#23: Actos del karma

2.8K 174 4
                                    

El brazo de Julian en mi cintura me condujo hasta la fila del cine. Veríamos una película que él había escogido, recién salida a la pantalla grande. Yo no me quejé, ya que no tenía una mejor idea que la de él y de todas formas no se veía tan mala.

Notado sea el factor de que dije "tan mala", acentuando el "tan", unas mil veces, no nos vayamos a los extremos. Que Julian fuera lindo y adorable, no significaba que sus gustos fueran los mejores del mundo. Es decir, ¿alguien recuerda a Amanda?

-Estos son sus boletos. Aquí tiene, y gracias por comprar- la muchacha que atendía la caja le entregó sus tickets al caballero que iba delante de nosotros, y tan pronto éste se fue, nosotros nos dirigimos a la chica.

Era castaña, con ojos marrones y una sonrisa acompañada de hoyuelos.

Volteé mi cabeza rápidamente a ver a Julian. Y volví mi mirada a la chica segundos después.

Parecían dos gemelos que fueron divididos al nacer.

-Hola, mi nombre es Julieta. ¿Qué desean ver?- dijo dulcemente la castaña.

Mis ojos se abrieron bruscamente aunque intentando pasar desapercibida. Julian, Julieta, castaño, castaña, ojos marrones, hoyuelos.

Insisto: Ge-me-los.

Julian dio el nombre de la película y hablaron por unos cortos segundos de... de cosas que no llegué a atender, si debía ser sincera. Es decir, compréndanme. ¡Acababa de encontrar a la gemela perdida de mi novio! Me sentía como Albert Frankenstein cuando descubrió América en 1914. Esperen, creo que la frase no iba así.

-¡Oh mi dios!- de repente una voz chillona me trajo a la realidad, sacándome de mis pensamientos enredados acerca de si era Einstein o Frankenstein, si había descubierto él o no América, y si había ocurrido aquello en 1914.

¿No que en esa fecha había sido la Segunda Guerra Mundial?

¿O era la primera?

-¡Eres Oriana Sabatini!- exclamó de nuevo la chillona y aguda voz. Era una chica, compañera de la tal Julieta por lo que podía ver ya que llevaban la misma blusa de trabajo y el mismo gorro ridículo con el nombre del cine.

Oh no, esto no me olía nada bien. Ah, no, era su aliento.

-¿Me das tu autógrafo?- preguntó ilusionada. Arqueé una ceja, intentando demostrar mi confusión falsa ya que sabía perfectamente por qué me pedía mi firma.

Por otro lado, se me hacía raro que una chica que prácticamente ni siquiera vivía en los Estados Unidos me conociera. Y por otro lado (sí, mi vida siempre tiene tres lados, como un triángulo), ¡la chica me conocía! Me sentía verdaderamente famosa, aunque para mal, porque Julian no se podía enterar de que era modelo y ya saben.

Tuve que hacerla pasar por loca con problemas sobre reconocer gente.

-Lo siento, no te conozco- dije extrañada mientras empujaba a Julian para que dejáramos la fila.

La chica chillona se había tirado al suelo y me agarraba psicópata de mi tobillo mientras se arrastraba como trapo sucio lloriqueando melodramáticamente.

Qué miedo.

-¡Por favor!- lloriqueó-. Dame tu autógrafo.

Definitivamente, ella era más que una fan.

Acosadora.

-¡No sé quién cojones eres!- dije fingiendo confusión.

Más bien alteración, de verdad que esta chica me comenzaba a dar miedo. Nunca antes nadie se había comportado así conmigo, normalmente una foto, sí, un saludo, de acuerdo, todo bien, pero nadie se había lanzado al suelo para pedirme un autógrafo.

Volando alto (VCLN2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora