Seis

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Violeta trató de despertarse antes de que Chiara lo hiciera. La luz del día ya se colaba por la ventana y sonrió al ver a la pequeña totalmente relajada sobre su cuerpo, soltando pequeñas respiraciones por su boca, entreabierta.

Se vistió con la primera sudadera que encontró en su armario después de tratar de sustituir su peso, en la cama, por el de una almohada a la que Chiara se abrazó sin dudarlo.

No pudo evitar hacerle una fotografía. Aquella chica era tan especial que Violeta se sintió muy afortunada: aunque lo que tuvieran no fuera para nada serio, ni categorizado, sentía que conectaba con aquella chica a unos niveles a los que nunca había conectado con casi nadie.

No podía despertarla y enfrentarse a una versión matutina de lo que suponía Chiara: esa bola de energía inagotable, esa profundidad a la hora de escucharla —como si lo que Violeta tuviera que decir fuera lo más importante del mundo—... en menos de un mes, Chiara se había convertido en su confidente: sabía muchas más cosas que la mayoría de la gente que había tenido alrededor a lo largo de su vida; tantas, que Violeta se sintió abrumada.

Había una cosa, pero. Una parte de ella enterrada en lo más hondo, una revelación.

No, no podía arriesgarse. No podía volver a abrir su corazón a la idea de ser la persona que quería, específicamente, ser; no tan de golpe, no sin un plan.

No podía explicarle todo a Chiara si eventualmente se iba a marchar de su ciudad.

Podía dejarle pinceladas, de todos modos.

¿Era tan egoísta, querer protegerse?

~~~~~

lanefervivi
pues a ver qué se te ocurre
porque aunque yo ya te conozco
tú no sabes quién soy
y eso es lo que hace que todo esto sea más divertido

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—Le voy a escribir la canción en el bullet journal y este domingo voy a llevarlo a la estación.

Martin hizo un mohín: —Kiki...

Al día siguiente, estaban en el bar de enfrente de la escuela de música cuando Chiara les empezó a contar su plan. Bea estaba trenzando un 'friendship bracelet' mientras acababa con un batido de frutas. Ruslana tocaba unas notas al azar en su bajo, tratando de concentrarse en el trabajo que tenía que tener acabado y Martin, oh Martin... Chiara parecía poseída escribiendo en aquel bullet journal a toda velocidad y su mejor amigo sólo podía preocuparse por ella.

—Cariño, no eres nada seria —Ruslana comentó, dejando a un lado el bajo—. Me estás diciendo, Chiara Oliver, que ayer pasaste uno de los mejores días de tu vida con una chica que, además de ser guapísima, parece que está de algún modo por tí y en lo único en lo que puedes pensar es en una random que no sabes ni quién es y que por lo que sea tiene una hiperfijación conti—

—No concuerdo para nada —comentó Bea, soltando una risa—. Pero es que para nada. A ti te falta cultura lésbica, pero es que ahora mismo todo este asunto parece sacado de un libro de poemas de Emily Dickinson. Yo estaría ob se sio na da, Ruslain.

—Chicas... —Martin volvió a hacer un mohín, suspirando—. No seáis malas. Esto es la vida real de Kiki.

—Vale, pero ponte serio por una vez —demandó Bea—. ¿Team Violeta o team lanefervivi? —Martín rodó los ojos—. ¡No seas aburrido! ¡Tienes que elegir, tu voto desempata!

Chiara fue la que cortó la conversación: —¿Por qué Martin tiene que elegir? Violeta y yo no somos nada y ella se va a ir en, como mucho, cinco meses. Voy a escribir esa canción para Vivi y, después, we'll see.

A Todas Las Versiones De MíWhere stories live. Discover now