12. Podría acostumbrarme

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—Entonces ¿por qué te estás separando?

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—Entonces ¿por qué te estás separando?

Miro a Indiana tratando de asimilar su curiosidad y el hecho de que es bastante poco discreta en cuanto a su propia vida.

En los últimos cuarenta minutos supe que se ha casado tres veces, los dos primeros esposos se divorciaron de ella y el último murió en un accidente, pero ella dice que ese era el amor de su vida por lo que ha decidido quedarse sola.

También que es la hermana mayor de la madre fallecida de Colton y Kate, su hermana más pequeña viaja por el mundo porque sus hijos—primos de Colton y Kate—son exitosos empresarios mientras que las hijas terminaron casadas con personas igual de influyentes que sus hermanos.

Indiana no tuvo hijos, siempre supo que no los quería y, al cabo de un tiempo se dio cuenta de que era naturalmente estéril así que su deseo fue algo que no tuvo que explicar, sino que se limitaba a responder su diagnostico medico en lugar de decir que no los quería.

—Encontré a mi novio con otra mujer en nuestro departamento—Las pobladas cejas de color blanco se alzan mientras sacude la cabeza con desaprobación moviendo su copa de un lado al otro.

Kate dijo que sabía que en algún lugar había vino en esta casa y, efectivamente, encontró dos botellas de Merlot de la cual la primera ya está a la mitad gracias a Indiana.

—Un hombre pensando con el pene, no me sorprende—Lleva la copa a sus labios mientras se encoge de hombro y suelta un suspiro resignada—. Ve el lado bueno, se descartó solo.

—No seas insensible, tía Indiana—revira Kate desde su lugar en el sofá individual, tarareo con desaprobación antes de llevar la copa a mis labios mientras murmuro:

—Eres la menos indicada para hablar de insensibles, Kate.

—Keyra tiene razón—secunda la mayor mientras lleva su mano libre a su cabello claro—. Pero yo también la tengo. Lo mejor que puede hacer un hombre para que te des cuenta de que no te sirve para nada es meterse con alguien más.

—¿Lo mejor?

—Ambas sabemos que las mujeres enamoradas soportan muchas cosas, cambias tu comportamiento, le preparas comidas que ni siquiera tu comes, soportas a sus amigos machistas y un sinnúmero de cosas que dejamos pasar, algunas incluso perdonan las infidelidades—Me observa con ojo crítico como si se preguntara si yo haré esto último por lo que sacudo la cabeza negando—. En el peor de los casos algunas incluso toleran maltratos antes de irse y otras nunca se van.

Humedezco mis labios saboreando el vino en ellos mientras un escalofrío me recorre la espalda porque tal vez si hubiera pasado más tiempo con Jack me habría convertido en eso último.

—Sigues sin llegar al punto correcto, tía—Kate levanta una de sus cejas hacia ella mientras que yo permanezco en silencio, bebiendo otro poco de mi vino al tiempo que sopeso sus palabras.

Quédate otra nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora