+18 | Keyra Nash tiene un problema y con él solo obtendrá otro.
El día de las tragedias para Keyra se conforma por la infidelidad de su novio, sus pocos deseos de dormir bajo ese mismo techo y el fatal hecho de que no tiene a donde ir ni a quien rec...
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—¿Qué vamos a ver? —cuestiono saliendo de la cocina, llevando conmigo las cajas de pizza.
Keyra ya me espera en el sofá vistiendo un conjunto de pijama color blanco sedoso, ese parece ser su estilo favorito porque ya he visto al menos tres de distintos colores.
Por mi parte normalmente solo elijo algún pantalón deportivo y camisetas antiguas—lo mismo que he hecho ahora— porque vivir sólo me había costumbrado a dormir incluso en ropa interior, así que las "pijamas" solo eran necesarias si Kate venía y ahora porque Keyra está aquí.
—¿Tienes alguna objeción en cuánto a las películas? —cuestiona de vuelta mientras yo me siento dejando las cajas entre nosotros, abro la primera tomando un trozo mientras balanceo la cabeza vacilante.
—¿Favoritas?
—Romance—Ella se encoge de hombros tomando mi laptop de la mesa de centro para buscar la película, yo rio entre dientes ante lo predecible que parece ser, pero de todas formas pregunto:
—¿Por qué?
—Pensaba que si me gustaban más las películas de romance terminaría siendo la protagonista de una—Vuelve a encogerse de hombros para restarle importancia, pero la verdad cuelga sobre esa declaración.
Incluso con los pocos días que llevo conociéndola se hace un poco evidente que Keyra fue la adolescente que soñaba con castillos y príncipes subiendo por su ventana, no es que sea algo malo, pero ese tipo de chica en la vida real pasan más tiempo decepcionadas que felices.
El romance en la vida real es un poco más difícil de lo que se pinta en los cuentos.
—Yo prefiero las películas de terror, pero no quiero terminar siendo protagonista allí. ¿Y si me dejas ser el protagonista en las tuyas? —murmuro en respuesta y ella rueda sus ojos.
—En tus sueños, payaso—Una sonrisa se desliza sobre mis labios antes de llevar mi trozo de pizza a mi boca para dar una gran mordida.
—¿Entonces qué vamos a ver? —repito tomando el segundo trozo de pizza, a este paso terminaré de cenar antes de que ella elija la película.
—Me gustan las películas de romance antiguas.
—Elige una—insto mientras subo los pies a la mesa de centro, ella me observa levantando las cejas y ladea la cabeza.
—¿No vas a objetar por tus gustos?
—Veo cualquier cosa, pero si nos quedamos despiertos entonces podríamos elegir una de mis gustos, sí—simplifico mientras me encojo de hombros.
—¿Ves cualquier cosa o solo estás instándome a elegirla yo porque te vas a dormir?
—Es probable, sí, pero ¡oye! Prometo ver la mitad, mi madre decía que la intención es lo que cuenta—Rueda sus ojos antes de llevar la vista a la laptop para finalmente comenzar a teclear, la deja sobre la mesa antes de tomar un trozo de pizza y comenzar a comer.
