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Llegué a la casa de los Cullen estando la fiesta empezada. La música se escuchaba hasta fuera, por los grandes ventanales se veían a todos los jóvenes bailar y las luces cálidas daban una sensación sofisticada a la fiesta.

Suspiré y me mentalicé para tener una fiesta tranquila y disfrutar de ella.

Cuando estuve por dar el paso que me haría entrar a la casa alguien se me puso por delante. Alguien que conocía muy bien.

─ ¡Estás graduada!

Mi padre me abrazó efusivamente con la emoción en la voz. Su humor me hizo reírme suavemente.

─ Me alegra poder haberlo presenciado. ─ dijo con cariño una vez separados.

─ Yo también ─ le respondió sonriendo. ─ ¿No es peligroso que estés en la fiesta? Pueden reconocerte ─ dije entrando a la casa.

Aladar miró por todos lados con una sonrisa tranquila.

─ Son jóvenes, nadie me reconocerá. Además, están demasiado preocupados en divertirse.

Asentí a lo dicho y me dejé guiar por Aladar a una mesa con picoteo. Me llené un vaso con champán y cuando le di un sorbo noté la mirada curiosa que me daba mi padre.

─ ¿Qué? ─ le pregunté con la ceja alzada.

─ ¿Charlie sabe lo tuyo con Carlisle? ─ suspiré ante su pregunta y miré mi vaso.

─ Sí. Pero no la versión real.

─ ¿Que le has dicho?

─ Que Carlisle me dejó porque pensaba que era lo mejor para nosotros, ya que le preocupaba la diferencia de edad.

Con mi respuesta Aladar soltó una leve risa y me miró con un poco de...¿pena?

─ Sabes que lo hizo porque de verdad pensaba que era lo mejor para ti ¿Verdad? ─ dijo suavemente

─ Sí. Ya he tenido a alguien que ha hecho lo mismo ─ dije refiriéndome a él. Aladar entonces puso una mueca. ─ Pero esas personas no se dan cuenta de que es mejor pasar penurias al lado de ellos, a estar lejos de ellos por mi bienestar.

─ Lo siento, hija ─ dijo con pesar.

Suspiré y asentí.

─ Ahora ya estás aquí. Es lo importante ¿No?

Con mi respuesta Aladar sonrió.

─ Así es. Pero déjame decirte que estamos aquí ─ dijo haciendo énfasis en el plural ─ Y como dice el pequeño Charlie...tenéis cosas de las que hablar, y ahora es el momento ideal.

En cuanto terminó de hablar miró detrás mia, me giré y seguí su mirada sabiendo lo que me encontraría...Carlisle y Esme nos estaban mirando desde las escaleras.

Suspiré y asentí. Estaba suspirando mucho en el poco tiempo que llevaba aquí.

─ Aún me cuesta pensar en que Esme sea tu compañera... ─ dije volviendo mi mirada a mi padre.

Aladar estaba mirando maravillado hacia las escaleras, específicamente a la morena. Sus ojos brillaban y no era por las luces, y sus comisuras estaban alzadas en una sonrisa super tierna. Se notaba el amor.

─ ¿Sabes hija? A tu madre la he querido y la sigo queriendo con locura, aún no entiendo cómo pudo pasar todo eso. Pero en cuanto veo a Esme...me siento completo.

>> Nunca olvidaré a Dayana, su sonrisa, su risa, sus ojos, su forma de ser...todo de ella lo recordaré con cariño. Más aún ahora que te tengo al lado, eres idéntica a ella, solo que tienes mis ojos azules de cuando era humano.

>> Estoy tranquilo con tu madre, ahora se que podré cumplir mi promesa de cuidarte bien, y se que ella lo sabe. Por eso he encontrado a Esme, siento que haberla encontrado ha sido el empujón de Dayana para que me decidiera a volver contigo.

Los dos nos sonreímos levemente teniendo el corazón cálido. Él por decirme esas palabras y yo por escucharlas.

─ Que sepas que Carlisle tiene mi bendición ─ dijo repentinamente serio, haciéndome reír ─ Él sabe que te ha dañado, y de verdad, parece un niño pequeño sin saber como pedir perdón a su madre por una trastada.─ Volví a reírme con su comparación ─ No te voy a dejar irte a casa sin que antes hayas hablado con él. Decidas lo que decidas te apoyaré, pero primero escúchalo.

Al terminar de hablar se acercó a darme un beso en la frente. En cuanto se separó Esme llegó a su lado entrelazando su brazo con el de él.

─ Me alegra verte aquí, Gala ─ dijo con una de sus cariñosas sonrisas. ─ ¿Puedo...puedo darte un abrazo?

No lo pensé mucho y asentí.

Tenía que seguir hacia adelante, no por ellos, no para que la familia Cullen esté tranquila, sino para estarlo yo, para no tener resentimiento en mi corazón.

En cuanto nos separamos Esme miró a las escaleras y me sonrió.

Suspiré y me alejé de ellos rumbo a las escaleras...donde un Carlisle con el pelo perfectamente peinado como siempre me estaba mirando con una sonrisa nerviosa enfundado en un traje gris a medida.

Mi corazón empezó a latir cada vez más rápido con cada paso que daba más cerca de él, mis manos comenzaron a sudar y mi cabeza a recordar todos los momentos a su lado.

Cuando llegué al primer escalón Carlisle me ofreció su mano para subir. Aparté mis ojos de los suyos y empecé a subir los escalones yo sola.

No quería ningún contacto con él, sino...sabía que no me haría falta escuchar ninguna palabra para lanzarme a sus brazos.

Sempiterno || °Carlisle Cullen° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora