Lonely omega

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Olvidaba lo ruidosas que las fiestas podían ser, si, Checo aún era un joven omega, pero los ruidos estridentes mientras veía a jóvenes estúpidos vomitando en el jardín no eran la definición de lo que quería hacer un jueves por la noche.

Pero aquí estaba, acompañando a su amigo, que a la vez acompañaba a su joven novio que al mismo tiempo iba a buscar y regañar a su hermano menor por organizar una fiesta en su casa. Adolescentes, agradece haber pasado esa fase.

No sabe cómo se metió en ese enredo pero no era agradable, se supone ahora debería estar cenando en algún lugar elegante, al igual que Carlos debería estar descansando para la próxima carrera que sería en Mónaco en el fin de semana. A veces envidiaba que su amigo si pudiera correr en la F1, pero rápidamente desechaba esos pensamientos, su vida era buena.

La casa era una mansión, el novio de su amigo era rico, le recordaron su época donde le encantaba molestar a los alfas al rechazarlos, la vida era buena en esa época, no salió a tantas fiestas, pero a las que asistió fueron muy divertidas.

Otra razón del porque estaba en ese país, era porque esa noche se le presentaría a su prometido, su futuro Alfa, porque según la sociedad, ser un omega masculino exitoso no era lo suficientemente correcto, porque si bien los estigmas iban desapareciendo lentamente, un requisito era estar marcado para no influir en las decisiones de sus socios, una estupidez si se le pregunta, él nunca sería capaz de usar sus feromonas o cualquier medio para manipular. Esa era otra razón por la que nunca pudo seguir su carrera como piloto, ya que sus padres creyeron que sería doblegado, ya que cuando él quiso debutar era un deporte mayormente de alfas, a comparación de ahora que algunos omegas ya están corriendo en los circuitos.

Su padre le presentó varias propuestas, y esa noche, cenaría con el que se le eligió y sería su prometido, porque aunque nunca se hubieran visto, sabía que sería su prometido, su padre lo planeó muy bien, no era solo una cena casual. Tal vez era un acuerdo comercial, aunque no sabía quién era. No le interesaba en lo mas mínimo, por eso decidió aceptar seguir a Carlos, para evitar la situación, ya mañana lo arreglaría.

Su sueño era encontrar a alguien que pudiera verlo por quien es, alguien no tan complicado, guapo, amable, pero más que nada, que lo deje seguir en los negocios y no lo vea como una incubadora, alguien que lo apoye, que no sea temperamental, no pedía mucho.

No se oponía a la idea de unirse a un alfa, pero sí a ser obligado y sometido, eso era indignante para alguien como el, que lucho por muchas cosas en su vida, como el hacer su propia empresa para estar mas cerca del deporte que amaba.

Pronto vio como Carlos se acercaba a él con un vaso fluorescente en cada mano, que obviamente contenía alcohol. Al parecer se quedarían, eso no estaba nada mal, solo que de preferencia deseaba evitar a los niños vomitones y ebrios.

"Y bien? Encontraron al chico?" Preguntó Checo, ya sabiendo cuál sería la respuesta, pues el alfa estaba relajado.

"Si, pero estaba con varios omegas de su edad así que mejor los dejamos solos" el chico según recordaba era un omega, entonces estaba a salvo.

"Y porque me das esto?" señaló el vaso que ya tenía entre sus manos.

"Tienes que relajarte tío, tu soltería está por acabar, así que piensa en esta noche como la última que serás libre" exclamó el español, con algunos tragos encima.

"No ayudas con tus ánimos" pero aun así Checo vació el contenido de la bebida.

"Dime que no nos quedaremos con esta bola de niños" pregunto y Carlos rio al ver la expresión de disgusto de su amigo.

"Charles no quiere perder de vista a su hermano, entonces creo que si nos quedaremos, pero en otro lado, no te preocupes por la prensa, no estaremos exactamente con ellos, podemos ir a algún espacio lejos de ellos"

MarcaWhere stories live. Discover now