría en ese instante y prefería irme antes de seguir escuchándola decir tantas tonterías.

-¡Eres una irresponsable, egoísta!- chilló ella mientras me ponía mis zapatillas Vans que había traído desde el cuarto de hotel-. Solamente piensas en ti misma.

-Lo sé- le respondí, alejándome de ella y saliendo a la calle, dispuesta a dirigirme al hotel.

No volví a oír su voz ese día y supuse que se fue con Dalton a descargar sus penas, su decepción por mí, y otras cosas que me incluían a mí pero que no me interesaban en lo absoluto. Si mi propia madre no me quería apoyar, quedaba en su conciencia, no en la mía. 

Tomé un taxi hasta el hotel. Me sorprendí a mí misma subiendo las escaleras con cansancio en lugar de usar el ascensor, pero sinceramente ni quiera estaba de ánimos para escuchar la irritante música de ascensor o esperar ahí por horas completamente quieta a que llegara a mi respectivo piso.

Entré a mi habitación con mi llave y me lancé a mi cama. Nos iríamos al día siguiente, temprano por la mañana. No sabía si seguían en el mismo plan los demás, tal vez se quedarían unos días más en Inglaterra para resolver los temas de mi renuncia, tal vez no, no sabía, no me importaba, lo único que me preocupaba en ese instante era Julian y el hecho de que me seguía queriendo a pesar de lo estúpida, inmadura y mentirosa que había sido, sobretodo con él.

Había que admitir que sabía que intentar estar de nuevo con él no solucionaría nada, porque de todas formas él se iba a enterar, de todas formas yo me iba a ir, de todas formas no había ningún futuro para los dos juntos. Éramos diferentes, siempre lo fuimos. Y por desgracia más ahora lo que hacíamos era alejarnos cada vez más, sólo por mi culpa. Lo iba a extrañar, demasiado. Nos odiamos en nuestro peor momento y nos quisimos en el mejor. 

Una semana con un chico cada dos años. Si funcionaba así, prefería alejarme.

Ir a la universidad... era mi única opción. No iba a regresar a la carrera, no iba a tomar otra cosa que se pareciera a ser modelo. Me iría a la universidad a pesar de ni siquiera haberme graduado de la forma correcta. Dalton me había obligado a dejar todos mis estudios de lado para estar dedicada sólo y únicamente a mi fama. Pero ya no valía nada aquello, sólo era algo que había dejado atrás hacía tan sólo unos minutos.

Pensé en la universidad de Nueva York, pero estaba segura de que luego de todo esto, mi madre me odiaría lo suficiente como para asesinar a su propia hija. En la universidad de Inglaterra... Un mensaje me llegó al móvil haciéndome despertar de mis pensamientos. Vi la pantalla con esperanza de que fuera Julian, pero... ya sabía que jamás iba a ser él, al menos no por un tiempo.

«Prepara tus cosas. Nos vamos a Nueva York mañana por la mañana»

Era mi madre. Era de suponer.

Me levanté para ordenar mis cosas en mi maleta. No valía la pena seguir intentando, seguir soñando con que al quedarme lograría algún avance en algo. Mi manera de ser ya había cambiado por culpa de la pasarela, dudaba mucho que fuera a cambiar otra vez quedándome donde había nacido. Aunque tal vez sí lo hacía... de todas formas, no servía de nada.

Un nuevo mensaje llegó a mi móvil haciéndome poner los ojos en blanco al verlo. No tenía ánimos para leerlo. Si era mi madre se podría esperar. Si era Dalton... Él ya sabía que de todas formas no lo iba a leer. Dejé mi maleta hecha a un rincón de la habitación y sentí cómo mi cara hervía por el cansancio. Fui al baño y me mojé la cara, tocando mi frente una vez seca. Tal vez tenía fiebre. Salí en dirección a mi cama y me subí en éstas resignándome a leer el mensaje. Lo desbloqueé y me dirigí a mis mensajes recientes recibidos.

Sentí un nudo hacerse en mi garganta y me tuve que acurrucar en mi cama por un segundo para no llorar. Por alguna razón me dolía y la verdadera razón era que lo quería demasiado como para dejarlo y aún así lo estaba haciendo.

«Jamás podré olvidarte. -Julian »

Yo jamás lo podría olvidar tampoco.

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Volando alto (VCLN2)Where stories live. Discover now