01. Un problema, una solución

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Nunca he sido buena para lidiar con los problemas

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Nunca he sido buena para lidiar con los problemas.

Quiero decir, obviamente intento resolverlos, pero es jodidamente molesto cuando no sé qué hacer con ellos y solo tengo ganas de llorar.

Cuando decidí venir a vivir con mi novio a Rennapolis no pensé que resultaría en un desenlace tan trágico, quiero decir trágico para mí, para él parece que ha resultado bastante prospero si hablamos de que se ha deshecho de mí y ha conseguido donde meterla tan fácilmente.

Bueno ha sido al revés, primero consiguió donde meterla y luego se ha deshecho de mí, pero el orden de los factores no altera el producto: me encuentro soltera y en la calle ahora.

Cuando dije en nuestras constantes peleas que estaba mejor sin novio era literal, no que quería que me pusiera el cuerno para que terminemos y terminara en la calle por mi orgullo y por el bien de mi reflejo nauseoso.

Dejé atrás el pueblo donde nací y crecí a pesar de que mamá me advirtió sobre abandonar mi casa por él, aunque Jack nunca fue una persona grata para mamá y sé que debí hacerle caso, pero cuando estás enamorado es difícil pensar, una cosa si se repite en mi mente ahora:

Tu mamá te lo dice y el tiempo te lo confirma.

La frase se registra en mi cabeza y da vueltas por unos segundos en los que observo mi café con algo de impotencia. Es obvio que en algún momento debía salir de casa, ya sea para casarme o para trabajar, no hice ninguna, por alguna razón me mudé con Jack sin casarnos y adopté el papel de ama de casa olvidándome de mi, de mis estudios, de buscar un trabajo, terminé siendo lo que siempre temí: una mantenida, dependiente y ahora estaba sin nada.

La lluvia golpea con fuerza la ventana de la cafetería cercana al departamento donde llevaba unos dos años viviendo con él mientras trato de asimilar lo sucedido esta noche. Regresar horas atrás es un calvario y es lo que he estado haciendo en mi mente mientras remuevo con la cucharilla el café—que ya está frio— y muevo mi pierna de arriba hacia abajo con algo de ansiedad.

Escucho el tintineo de la puerta en la cafetería, no alzo la vista porque temo que las ganas de llorar me asalten a pesar de que ni siquiera está doliéndome tanto la ruptura, se siente una ligera molestia en mi estomago por haber descubierto la infidelidad de Jack, sin embargo, no estoy sintiéndome desgarrada como esperé que fuera—al menos no todavía—, el problema es que acabo de darme cuenta de que había estado dejando que mi mundo girara alrededor de él, tanto que no tengo ni siquiera a donde ir ahora, ni ahorros, a lo mucho algunas prendas y unos pocos regalos que ni siquiera sé si quiero obtener de ese lugar ahora.

—Debe ser muy malo como para que estés llorando—Aprieto mis labios en cuanto la voz de Kate se hace presente, arrastra la silla frente a la mía y luego toma asiento apoyando sus antebrazos en la mesa.

—Estoy soltera.

—¡Felicidades! Era justo que te deshicieras del pirata sin experiencia—Sonríe ampliamente haciendo un gesto triunfante que me hace fruncir el ceño—. Espera ¿Eso significa que...?

Quédate otra nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora