#22: Su novio

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ORIANA POV:

Me escabullí lo mejor que pude por el hotel para llegar con vida y sin regaños a mi habitación.

Me sentí como un espía del gobierno completamente profesional. Para empezar, al llegar al hotel, mi madre estaba como halcón esperando en el lobby, o más bien, esperándome en el lobby. Conocía perfectamente su expresión de "esta niñita se las va a ver conmigo cuando aparezca" y les digo de antes que esa expresión puesta en su rostro, no es buena, al menos no para mí.

Tuve que caminar tras un hombre gordito y barbón hasta llegar al ascensor para que mi madre no me viera llegar. Lo que, en parte, fue bastante incómodo, ya que al llegar al ascensor el hombre se me quedó viendo cuando notó mi presencia.

Decidí usar las escaleras para evitar el momento incómodo que él y yo pasaríamos de seguro si nos íbamos juntos en el elevador.

Lo malo fue que Mateo  iba bajando por las mismas escaleras por las que yo estaba subiendo. No tuve de otra que empujar a una anciana que también iba en dirección hacia arriba para que Mateo se distrajera ayudándola.

Boté a una anciana.

Qué mala era por dios.

Finalmente llegué a mi piso (gracias al cielo) pero al voltear la cabeza en dirección a mi cuarto de hotel, me encontré con Dalton esperándome en la puerta.

¿Todos se habían puesto de acuerdo para que esto se viera más difícil que jugar "Unfair Mario"? Porque si era así, lo estaban haciendo bastante bien.

La única solución que pude encontrar en el momento fue gritar "auxilio" poniendo voz de hombre y escondida detrás de una planta de plástico que había al final del pasillo. Dalton se puso atento y se acercó a pasos rápidos adonde yo estaba, con la suerte mía de que siguió de largo.

Y así llegué con vida a mi habitación de hotel. Fue todo un logro la verdad, debía ganarme un premio por eso, y mi discurso sería algo como:

«Gracias al gordito barbón, a la anciana que tiré por las escaleras y a la planta de plástico, porque sin ellos, no habría llegado hasta aquí, literalmente»

Me di una ducha y me cambié de ropa lo más rápido que mi flojera me lo permitió. Es decir, intenten estar activos luego de haber pasado toda una noche llorando y haber corrido por un hotel para que no te atrapen, es complicado, fue complicado, tenía derecho a querer dormir.

Abrí los ojos de golpe al darme cuenta de que me había quedado dormida en la alfombra.

Oh, vaya, mala idea dormir en el piso, me terminó doliendo todo, y eso que solamente había durado cinco minutos ahí abajo.

Tomé mi cabello en una cola de caballo y me eché un poco de perfume en mi cuello y en mis muñecas. Me había vestido con una blusa blanca, unos pantalones, mis copias de Vans y una chaqueta negra.

Bueno, no me veía mal.

Me agaché frente a la puerta y vi que los pies tranquilos de Dalton seguían afuera de la habitación. Maldito desgraciado, ¿ahora cómo me iba a escapar a la casa de Juliano?

Si no ayudas, no estorbes. Así funciona, Dalton, ahora vete.

-¿La has visto?- la voz de mi madre suena segundos después de que el "ding" del ascensor traspase mis oídos.

Acerqué mi oído a la puerta y lo dejé pegado ahí para poder escuchar bien la conversación. Hasta podía resultar  interesante.

-No, no la he visto- suspiró Dalton. Pobre idiota, jamás me atraparían-. Te sienta muy bien esa blusa, por cierto.

Volando alto (VCLN2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora