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Iván Archivaldo

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Iván Archivaldo.

Baje a paso lento a donde estaban todos, mi mirada se fijó en Archivalda, quien tenía el brazo de Alfredo sobre ella.

—Me hubiera muerto si te pasaba algo— le dijo el barbero de Alfredo.

Ella solo dio media sonrisa para luego fijar su mirada en mí.

Nadie decía nada, pero él cabeza de brócoli llegó con un aguacate, su amigo Diego con unos ruffles y el Cesar le llevaba una caguama.

Ella sonrió como si de niña chiquita se tratara.

Archivalda

Me dolía mucho la herida, pero mi tío Ovidio estaba muy cómodo recostado en mi panza, era la primera que estaba conviviendo conmigo, no podía quitarlo.

—Está madre sabe bien feo— dijo Serafin, quien comía de mis ruffles con aguacate—Ay no wakatelas, tan chula y curiosita con las comidas— dijo haciendo mala cara.

—No me lo vas a creer Serafin— dije y todos me vieron, hasta mi apá.—pero nadie te pregunto—

—No seas grosera— me reprendió mi apá.

—Pues así soy, y la queso, si no le gusta pues a chingar su...—

—Me caes de la verga Archivalda— Habló la ahijada de mi apá, ni cuenta que estaba aquí— pinché plebe presumida.— me dijo.

—¿Que te caigo mal? Esa es una de las 745 cosas que me vienen valiendo verga, deja de estar mamando— dije harta.

Iván solo estaba mirándome, creo que más por nada era por las muecas que hacía.

Ovidio se movió y senti como el dolor se hizo más punzante, mi papá Alfredo había salido hace poquito y quien sabe dónde andará.

—Ovidio, quítate de con la Valda, la llevaré al cuarto a qué descanse—

Estoy segura que no fue a la única de la casa que esas palabras le tomaron por sorpresa.

—Así estoy bien— dije tomando la mano que Diego me ofrecía para ponerme de pie.

—No no lo estás, déjame ayudarte— me voltee para otro lado— por favor—.

—¡Ya déjala!— grito la ahijada de mi apá, ¿y esta que?.

—¿Te la estás cogiendo?— le pregunté a mi apá y él abrió los ojos más grande de lo que ya.

—¿¡Qué!? Nombre no ¡Safo!— dijo mientras me veía ofendido.

—No te sabes ni peinar y ya quieres venir a gritar a mi casa— dije harta.

Teresa, mi hermano y mis dos amigos junto con Óscar arrugaron su cara al escuchar mi contestación.

Y es que ya no quería usar ofensivos, pero mi manera de hablar era como la de Itati.

—¿No sabes quien soy? Mi apellido es Escobar—

—¿De verdad? A mi me vale una pinché riata como te pinches putas apellides, mi apellido es reconocido y es poderoso— dije ya enojada y mi apá me miraba orgulloso— Pero me hago notar por mi nombre, por qué cuando me presento, créeme que mi apellido solo queda de compañía—

Rodrigo Arechiga.

Seguía y seguía viendo el video que ya andaba rolando por todas las redes.

—Muchos huevos— dijo el chavo mientras limpiaba su arma— Yo digo que no la libro—

—Pues si la libro compa— dije tomando a le cerveza— esa pinché cosa fue rescatada por una trocona dije viendo como una cheyene azul lo rescataba en el video.

—Y qué piensas chino.—

—No se quien chingaos sea, pero si no está conmigo esta contra mí— dije repitiendo el video otra vez— y quiero a este don verdad conmigo—

Alfredo.

Mire la tumba de mi Lichis, mi Luisita.

Tenía solo 17 cuando le quitaron la vida, Iván la había llevado a un antro, se distrajo un momento y ella había desaparecido, al día siguiente la encontramos colgada en un puente, desnuda y con su cuerpo quemado por ácido, además de su cara destrozada.

—Casi pierdo a tu hija— dije mientras sentía como mis ojos se ponían vidriosos.

Acomode mi gorra y los lentes oscuros.

—No puedo perdonarme el que te hayas ido sin yo decirte cuánto te amaba— dije mientras comenzaba a sentir el famoso nudo en l garganta.

•••

Miraba al Jr de Iván jugar con él, ellos dos reían, mientras que Caleb solo los miraba y hacía pucheros.

—Papito, ¿podemos jugar?— le pregunto la niña de 5 añitos.

—Yo no juego cosas de viejas— le dijo Iván ignorándola.

Archivalda solo lo vió y tomó el arma de mi apá, cosa que me puso alerta mientras que mi viejo solo la miraba e Iván ni de inmutaba.

—Déjala tiene seguro— dijo mi apá mientras tomaba.— Ta bonita, yo pensé que iba a salir deforme—

—Pues se parece a Iván— dijo Ovidio.

—Respétame cabron, que de ustedes Iván es el que más se parece a mí— dijo mi apá ofendido y reímos.

No sé cuánto nos distrajimos que cuando voltee a ver a Calebsita el seguro de la 45 de mi apá sonó y antes de que pudiese decir o hacer algo un disparo al suelo, muy cercas del pie de Iván sonó.

—AYYYYYY— Gritó mi carnal.

—Para no jugar cosas de viejas, grita como una— dijo Archivalda colocando el seguro de nuevo, 5 años tiene.

•••

DIFERENTEWhere stories live. Discover now