#34: Dejar de amarla

2.2K 224 9
                                    

JULIAN POV:

-Lo lamento mucho, amigo- dijo Tomás palmeando mi espalda suavemente y dándome una lata de cerveza. Negué con la cabeza, despeinando mi cabello con una mano.

No valía la pena seguir lamentándome, pero no tenía nada más que hacer. Le había enviado un mensaje a Oriana hacía unas horas y no me había contestado. No sabía cómo tomar eso. El enojado debía ser yo, el que la ignorara debía ser yo, pero no podía, porque la quería demasiado y al fin cuando creí que lo nuestro podría tomar un buen camino... todo resultó ser una maldita mentira.

Ni siquiera comprendía cómo no me había dado cuenta antes, era algo obvio. Tan cambiada, su comportamiento extraño... Estaba tan segura de sí misma. Acabé creyendo que esta nueva Oriana era fenomenal y que era aún mejor porque seguía teniendo una parte de la antigua. Pero el problema había sido que no quedaba nada de la vieja Oriana... y yo quería a esa Oriana, a la chica que me odiaba en la secundaria y sus ganas de matarme eran infinitamente grandes.

Una vez me dijo que su sueño era cantar... Parecía tan esmerada en llegar a la universidad... ¿Por qué ahora parecía tan desesperada por llegar alto que aceptó ser una modelo cualquiera? No lo entendía.

-¿Quieres que llame a Candela?- me preguntó Tomás amablemente. Negué con la cabeza otra vez, decaído-. ¿Quieres que te traiga a unas putas para que te animen?

-Maldita sea, Navarro, ni siquiera te he contado lo que pasó- gruñí volteando a verlo.

-Detalles, detalles. Yo sólo quiero ver a mi amigo bien. Además tú dijiste algo de Oriana. ¿Terminaron, no?

Suspiré escondiendo mi cara entre mis manos. Había sido peor que eso. En el fondo no quería terminar con ella. Por fin tenía lo que me costó tener. A ella, a mi lado. Y ahora, solamente era un chico perdedor sin chica, engañado y acompañado de mi mejor amigo el cual se acababa todas las cervezas de mi refrigerador.

Ni siquiera tenía sentido luchar por ella. Se iba a ir a Nueva York, iba a dejar este lugar de nuevo. Ya tenía una nueva vida allá y por desgracia mía yo no estaba incluido ni la vez anterior ni la de ahora, porque siempre acababa siendo el que arruinaba todo, siempre era la razón por la cual se alejaba de aquí.

Tenía el sueño de que ella volvería, que ella regresaría por una segunda vez. Pero si la primera vez que regresó, terminó siendo un desastre, ¿por qué la segunda sería diferente?

Mi celular vibró y yo lo tomé con desesperación, esperando que fuera ella. Era un mensaje de mi mamá, diciéndome que iba llegando a casa. Luego de que llegáramos a nuestro hogar terminado todo el problema del desfile, ella salió por unos temas de trabajo. "Dalton".

-¿No tienes más cervezas?- me preguntó Tomás husmeando en mi refrigerador.

-¿Tú qué crees? Amigo, pareces tú el deprimido alcoholizándote a estas horas. ¿Pasó algo?- cuestioné frunciendo el ceño.

-Además de que todavía no consigo el perdón de Zoe y que acabo de verla con otro tipo andar felizmente caminando por ahí, sí, todo bien- respondió tomándose de golpe un vaso de agua. Se limpió la boca con la manga de su camisa-. ¿Es que no soy suficiente para esa mujer? ¿Por qué no me perdona?

-Tú tranquilo, Tom, ya pronto todo acabará- le aseguré, recordando que Candela se iba la mañana siguiente de Londres-. Además si mal no lo recuerdo, tu intento de pedir perdón acabó en Zoe con un huevo en la cabeza.

-¡No sabía que iba a terminar así!- se quejó.

Todos sabíamos que algo iba a salir mal y él no. Qué curioso.

-Pero Zoe ya pareció olvidarme. Porque el chico con el que iba no era uno de sus hermanos ni ningún familiar de ella que conociera. Esto es horrible. Me remplazó con un tipo cualquiera. Necesito animarme.

-¿Quieres que nos vayamos de putas o quieres ver películas románticas y comer helado?- le pregunté. Me miró con ojos de cachorro y formó su boca en un puchero.

-¿Puede ser la segunda opción?

Terminamos yendo a comprar helado y comiéndolo hasta no sé qué horas de la noche. Mi mamá ya había regresado y estaba en su habitación seguramente entrando en pánico de por qué su hijo estaba viendo "P.S: te amo" comiendo helado y con su mejor amigo Tom mitad gay.

Es decir, yo me habría llevado a mí mismo a un psicólogo. Pero esto no se trataba de mí, sino de Tomás.

Así que lo llevaría a él al psicólogo.

-Quiero beber alcohol- dijo haciendo una mueca-. ¿Podemos volver a comprar?

-Te tomaste toda la cerveza de la casa y en el supermercado no había nada más que helado y condones. Amenos que quieras tener sexo conmigo, ir de regreso a la tienda no nos servirá de nada.

-Aguafiestas.

-Alcohólico.

-Iré a fumarme un cigarro. Ya vuelvo- dijo dirigiéndose a la puerta de entrada.

-Tú no fumas.

-¡Ya lo sé!- exclamó desapareciendo de la casa y cerrando la puerta con fuerza. Bufé.

Iría a comprar más cerveza.

Claramente ninguno de los dos estaba bien, ambos teníamos problemas con nuestras novias, o más bien, nuestras ex novias. Al menos para mí se oía raro decir eso. Por un lado porque Zoe y Tomás eran perfectos juntos y por mi lado, bueno, porque ella y yo jamás fuimos novios de verdad. Solamente fue una mentira y siempre todo acababa mal con Oriana. Quizá era mi culpa, quizá era su culpa... Quizá era nuestra culpa. Ambos. Ambos siempre.

Los dos no encajábamos.

Éramos diferentes, siempre éramos diferentes.

Nunca lográbamos encajar.

Tal vez era hora de aceptarlo y dejar que Oriana se fuera.

Y lo haría.

Era cierto que aveces deseaba regresar en el tiempo y no haber sido un idiota con Oriana. Jamás haberla rebajado al nivel de la ñoña escolar, sino haberla dejado tranquila, ella con sus amigos, yo con los míos. Deseaba volver en el tiempo y enamorarla sinceramente en lugar de tener que pasar por todo lo que pasamos.

Quería verla feliz, conmigo. Quería que tuviera a alguien, y que fuera yo. Quería saber qué hubiera pasado si me hubiera quedado con Oriana Sabatini para siempre.

Mi móvil sonó y yo lo vi con pereza. De seguro era un mensaje de Tomás diciéndome que lo ayudara a buscar cerveza. Lo abrí, lo leí, y una sonrisa nostálgica se formó en mi rostro sin mi consentimiento.

«Jamás podré olvidarte tampoco, simio -Oriana»

Una pequeña y ligera risa abandonó mis labios. Definitivamente nunca podría dejar de amarla.


90 votos y sigo! Se vieneee!!

Volando alto (VCLN2)Where stories live. Discover now