Capítulo 11. Parte 1

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No siempre fui la versión cruel e indiferente de mí mismo que soy ahora, o al menos eso es lo que creo

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No siempre fui la versión cruel e indiferente de mí mismo que soy ahora, o al menos eso es lo que creo. Hubo un tiempo en el que mi corazón latía con la inocencia de la niñez, cuando quería a mis hermanos más de lo que puedo recordar. Aquellos primeros momentos en los que entré en su vida dejaron huellas indelebles en mi memoria.

Recuerdo claramente el día en que me llevaron a casa con ellos. Mis hermanos mayores, con sus rostros llenos de curiosidad y expectación, me miraron como si fuera un regalo sorpresa. Yo era un recién llegado en un mundo lleno de posibilidades.

—Él es muy pequeño, ¿cómo podremos jugar con él? —se preguntó uno de mis hermanos, un niño de cabellos rojos que ya estaba formando una expresión de decepción.

No podía dejar que esa duda persistiera en sus mentes. Fruncí el ceño, como si quisiera mostrarles que yo también podía ser un niño valiente y dispuesto a formar parte de su mundo. En ese momento, sin pensarlo mucho, le solté un golpe en la cara, provocando risas en todos los presentes. Solo quería que se dieran cuenta de que estaba listo para agradarles de cualquier manera posible.

—Creo que ya me agrada —dijo el ojiazul de cabello negro.

La chica de cabello largo y oscuro se inclinó hacia mí con una mirada juguetona y una advertencia en su voz.

—Más vale que no te metas a mi cuarto, pulga —me advirtió en tono amigable, aunque yo la miré sin entender del todo el significado de sus palabras.

A pesar de mi falta de comprensión de lo que eso implicaba, me sentí aceptado y querido en ese momento. Todos estaban radiantes de alegría con mi llegada, y aunque aún era un bebé indefenso, sentí que era parte de algo especial.

Mi padre, sosteniéndome en sus brazos con ternura, pronunció palabras que se grabaron en mi memoria.

—Ellos son tus hermanos, Damián —dijo con una voz llena de amor—. De ahora en adelante, cuidarán de ti, y tú de ellos.

Esas palabras resonaron en mi corazón, marcando el comienzo de una vida llena de desafíos.

En la escuela, siempre había sido el centro de atención de mis compañeros. Era asombroso cómo todos parecían adorarme, pronunciando palabras de elogio y admiración. No podía evitar sentirme un tanto incómodo con tanta atención, incluso hablaban de lo increíble que era Damon.

Una tarde, mientras caminábamos de regreso a casa, le planteé la pregunta que me había estado rondando la cabeza. Damon, siempre amable y dispuesto a jugar conmigo, me miró con una sonrisa traviesa antes de responder.

—En la escuela los demás niños te adoran, dicen que eres increíble.

—¿Y tú qué dices sobre eso? —preguntó con curiosidad, sus ojos chispeando con diversión.

Me encogí de hombros, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar mis pensamientos.

—Mmmh, supongo que lo dicen porque no te conocen realmente. A veces eres un poco odioso —dije con sinceridad.

A través del Cristal [Cristal#2]Where stories live. Discover now