Epifanía

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Avril Lavigne - My Happy Ending


—¡No! —Grita Raúl levantándose de la silla del bar donde nos encontramos, junto con todo el local.  —¡Y una mierda que eso ha sido fuera de juego! —Grita de nuevo él, pero al lado de tantos gritos de frustración apenas parece que lo haya susurrado. 

Mark ha marcado hace apenas unos segundos pero el arbitro no lo ha dado por valido ya que se argumenta que era fuera de juego. 

—Tranquilízate. —Le reprendo a Raúl que sigue despotricando en voz alta.

—Tú calla, que si hubiera sido tu novio el del chute estarías peor que cualquiera aquí. —Me responde en tono borde mientras se sienta a mi lado de nuevo. Me río sin tomarme mal su respuesta ya que sé como se pone cualquiera de mis amigos viendo el fútbol.

—Puto arbitro... —Se queja Nat a mi lado. Me río sacudiendo la cabeza.

Faltan quince minutos para que se termine el partido entre la Federación Española y el Real Manchester.

Y tanto el equipo ingles como el español han dado tanto de si que el marcador sigue en empate a cero.

Los gemelos Dickenson a penas dejan a la defensa española respirar un segundo y lo mismo pasa con Lucas, cuando el balón no circula en los pies de los gemelos, lo tiene el italiano.

Por lo visto el entrenador no les hizo mucho caso en el hecho de usar una alineación 4-3-3 ya que están usado una táctica ofensiva y no una defensiva tal y como oí que pedían los tres capitanes del equipo español.

 
Personalmente creo que ha cometido un error, visto el hecho de que ahora mismo llevan algo así como setenta y cinco minutos esforzándose al máximo y el único tanto marcado ha sido anulado por el arbitro.

Veinte minutos después, contando los cinco minutos de prórroga añadidos por el arbitro, el partido termina cero a cero. A parte de los lamentos de la gente del bar, con mis amigos también, veo la cara de decepción de Lucas en primer plano en la televisión de alta definición del establecimiento donde hay más de veinte personas plagadas viendo el partido.

Cerca del túnel de los vestuarios veo como Lucas se saca la camiseta dejando a la vista para millones de personas sus fantásticos abdominales, y el gemelo Dickenson que por el nombre de su dorsal es Dylan hace justamente lo mismo y con un par de palabras se intercambian la camiseta con una sonrisa, a pesar de haber quedado en empate y que ninguno de ellos se haya llevado el titulo de ganador a su casa.

Lucas se pone la camiseta y Dylan hace lo mismo antes de darse la mano y caminar cada uno a sus respectivos lugares.

El encuentro finaliza y pasan a dar la retransmisión de un programa deportivo que repite las mejores jugadas de los partidos de toda la semana.

—Vayámonos a casa. —Dice Nat. Me levanto.

—He quedado con verme con Lucas después del partido. —Les informo.

Natalia suelta algo parecido a un bufido.

—Pues dile a tu italianito que ha jugado de pena y que la próxima agradeceríamos que metiera algún gol. —Replica Raúl. Suspiro exageradamente.

—Cierra la boca Raúl, que sabes que ha hecho lo mejor de si, pasa que los ingleses son demasiado buenos, y puedes alegrarte que haya quedado en empate, porque podría haber sido peor.  —Le espeto mientras salimos del bar. Oigo que murmura algo inteligible, pero no me detengo a escuchar que dice.

—Ala adiós. —Se despide de mi con un beso en la mejilla mi mejor amiga.

—Va, que vaya bien. —Me despido yo. Raúl me da un abrazo.

La respuesta no es la huidaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ