Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola.
Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar relaciones tan íntimas, haciendo que esa soledad creciera hasta hacerla una chica fría y dura ante...
No dije absolutamente nada, pues realmente no sabía que decir.
Asentí con la cabeza y me senté en el suelo.
Él hizo lo mismo.
Y unos minutos después, me tumbé en el suelo.
Paul también lo hizo.
Y así, tumbados en el frio suelo, vimos como la poca luz solar desaparecía entre las ramas de los árboles para dar paso a la luz lunar.
En completo silencio, sin mirar la hora ni hacer nada, sin mirarnos, simplemente...estar juntos.
Y se hacía raro.
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Día nuevo, y esta vez ya despertaba en mi casa, con sábanas nuevas y sin las pesadillas de Isabella.
De nuevo estaba en el bosque con mi abuela practicando mi don, pero por algo que no entendía no podía ver ni una simple imagen como siempre.
─ Otra vez, no te agobies Gala ─ dijo suavemente Eveleen
No se cuantas veces habría repetido "otra vez" en lo que llevábamos de mañana.
─ Céntrate en alguien, tu puedes.
Seguí sus palabras respirando tranquilamente para poder calmarme, de no ver resultados me estaba comenzando a calentar.
Pensé en una persona y sin ninguna razón aparente me centré en su pelo corto moreno, en su ceño fruncido, en sus ojos negros, en su nariz grande, en sus finos labios, en su mandíbula marcada, en su pecho descubierto, en su tatuaje, en su piel tostada...
Paul estaba en una cabaña con Sam y Jared, los tres tenían un rictus serio y Sam hablaba sin yo poder escuchar nada.
¿Por qué había pensado en Paul?
Ese pensamiento me hizo distraerme y volver a la realidad con una bocanada de aire.
─ Ibas bien, lo estabas consiguiendo ¿Por qué paras? ─ me preguntó sin entender Eveleen.
Fruncí el ceño y resoplé disgustada. Mi abuela se acercó hasta mi y me hizo mirarle.
─ Vale, ayer pasó algo. ─ dio por hecho.
─ ¿Qué? No. No pasó nada, abuela ─ dije extrañada.
─ Sí que lo hizo. Hoy estás distraída y no te centras, ayer estabas perfectamente. ─ se cruzó de brazos ─ ¿Se trata del lobo?
Aparté la mirada. No, yo no estaba así por Paul. Ayer no pasó nada. Estaba distraída por cualquier otra cosa.
─ Él no tiene nada que ver ─ mi abuela negó con la cabeza
─ ¿En quién acabas de pensar? ─ me quedé en silencio sin responderle. Estaba pensando en Paul. Pero por él yo no estaba así ─ Gala, ¿qué pasó ayer? ─ preguntó esta vez sería.
