Uno

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Chiara, aquella mañana de lunes, salía de clase con una sonrisa que le iluminaba la cara, a punto de dar saltitos.

Las primeras horas de cultura musical le habían parecido muy interesantes; en las clases de guitarra siempre lo hacía bien y cuando tocó composición y le enseñó su nueva letra a Vic, su profesor favorito de todos los profesores del mundo, todos quedaron impresionados ante la canción que lograron sacar en diez minutos.

—Lo que has enseñado hoy en clase es muy guay —le comentó Ruslana, una de sus mejores amigas dentro de la escuela, a la salida de clases—. Esa no me la habías cantado todavía.

—Oh, claro que no. Es que la escribí ayer.

—Sí hombre. ¿Ayer? ¿Y ya la tienes así? Nos vas a dejar a todos los demás en ridículo —Juanjo, otro muy buen amigo, pasó su brazo por el hombro de Chiara, que sonrió contenta ante el halago del chico—. ¿Qué vais a hacer hoy? Martin me ha pedido que le acompañe al ensayo de su grupo de teatro, pero como tenga que volver a ver un fragmento más de 'Dirty Dancing' os juro que me voy a pegar un puto tiro —Ruslana se empezó a reír—. Es que, qué pesadico, en serio. Y no os sabéis la última, ¿eh? Se ve que su coprotagonista; Chiara atenta, que esto te va a hacer gracia —la chica hizo caso, saliendo de su habitual disociación para fijar su vista en su amigo—. Se ve que Suzette, así se llama la muchacha, os vio haciendo volteretas, laterales y esas mierdas en el parque el otro día y ahora está obsesionada con que Martin le haga el porté.

—¿Qué es un porté? —preguntó Chiara, algo confundida, ante la risa de Ruslana y Juanjo.

—Pues amor, la elevación esa que hacen en el número principal de la película, que la chica acaba volando en los brazos de él —Ruslana respondió.

—Ah... ah, vale, ya entiendo.

—Juanjo, yo tengo planes —dijo Ruslana, en medio de una risa por la reacción de su amiga—. Me sabe fatal, pero Bea lleva detrás de mí como una semana para empezar el proyecto de la clase de técnica y, como no lo empecemos ya, el viernes Mamen nos va asesinar.

—Qué aburrida. ¿Y tú, Chiarita? ¿Algo que me libre de la tortura horrorosa a la que me quiere exponer mi novio?

Entre risas, contestó: —Creo que quiero seguir la canción. Perdón. Es que estoy muy inspirada y esto me pasa, yo qué sé... no me pasa nunca.

Juanjo rió: —Uy, con la inspiración. A tí te ha pasado algo. Larga por esa boquita, Chiara Oliver, pero ahora mismo.

No es que tuviera nada particularmente especial que explicar, pero les contó el proceso: de cómo le había ido en el metro, de cómo Alex la ayudó, de lo tan bien que se sintió... se dejó para el final, claro, lo del dibujo.

Aquella pequeña cosa, tan aleatoria, diminuta, le había cambiado (por lo menos aquella noche anterior) todo su 'mood' sobre sus composiciones. Porque antes del dibujo, Chiara llevaba meses sin escribir nada. Absolutamente nada. Desde que le rompieron el corazón, sentía que todo lo que escribía era basura redundante y, como terapia, dejó de escribir sobre ello, sobre ella, a ver si así lo superaba. Y le había funcionado, ¿eh? Pero con ella se habían ido sus palabras.

Ruslana y Juanjo escuchaban con interés, como siempre que Chiara explicaba una de sus tantas historias, pero aquella vez no la vieron emocionada como siempre estaba. La vieron, más bien, diferente. Adulta.

—Así que la canción se llama así por la dedicatoria del dibujo —concluyó Ruslana, ante el leve asentimiento de Chiara.

—Cómo sois las lesbianas, de verdad —bromeó Juanjo, dejando un apretón cariñoso en el hombro de su amiga al decir eso—. ¿Y no sabes quién lo dibujó? Vaya putadón. Bueno, cuando dentro de unos años seas famosa y esta canción esté en Spotify, a lo mejor...

A Todas Las Versiones De MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora