A través del Cristal [Cristal#2]

Capítulo 24

—Ella nos odia —Anne murmuró al otro lado de la puerta de Ellie, sin que ninguno se atreviera a abrirla.

—No la culpo, yo también lo haría.

—¿Y qué se supone que le digamos ahora?

—No creo que ninguna de las cosas que tengamos para decir tengan sentido ahora. Solo hagámoslo y ya.

Cuando entramos, nos encontramos con una gran habitación, la cual había olvidado su gran amplitud. Mis ojos viajaron a Ellie, quien estaba sentada frente a su tocador con la mirada fija en su reflejo; tenía un aspecto descuidado, sin siquiera haberse retirado el maquillaje de la noche anterior, pues se notaba por el rímel corrido en sus ojos.

—¿Tan mal me veo que vienen a dejarme su lástima? —su voz salió pastosa.

—Sabes que no es así —Anne habló primero—. Somos tus... —dio un paso, hasta percatarse de lo que estaba por decir.

—¿Amigos? ¿Eso ibas a decir? —levantó las cejas.

—Ellie, tienes que escuchar...

—Adivinaré —interrumpió—. Tu vienes a defender a Damon, y tú a Adam.

No se equivocaba.

—Claro que no —objetó Anne—. Venimos para hablar por nosotros. Sabemos lo que ellos hicieron, ¿pero puedes escuchar por qué nosotros hicimos lo que hicimos?

Dejaría que Anne contara su parte, ya que mis razones continúan siendo algo ambiguas.

—Sabía...sabía lo de Damon —empezó ella—. Sé que fui egoísta, quise proteger a Adam, pero también a ti, Ellie. También pensé en ti —se inclinó hacia ella, buscando conexión en medio de la distancia que se había formado.

—Anne tiene razón, Ellie —continué—. Siempre nos preocupamos por ti. Todas las veces que ellos estuvieron indispuestos a contártelo nos molestamos, ¿pero qué podíamos hacer? Si hubieras estado en nuestro lugar... ¿habrías contado el secreto de alguien que quieres?

—No lo habría hecho —respondió, alzando la cabeza con la barbilla en alto—. Pero tampoco trataría de ocultarlo si la otra persona también iba a salir lastimada. ¡Solo mírenme! Soy la estúpida a la que engañaron que dicen llamar amiga. A la que sus ahora dos ex novios resultaron ser cómplices en la muerte de su hermano, asesinos los cuales estuve buscando y estuvieron frente a mis ojos todo este tiempo, ¿les parece poco?

Las lágrimas volvían a rodar por sus mejillas, su pecho se movía con desesperación mientras luchaba por contener la tormenta de emociones.

—Me di el tiempo de sentir lástima por ellos —su voz se redujo a un susurro—, por sentir que éramos iguales al perder a alguien que amábamos. Les di un lugar en mi corazón y ellos lo destrozaron como si no valiera nada, y luego mis amigos, las personas en quienes más confiaba...parece que ellos no confiaban en mí. Lamento no ser Adam o Damon para que me protejan así. Al menos ellos tienen a alguien que lo haga.